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La presidenta de la Junta y líder del PSOE-A, Susana Díaz. :: efe
Susana rompe la Omertá en Almería
A-92

Susana rompe la Omertá en Almería

PEPE FERNÁNDEZ

Domingo, 14 de diciembre 2014, 00:36

El pacto de silencio (omertá política) que han venido manteniendo los dos grandes partidos de gobierno en Almería durante dos décadas, PP y PSOE, se ha roto. Ha saltado por los aires de forma sorpresiva e inesperada. Los hechos y actuaciones que se han estado conociendo en los últimos meses, vía personaciones judiciales, lo vienen a confirmar. La ruptura de ese pacto no escrito entre dos poderosos caballeros de la política almeriense, ya amortizados políticamente, ha estado propiciada fundamentalmente desde la dirección regional del PSOE-A.

El acuerdo, el 'modus operandi' durante años, estaba muy claro entre sus dos principales protagonistas, Martín Soler y Gabriel Amat. Ambos aplicaron la manida técnica del chiste del que va al dentista y le agarra de determinado lugar: 'Amigo, vamos a no hacernos daño'. Y así ha sido durante años y años. Nunca, ni el PSOE le hizo daño al PP y viceversa. Fundamentalmente en relación con las cosas de comer que, como bien se sabe, son cosas con las que no se juega. La bronca quedó en pequeñas escaramuzas, asuntos de calado menor, alguna escabechina en pueblos aislados y poco más.

En este contexto, un magnifico sismógrafo de la situación lo venía ofreciendo el Poder Judicial en la provincia, fundamentalmente dedicado a los robagallinas, traficantes varios, delincuentes comunes, derribar casas de turistas y paren ustedes de contar. Habría que realizar un gran ejercicio de memoria histórica para recordar el nombre de un político relevante condenado en estos años de omertá política en Almería.

La Operación Poniente, iniciado allá por el año 2007, fue la única ocasión en la que se corrió cierto riesgo de quiebra de la paz política provincial. El PSOE, entonces socio del PAL, ni siquiera se personó en el macro proceso, dando a entender con su actitud que se trataba, como así fue, de una profilaxis interna (ajuste de cuentas más bien) de la propia derecha en Almería en lucha por el poder interno del PP.

Pero los años pasaron y la larga, larguísima instrucción de la Operación Poniente que no ha terminado, tan solo sirvió para liquidar políticamente a Juan Enciso, sus incondicionales del PAL y a sus amigos empresarios de El Ejido. Porque los de Abengoa, responsables de la gestión de Elsur, ahí siguen haciendo negocio en el Poniente, ahora de la mano de Paco Góngora, aquel muchacho que tanto gritaba «dimisión» en un atril, bajo el balcón del imputado y antiguo preceptor suyo Juan Enciso.

Una operación que quedó circunscrita a El Ejido, aunque las evidencias que la Policía Judicial obtuvo ya entonces habrían permitido a la Justicia llegar hasta la mismísima Puerta Purchena, pasando por el término municipal de Roquetas.

Jubilación forzosa

La llegada al poder socialista en Andalucía de Pepe Griñán trajo consigo la jubilación forzada del líder del PSOE almeriense Martín Soler, quien acabó dando un portazo sonoro y público en la Casa Rosa, sede provisional entonces de la Presidencia de la Junta.

Aquella afrenta de Soler a Griñán, contando que había rechazado no una, sino dos consejerías que le ofreció -menos Innovación que era la que él quería mantener- fue la gota de agua que colmaría el vaso de Griñán quien dictó a su entorno más cercano, los llamados 'griñaninis' -Rafael Velasco, Susana Díaz y Mario Jiménez- instrucciones concretas para un golpe de mano que le quitase al martinismo el control del partido en Almería.

En todo ese proceso, Gabriel Amat y el PP fueron muy respetuosos, de la misma forma que Martín Soler y el PSOE lo fueron cuando empezaron a detener y encarcelar a gente de la derecha tradicional en El Ejido.

Griñán impulsó el cambio de Soler por Sánchez Teruel, recomendado por la entonces presidenta del Parlamento Fuensanta Coves, quien para hacerse con el poder orgánico -que en realidad era de lo que se trataba- logró aglutinar a las familias y tribus del socialismo provincial, a todos aquellos que estaban hartos o dolidos con el denominado 'Clan de Cuevas': Soler, Asensio, Segura Vizcaíno, Llaguno, etc. y que a su vez controlaban las delegaciones de la Junta y Subdelegación del Gobierno.

Pasados los meses, la lampedusiana fórmula del que todo cambie, para que todo siga igual, había obrado nuevamente el milagro en el socialismo almeriense. Sánchez Teruel, un año después, se revelará como un alumno aventajado de Soler, aunque con mucha menos mano izquierda, cintura, capacidad y estatura política para gobernar el partido. De hecho, a día de hoy, son numerosas las agrupaciones, como la de Almería capital, que ya no controla el secretario general.

Y, lógicamente, el nuevo líder del socialismo tampoco cambió ni anuló las reglas no escritas de la omertá con la derecha. Para ello recuperó al considerado 'cerebro' del 'Clan de Cuevas', Antonio Llaguno Rojas, como su principal asesor político en la sombra. En las europeas de mayo, Almería fue la única provincia andaluza donde el PSOE no le ganó al PP.

Todo ello sucedía mientras que en Sevilla el PP acorralaba al PSOE con los ERE, en tanto que desde San Vicente se extrañaban del 'buen rollito' almeriense con los casos judicializados en el territorio de Javier Arenas y Amat.

Adiós al buen rollito

Fue entonces cuando Susana Díaz, consolidada como lideresa indiscutible del partido, dio instrucciones concretas para que se «acabase la complicidad y el buen rollito» con el PP.

Así, de pronto, el PSOE empezó a personarse como acusación en causas judiciales abiertas como La Fabriquilla y la Trama Amat en Roquetas, el Caso Gasolineras en Almería, el Caso de Pepe Cara y Halsa ante el TSJA y parece que seguirán próximamente las personaciones y denuncias ante la Fiscalía contra el adversario político, ojo, en asuntos que provocarán gran terremoto.

Así, de la noche a la mañana, Susana Díaz ha liquidado el pacto de silencio y no agresión que, durante años, ha presidido la política almeriense entre los dos grandes partidos.

A ver qué pasa ahora.

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