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VÍCTOR J. HDEZ. BRU
Domingo, 14 de diciembre 2008, 03:23
En cualquier partido, sean cuales sean los rivales, puede parecer incluso una locura que el equipo que comience perdiendo por siete goles (0-7) termine ganando el encuentro.
De eso no cabe duda. Sin embargo, como en todo, hay excepciones. Y la de ayer fue una. Cualquiera que siga de cerca la evolución de este Keymare Almería 2008/2009, puede entender muy bien lo que ayer ocurrió en la pista de El Sargal, en Cuenca.
Una vez más, el equipo naranja, el dirigido por Gregorio Borrego, hizo una buena primera parte y se fue al descanso con tres goles, aunque había llegado a tener siete a su favor. En la segunda mitad, volvió a disfrutar de ventajas de hasta cinco tantos, pero terminó perdiendo el partido por uno.
¿Qué pasó tanto en la primera como en la segunda mitad? Pues pasó algo que no es nuevo y que no es, ni más ni menos, que el equipo volvió a acusar el cansancio motivado por la 'flaqueza' casi enfermiza de su banquillo, de su falta de efectivos y rotaciones y del peso que ello supone con el paso de los minutos.
Una vez más, la trayectoria del equipo, a lo largo del partido de ayer, volvió a recordar las dificultades que este proyecto del equipo almeriense suponen en esta temporada, con unos graves problemas económicos que se traducen en esa falta de efectivos y, por tanto, en consecuencias deportivas. Una vez más, los jugadores volvieron a dar la cara, a dejar el pabellón muy alto y a demostrar que merecen un diez en profesionalidad, aunque su condición humana hizo imposible vencer a un 'ejército' superior en efectivos y en dotación 'armamentística'.
Increíble comienzo
De hecho, de haber durado diez minutos el encuentro, los de Gregorio Borrego le hubieran endosado a su rival un set de tenis, un contundente y seco 0-6, que testimoniaba, pasada esa primera decena de minutos, la superioridad de los naranjas en el arranque del espectáculo.
Todavía ampliaría el espectacular parcial en uno más, para el 0-7, con dos goles de Cohelo, Félez y Criado y uno más de Adrián Crowley.
Los almerienses jugaban como los ángeles, defendiendo, corriendo, lanzando sin presión y observando cómo les salía absolutamente todo.
Su renta todavía se mantuvo hasta mediada la primera mitad y todavía a falta de cinco minutos vencían por cinco goles, que se quedaron en tres en el descanso (11-14), consecuencia del agotamiento físico de unos jugadores que se habían cargado con muchos minutos.
La casta de los profesionales les llevó a aumentar de nuevo su renta a la vuelta de la caseta. Habían descansado y, en diez minutos, habían vuelto a la renta de cinco goles (14-19) y amenazaban con dinamitar El Sargal, con un resultado que les metía en la Liga, a pesar de que Alcobendas ganó ayer en Valladolid y se dispara en la clasificación, con lo que ahora Keymare queda colista y muy destacado, a más de dos triunfos de Alcobendas y Cuenca.
El caso es que los naranjas volvieron a desinflarse en los últimos 20 minutos, antes, esta vez, que en la primera parte, lo cual es lógico, por el cansancio acumulado. A falta de cinco minutos, el partido se empataba a 24, aunque todavía resistieron los de Gregorio Borrego. No obstante, con un final de infarto, terminaban perdiendo por uno y viendo 'volar' a sus rivales en la lucha por la permanencia.
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