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SOCIEDAD

La situación de los 'thucistas'

I. URRUTIA

Domingo, 28 de septiembre 2008, 04:30

¿Y qué dice de todo esto el obispado de Bilbao? «Sabemos de la existencia de este grupo de seguidores de la corriente 'thucista' en Bilbao, porque se han puesto en contacto con nosotros. La relación es cordial. Son católicos pero, eso sí, están separados de la Iglesia. Los obispos están excomulgados y los sacerdotes suspendidos 'a divinis'», deja claro Félix Alonso, capellán de la diócesis. Ni siquiera haría falta una declaración explícita de condena por parte de una autoridad legítima, pues en este caso se trata de una castigo automático ('latae sententiae'), tal como indica el Código Canónico. El delito, como suelen decir los especialistas en legislación de la Iglesia, 'ya se encuentra en la conciencia del sujeto desde el momento en que comete la infracción'.

Este movimiento se remonta al prelado vietnamita Pierre Martin Ngo-Dinh-Thuc (1897-1984) -responsable de la ordenación y consagración de los disidentes del Palmar de Troya (Sevilla) a mediados de los 70- y defienden a ultranza los ritos anteriores al Concilio Vaticano II. Se consideran los depositarios de la 'verdad' de la Iglesia católica, igual que los incondicionales de monseñor Lefebvre. La diferencia es que ellos, además, se apoyan en una teoría muy curiosa que les permite, en su opinión, «mantener la fidelidad al Santo Padre».

Esa jugada de ingeniería canónica se debe al dominico francés Gérard de Lauriers, consagrado obispo por el propio Pierre Martin Ngo-Dinh-Thuc en 1981. Es una doctrina que no tiene desperdicio: achaca a los pontífices una deficiencia «gravísima», que sólo pueden superar ellos mismos. La pelota está en su tejado. Pablo de Rojas no titubea al afirmar que «desde Roncalli (Juan XXIII), todos los individuos que han ocupado la sede episcopal romana sufren de un 'obstáculo metafísico', que les impide ejercer una autoridad legítima».

Este 'impedimento' no es más que el reconocimiento del Concilio Vaticano II, por lo que «apenas lo rechacen, volverán a ser papas con todas las de la ley». Dicho esto, se da la paradoja de que el Vaticano admite la 'validez' de un obispo como Pablo de Rojas, mientras que él se la niega al propio Benedicto XVI. «'Nos' no le debemos ninguna obediencia», afirma con rotundidad. Sin embargo, también es verdad que se encuentra a la espera de una entrevista con el nuncio del Vaticano en España. Y dice que le dará la bienvenida «con una capa de raso hasta los tobillos, ideal para la recepción de gente importante».

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