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FRAN GAVILÁN
Domingo, 19 de diciembre 2010, 06:20
Dentro de un cuarto oscuro, bajo una luz tenue y con el olor característico de la mezcla de los productos químicos responsables de terminar el proceso, que comenzó con el disparo que tu dedo hizo para inmortalizar aquello que percibían tus ojos. Lejos queda ese momento, en el que el revelado del carrete fotográfico era una auténtica sorpresa y, en muchas ocasiones, se convertía en una dulce e ilusionante espera de varios días. Y es que, con la aparición de la primera cámara digital en 1990, la fotografía analógica ha ido perdiendo presencia en los hogares españoles, hasta llegar a convertirse en un objeto de coleccionista. La facilidad para realizar una foto por medio de una máquina digital y la aparición de una amplia gama de cámaras para todos los precios y gustos, ha propiciado que la mayoría de personas posean una máquina digital para inmortalizar sus momentos más especiales.
A pesar de estar condenada a la extinción, la cámara analógica sigue siendo un objetivo muy apreciado por muchas personas. Y no sólo como un objeto de coleccionista, sino como un herramienta que, pese a estar sometida a la 'Era digital' reinante, es fundamental para el trabajo de muchos fotógrafos profesionales.
Este el caso del fotógrafo Carlos Pérez Siquier que, con 50 años de profesión a sus espaldas, siempre ha realizado sus trabajos con cámaras analógicas. Este fotógrafo almeriense, que está considerado como uno de los pioneros de la vanguardia fotográfica en España y fue Premio Nacional de Fotografía en 2003, es un fiel defensor de la fotografía analógica. «Siempre he calculado la luz de mis fotos de forma 'mental'. Mis trabajos nunca han sido posteriormente manipulados, como ocurre con muchas fotografías digitales, porque tengo un código personal que me impide cambiar el reflejo de lo que un día vieron mis ojos», comenta.
Pérez Siquier explica que, con la llegada de las cámaras digitales, el arte de realizar fotos ha perdido el romanticismo que tenía esta profesión. «Trabajar en un laboratorio con fotografías analógicas representa una auténtica emoción. Supone un misterio no saber cual va a ser el resultado final», explica el ilustre fotógrafo que señala que uno de los aspectos negativos que ha traído la cámara digital es que las nuevas generaciones de fotógrafos desconocen de donde vienen los principios de su profesión. «Al igual que en otras disciplinas, en la fotografía, debes conocer a todos los autores aunque sólo te guste uno. Es muy importante para que tu trabajo tenga esencia y peso».
Carlos Pérez Siquier, que continúa desarrollando su trabajo con cámaras analógicas, sostiene que, cada día, «es más complicado adquirir material analógico en el mercado». Principalmente, porque muchos productos fotográficos de este tipo ya no se fabrican. «Las personas que trabajan con analógicas se encuentran cada vez con más limitaciones comerciales. Esto hace que sólo trabajen un grupo muy reducido con estas cámaras», comenta Siquier, que creé que si la fotografía analógica «le queda algo por decir, no desaparecerá».
Por otra parte, el reconocido fotógrafo almeriense destaca la pérdida de puestos de trabajo para los fotógrafos, a raíz de la aparición de la tecnología digital. «Todas las personas tienen una cámara y la figura del fotógrafo profesional esta desapareciendo, como por ejemplo ocurre en los medios de comunicación, ya que son los propios redactores los que realizan las funciones de los fotógrafos», explica.
Arte
Carlos Pérez Siquier defiende que, a pesar de la situación preocupante en su profesión, «no todas las personas que poseen una cámara saben hacer una foto» y confirma que la fotografía analógica ya no es un negocio. Y es que, debido a su alto coste, ha quedado como «una forma de hacer arte reservada para unos pocos».
La fotografía como una forma de hacer arte, es lo que ha llevado al reconocido fotógrafo Carlos de Paz a tener un pequeño espacio reservado a la fotografía analógica. Dueño del estudio fotográfico 'Al sur' y poseedor de una triunfante carrera como fotógrafo publicitario, este creador realiza fotos artísticas desde un proceso analógico y completamente artesanal. «Realizo estas fotos por medio de películas fotográficas instantáneas. La imagen se recibe sobre el negativo y, al quedar unido al positivo, ésta se transfiere al papel», explica. Y es que Carlos de Paz prescinde la cámara fotográfica. «El proceso de mezclar los productos químicos lo realizo a través de mi mano o una paletilla», comenta. Aquí es cuando el fotógrafo almeriense realiza sus creaciones de una forma completamente artesanal. «Tengo pocos minutos, antes de que se releve la foto, para realizar el dibujo», comenta Paz y explica que el color del dibujo se crea según el tipo de luz que se le aplique a la fotografía. «Por ejemplo, si aplico una luz tenue de color roja, obtengo un color amarillo», comenta.
Los resultados que Carlos de Paz obtiene con este proceso, que tiene innumerables formas de creaciones, se traducen en auténticas obras de arte. «Las fotografías conseguidas dan la impresión que son grabados».
Bajo el título de 'Foto-grafías', la primera serie artesanal de Carlos de Paz fue adquirida por la Obra Social Cajagranada. «Son conceptos conseguidos a través de materiales fotográficos pero con una finalidad más pictórica», define Carlos de Paz su proyecto artesanal y explica que este «trabajo, en el que es muy necesario tener un estado muy emocional para llevarlo a cabo, comienza de una manera analógica y acaba de una forma digital, ya que una vez obtenidas las fotografías en en el papel de película instantánea, las imprimió digitalmente en un tamaño más grande».
Y es que Carlos de Paz, a diferencia de muchos fotógrafos defensores de las cámaras analógicas y detractores de las digitales, utiliza ambos procesos para hacer sus trabajos. «No creo que se haya perdido nada con la llegada de la foto digital. No es mejor una forma u otra. Sólo son herramientas y todo depende de cómo las utilices», concluye.
Cámara oscura
Pero si realmente hay una herramienta fotográfica artesanal, esa es la cámara oscura o estenopéica. Realizada completamente a mano, a través de una caja de cartón o metal, es, sin lugar a dudas, la primera cámara fotográfica que existió en el mundo. Y uno de los especialistas y amantes de estos instrumentos, que datan desde el 500 a. C., reside en Cabo de Gata. Se trata de Ilan Wolff, un fotógrafo israelí mundialmente conocido por sus trabajos creados con cámaras estenopéicas que el mismo fabrica.
Bellas estampas de Paisajes, monumentos y fotogramas en movimiento. Así es la obra del genial artista, que ha recorrido más de 20 países para inmortalizar los lugares más pintorescos con sus cámaras de fabricación casera.
Ilan Wolff, que confiesa ser un enamorado de los españoles y de los paisajes de Cabo de Gata, que tanto le recuerdan a su niñez, explica que siempre ha realizado sus creaciones a través de cámaras caseras. «El 90 % de los fotógrafos siempre te pregunta con qué cámara trabajas. Para mi, el equipo más básico y artesanal es el camino que ha marcado mi carrera profesional», explica.
Y es que Wolff adapta la técnica más antigua de la fotografía al concepto más moderno y contemporáneo. Su originalidad y su constantes aportaciones al mundo de la fotografía le han proporcionado un gran reconocimiento mundial.
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