Edición

Borrar
Excelente toreo de capa de El Juli a su primer enemigo. :: ENRIQUE FERNÁNDEZ
Casi tres maneras de vivir
Cultura-Almeria

Casi tres maneras de vivir

Puerta grande a la profundidad de El Juli, al oficio de Ruiz Manuel y al desenfreno de El Fandi

JUANJO AGUILERA

Domingo, 25 de julio 2010, 06:26

Dicen que se torea como se es y por lo visto ayer casi que sí, si bien es cierto que pueden aparecer excepciones. Puede que la de El Juli sea una, porque el 'acelero' de tener que torear en Roquetas de Mar a las 19.30 y tener que hacerlo en Atarfe a las 22.30 no 'casa' con quien aplica tanto temple a su toreo. Por esas formas de expresarse en la plaza, el madrileño salió ayer por la puerta grande y por esas formas acumula muchos triunfos esta temporada.

Ruiz Manuel también es un 'tío tranquilo' que con su forma de pisar la plaza justifica, ya de por sí, el cargo que ocupa. Para el que lo desconozca, Manuel Ruiz es director de la Escuela Municipal Taurina de Almería y eso requiere oficio y saber estar, justo lo que le sirvió para salir airoso de su actuación en Roquetas.

Lo de El Fandi es puro 'desenfreno', otra forma de vivir. El granadino, que también toreaba anoche en Atarfe, sale a 'mil' y lo ejecutó todo a esa velocidad. No engaña a nadie, pero para qué tanto correr, por mucho que tuviera que estar a las 22.30 en Atarfe. Esta 'obligación' beneficia bien poco a la fiesta, porque el desplazamiento finalmente tuvo que hacerlo por carretera.

Una demostración

Lo de El Juli es la confirmación del cambio que el diestro madrileño ha experimentado de hace varias temporadas acá y en la presente parece haber llegado a ese momento de forma que todo profesional ansía. Ayer, en Roquetas, dio una exhibición de poder y maestría para, en el primer toro, hacer una gran faena. Compró un metro cuadrado de terreno y en él ejecutó su doctrina.

Siempre utilizó la medida exacta, ni se pasó ni se quedó a medias a la hora de pisar terrenos -siempre en los justos-, de poner la muleta en el sitio, de sentir y de sentirse torero. Ya se le vio a la hora de recibir a su enemigo, con excelente toreo a la verónica, para lucirse luego con un buen quite. Lo mejor, sin embargo, estaba por llegar. Julián López demostró que ese camino que recorre en la actualidad lleno de éxitos no es fruto de la casualidad, sino de su oficio y, por supuesto, de sentirse a gusto delante de la cara del toro. Ahí compuso su faena, con desmayo, profundidad y temple y, por si le falta algo, de menos a más en intensidad.

Ante el quinto, sacó buenos lances con el capote e intentó cuajar una actuación similar, pero el toro, que se le echó en mitad de la faena dos veces, no quiso darle más gloria al madrileño, si bien es cierto que consiguió un par de tandas con mucho 'peso' por el pitón derecho.

Oficio

Ruiz Manuel encontró poca colaboración en el ganado y mucha en el público, que supo entender el oficio que aplicó para salir por la puerta grande del coso roquetero -el único, porque los otros dos tenían más trabajo por hacer en Atarfe.

El almeriense sembró para ello en el primer toro de la Feria de Santa Ana con una actuación 'aliñada' de oficio y saber hacer ante un animal noble, pero que pronto se quedó sin fuerzas. En esos momentos, Ruiz Manuel tuvo que tirar de la experiencia que dan los años para cuidar al toro y tratar de sacarle lo poco que tuviera. Y se lo sacó, con maestría, dándole la distancia y los muletazos justos ante un burel al que la llama se le apagaba como si fuese una cerilla. Aún así, el almeriense consiguió su propósito, acoplarse a lo que tenía enfrente y hacerle una faena que, también por la estocada, fue más que suficiente para tocar pelo.

En el segundo, el almeriense se encontró con los mismos problemas que con su primero, la escasez de fuerzas del toro que le tocó en suerte y otra vez hizo lo que pudo y que fue bastante porque, pese a la dificultad por la falta de colaboración, consiguió sacarle algunas tandas por el pitón derecho y una muy 'potable' por el izquierdo.

Deprisa, deprisa

El Fandi compuso dos faenas parecidas y de más a menos. En ambas, su actuación con el capote fue variada. A su primero lo recibió con largas cambiadas y a su segundo con lances de rodillas, en ambos casos frente a la barrera del tendido 3, con lucimiento en el quite por chicuelinas al tercero de la tarde.

Su espectáculo está siempre en banderillas. A diferencia del resto de acompañantes del cartel, éste los cuida desde que salen por la puerta de chiqueros y casi ni los pica. Se lució en palitroques en ambas faenas, con uno extra en el que cerraba plaza.

Su letanía posterior con la muleta acelera el corazón. Todo es rápido y cuando hay 'acelero' a veces falta ligazón. A su primero le costó hilvanarle tandas. Pese a ello, con el público en el bolsillo porque si algo tiene Fandila es que pone todo lo que tiene, de rodillas trató de recordar que lo que habían visto en banderillas no cayera en saco roto. Le valió para cortar una oreja.

Con el que cerraba plaza, tampoco consiguió ligar, pero siempre estuvo en la pelea, consciente que, en esta vida, sea cual sea la forma de vivirla, el que no lucha no llega a la otra orilla. De todas formas, un humilde servidor se 'divierte' más con las otras dos formas. Ésta conlleva sustos y el granadino, en el tramo final, se llevó dos 'arreones' y dos orejas más.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Casi tres maneras de vivir