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El Barrio Alto, entre los 70 y los 80
Fiñana, legado árabe y futuro marcado por la agricultura

Fiñana, legado árabe y futuro marcado por la agricultura

Fue conocida por sus bellos tejidos y sus edificios notables y hoy es un municipio próspero gracias a sus cultivos y el turismo rural

J. L. PASCUAL

Lunes, 20 de febrero 2017, 01:12

Fiñana fue fundada en época romana entre Granada y Almería para controlar el camino entre las dos ciudades. Se integró en el Reino Nazarí de Granada y dejó de serlo oficialmente en 1489, cuando los Reyes Católicos pernoctaron en la villa, pasando así a formar parte de la corona de Castilla. Por este motivo se dice que hay dos Fiñanas, la árabe con entrevesadas calles en cuesta y con abalconamientos al valle, y la Fiñana cristiana, que crece a lo largo de la Calle Real, tacheada de edificios religiosos. Durante el periodo árabe fue famosa por los bellos tejidos que aquí se fabricaban, conocidos en toda la península. De aquí deriva su nombre árabe 'Fannana', que significa 'dotada de arte o artística'.

Mirando más atrás, son escasos los datos que se han podido obtener, por ejemplo, de su época prehistórica, si bien no es menos cierto que ha habido intentos por recopilar información tanto a nivel individual, por parte de vecinos interesados en la historia de su municipio, como por el Departamento de Prehistoria y Arqueología que estuvo realizando toda una serie de excavaciones en los yacimientos.

La repoblación de Fiñana tras la llegada de los Reyes Católicos fue lenta, aunque el municipio obtuvo importantes dotaciones como ocurrió con otros muchos que se sumaron al Reino de Granada. Incluso, se llegó a contar con un hospital, aunque con el paso de los años fue sufriendo un constante deterioro que llevó a su cierre en el Siglo XIX, cuando ya se encontraba en un estado ruinoso.

Mediado el siglo XVIII, el Catastro de Ensenada dibuja ya Fiñana en forma de calle, dominada por el cerro defendido y salpicada por edificios religiosos en su interior, salvo uno, en un extremo, separado por un árbol de gran porte. En el siglo XX, la presencia de la piedra se situará en el mercado y desatará una fuerte demanda y popularización de su uso. Se empleará tanto para obras monumentales como para utensilios y objetos de decoración. El núcleo central queda comprendido desde el Callejón de la Iglesia a la calle Santiago. En su interior se halla la plaza, aglutinante de edificios notables: iglesia, ayuntamiento y Teatro, en restauración, casas notables sometidas a la amenazante inestabilidad del terreno, y calles que traen hasta aquí a los que gustan de la charla. En 1900, con el auge definitivo del parral sobre las moreras, el pueblo creció alcanzando las: 4.754 hectáreas y 1.187 edificios destinados a vivienda en el núcleo, más las 13 cuevas que existían antes.

Tras el declive de 1930, se asistió a tres procesos, siendo el primero de ellos la emigración exterior, que fue muy importante entre 1960 y 1980 y que dio cifras de recesión demográfica censo tras censo; la concentración en el núcleo principal, que reúne más del 90% desde 1981, de modo que, de las 13 entidades de 1950 se quedaron en cinco en 1991; por último el proceso de mutación y extensión del núcleo urbano, que sumó 769 edificios de vivienda principal y 254 no principal, en correspondencia a un alto absentismo de numerosas familias, a pesar de la presencia de los nuevos miembros de la comunidad, empleados en servicios.

A día de hoy Fiñana es una villa en la que la mayor fuente de ingresos la aporta la agricultura, su principal actividad productiva es la agricultura, sobre todo el cultivo de cereales, olivares y remolacha.

La gastronomía está influenciada por el clima, la economía, los recursos naturales del lugar, las estaciones del año y las festividades religiosas. Los platos típicos son las gachas y la zaramandoña.

Debido a que fue una frontera en disputa, fue conformando así un crisol de culturas. Una fortaleza mora, una iglesia y una mezquita son sus hitos; centro de su término indiscutible y cabeza de comarca del río Nacimiento.

La parroquia y la Ermita de Nuestro Padre Jesús, son sus dos privilegios, haciendo manifiesta la evolución de los credos, con sus modos de vida, como en otros lugares del entorno. Los restos de la alcazaba declaran su ubicación en un pasillo natural de tierra fronteriza recurrentemente disputada desde fuera, y desde dentro, a pesar de haber tenido distintos concejos.

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