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Miércoles, 30 de mayo 2007, 11:26
A las diez de la mañana el buque 'Berkane', de la compañía Comarit, se dispuso a zapar desde el Puerto de Almería con destino a Nador (Marruecos). Hasta ahí todo dentro de la normalidad de la ruta que cubre este barco. Pero poco a poco fueron subiendo a bordo pasajeros 'ficticios'. Entre ellos, periodistas que acudían a ver cómo se rescata a un pasaje entre el que se encontraba en caso de que se produzca un incendio en el interior de un buque.
El barco salió, tranquilamente, hasta que se alejó unos 900 metros de la zona portuaria. Sonó entonces, eran las 10.50 horas, la primera alarma avisando de que las cosas no iban bien y un auxiliar de la tripulación reunió a los pasajeros en la cafetería para explicarles que se acababa de registrar un incendio a bordo que no podían controlar por sus propios medios. Ya se había alertado a la Torre de Control de Salvamento Marítimo que, a su vez, se puso en contacto con Emergencias 112 para coordinar el dispositivo de rescate de los pasajeros a bordo. La primera cuestión a resolver fue la manera de colocarse el chaleco salvavidas antes de saltar a los botes que iba preparando la tripulación. No es nada sencillo, la verdad, puesto que llevan numerosos enganches y es importante que la parte del cuello se mantenga rígida para evitar males mayores. Los hubo diestros entre los participantes y otros a los que los profesionales del barco tuvieron que echar una mano para prepararse. Una vez que los 40 pasajeros estuvieron listos, se hicieron dos grupos a los que se dirigió al garaje del barco. No querían desde la organización poner en peligro a nadie teniendo que descolgar los botes salvavidas desde la parte más alta con ellos en el interior así que la salida de sus instalaciones se hizo lo más cerca del mar que se pudo. Unas escaleras daban paso a un bote, mantenido en el aire por gruesas cuerdas, en el que se vivieron los momentos más duros para los pasajeros voluntarios. La lejanía con el propio barco abría un espacio de mar en el que era relativamente fácil caer así que había que estar con los cinco sentidos alerta. Una vez dentro, la marea hizo golpear el bote contra el barco y el fuerte balanceo hizo gritar a más de uno. Quedó en un susto y una vez con el motor en marcha, la embarcación se dirigió a otra de Salvamento Marítimo que se acercó a evacuar a los afectados. Entre ellos, había dos heridos que se dejaron en el muelle de Levante donde, de verdad, les esperaban los servicios de emergencia sanitarios. No quedó ahí la historia ya que otra embarcación de Salvamar se encargaba de apagar las supuestas llamas que devoraban el buque junto a los bomberos, que también participaron en el simulacro. De hecho, otros dos heridos de gravedad eran bomberos que se prestaron voluntarios para lanzarse al mar y quedarse en la cubierta del barco a la espera de su rescate. En el primer caso, fue una lancha de Salvamento la que se acercó al hombre -que señalaba su posición con una bengala- y en el segundo un helicóptero del mismo servicio. Los dos fueron rescatados sin dificultades especiales. Mientras tanto, los pasajeros del barco llegaban ya al puerto donde la Guardia Civil -también presente con lanchas- les recibía para comprobar que todo andaba bien. Fin del ejercicio. El capitán marítimo, Simón López, lo calificó como un éxito y destacó la participación de unas 500 personas. Además, insistió en la necesidad de estas prácticas para tener más controlado cualquier incidente que se registre en la Operación Paso del Estrecho.
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