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Lalia González-Santiago
Domingo, 20 de julio 2014, 00:30
Detenciones ocasionales de islamistas radicales en Andalucía, la última de ellas en Huelva, pero otras cercanas en Málaga o La Línea, la presencia de comunidades musulmanas en determinadas zonas, la cercanía de Marruecos o la constante apelación a la conquista de Al-Andalus en el imaginario yihadista resultan inquietantes en unos momentos en que los partidarios de la 'guerra santa' avanzan en diversas zonas del mundo. ¿Hay razones para el temor?
Los expertos consultados coinciden en una doble posición. El yihadismo es la principal amenaza terrorista ahora mismo y a detectarla y desarmarla dedican sus esfuerzos los servicios de seguridad y de inteligencia españoles. No es un peligro localizado, sino indefinido. No se sitúa en ninguna zona ni comunidad y tampoco parece factible que se comentan atentados en nuestras ciudades ahora mismo.
Sin embargo, el yihadismo está entre nosotros, en una fase larvada, consistente en captar adeptos y reclutar extremistas para mandarlos a los frentes de guerra, sobre todo en Siria e Irak. Esto comporta un peligro añadido, que es el de los retornados: combatientes de vuelta de los lugares de conflicto, que vienen con las manos manchadas de sangre, experiencia en armas y explosivos, más radicalizados y con contactos internacionales, que pueden reclutar, pero también cometer atentados, como el yihadista francés retornado de Siria que dejó cuatro muertos en el Museo Judío de Bruselas. Se recuerda que algunos países, como Argelia, padecieron una dura guerra civil propiciada por los que volvieron de Afganistán, donde combatieron contra los rusos, que querían islamizar el país.
Un reciente estudio del Real Instituto Elcano estima que 17 yihadistas residentes en España se han marchado a combatir a Siria y 25 a Irak. La mayoría no tenían vinculaciones previas con el islamismo violento, salvo algunos vinculados al salafismo. Los focos principales de reclutamiento se sitúan en Ceuta, Málaga y Gerona. Después han aparecido tramas en Melilla y en Madrid.
Sevilla Acoge
Omar El Hartiti, presidente de Sevilla Acoge, no simplifica al hablar del yihadismo, que le preocupa incluso a nivel personal. Su relato se remonta a los orígenes profundos del fenómeno. Cita como ejemplo la reciente represalia israelí por el asesinato de tres adolescentes. El primo del joven palestino quemado vivo, un niño aún, que fue apaleado por los agresores judíos, tiene nacionalidad estadounidense y vive en ese país, en una familia acomodada. «Ese chiquillo no olvidará nunca lo que le ha ocurrido, como no lo han hecho otras tantas víctimas de violencia», afirma. Serán presa fácil de los fanáticos. Su impacto se extiende a la comunidad de jóvenes musulmanes de todo el mundo.
No hay un perfil-tipo de yihadista en ciernes. Omar acaba de volver de Marruecos, donde su asociación ha dotado un aula de informática en un colegio, con la intención de que los profesores controlen el acceso de alumnos a páginas yihadistas. Supo que los dos mejores escolares se han marchado a Irak. Nadie conocía sus intenciones, pero a sus maestros no les ha sorprendido, porque «son gente de alta preparación para la reflexión, que dan muchas vueltas a las cosas y sobre todo las injusticias en el mundo y en especial de su colectivo musulmán».
Sí le consta que hay una cierta demanda, creciente, de jóvenes musulmanes que quieren ir a participar directamente en las guerras de Siria e Irak. «Hay chavales de Andalucía que demuestran una cierta simpatía y atracción por este movimiento, cada vez más, y me inquietan sus deseos ocultos de participar o colaborar en la 'causa'. Me preocupa mucho que algunos pueden estar en camino o que ya están allí. Varios lo quieren pero todavía no han dado el paso. Los comentarios que llegan sobre cómo funciona la captación y el adoctrinamiento indica que es difícil entrar, que han de pasar una selección, porque tienen mucha 'clientela'. Muchos quieren y no son aceptados. Han de tener cualidades especiales, hay una exigencia». Las redes en gran parte se autofinancian «En Marruecos han detenido a gente que paga para ir a morir. Hay redes que cobran y eliges Irak Afganistán.». En cambio, no consta ninguna caso o información que habla de retornados en Andalucía.
La preocupación entre las familias musulmanas por la posible radicalización de sus hijos es creciente, sobre todo porque no tienen cómo atacarla, ya que los adoctrinados ocultan su interés, llevan vidas paralelas y trabajan a solas.Sí alerta de que el patrón de violencia sobre jóvenes musulmanes en Andalucía contribuye a su radicalización y cita el caso de un joven de 24 años detenido en Sevilla en la primera célula islamista localizada. La familia lo ignoraba. El chico vivía en Sevilla desde los 7 años. Otro chico «estuvo en un centro de menores con 17 años y con todo el trauma interiorizado, llega un momento en que va a la mezquita y es captado. No sabe dónde va, pero su disponibilidad es hacer daño a los que me han hecho daño. Nadie lo sabe, pero el problema está ahí y de pronto revienta».
«Las generaciones que han crecido aquí están en un limbo muy peligroso -indica-. Son chavales fáciles de captar». Las familias viven angustiadas y «los que les toca están destrozados». Cita el caso de un padre que acompaña a sus dos hijos adolecentes cuantas veces quieren ir a la mezquita, para intentar controlar.
Omar critica las políticas y actuaciones llevadas a cabo desde las instituciones competentes «a partir del 11M en las redes de estos colectivo» las mezquitas, son un caos total. Ya no sirven ni para mezquita, ni para tener información fiable y rigorosa de este fenómeno que no tiene dueños. Tenían que haberlas respetado, hacían un papel muy importante, sobre todo para los jóvenes. Ellos mismos ya no confían en la mezquita, todo está revuelto, con infiltrados por todos lados. No sabes si el imán que han echado hace el trabajo para alguien o al revés».
El presidente de Sevilla Acoge conoce bien la presión de los agentes de seguridad para conseguir información, incluso a cambio de papeles, y asegura que están dispuestos a ayudar a evitar que estos jóvenes se conviertan en una presa fácil para cualquier causa de cualquier grupo o organización, con un atención de prevención permanente y un trabajo intensivo a través de proyectos y actividades a corto y largo plazo. El problema, a su juicio, es que esta ayuda «sirva de algo» y no sea usada para promoción interna. «Una información de este ámbito vale una carrera de una persona de 20 años, porque es un tema prioritario en España y en todo el mundo».
Los expertos consultados indican que la presencia de radicales es cuestión de azar, no obedece a una estrategia como podía suceder con los terroristas de ETA. Pueden llegar como inmigrantes, se establecen donde algún familiar les acoja y si son radicales llevan su actividad allí donde estén. «No hay un punto más vulnerable que otro. No hay que preocuparse si en Andalucía aparecen más que en otros sitios», dice el profesor Manuel Torres, uno de los principales expertos en estudiar la Yihad.
Atrás han quedado etapas como en los años 80, cuando apareció en Granada un grupo islamista que reivindicaba Al Andalus y llegó a atacar trenes. «Aquello se cortó de raíz», recuerda un antiguo miembro de los servicios secretos, que reconoce que «en Andalucía el tema islamista ha estado siempre presente, con más o menos fuerza».
El CNI y las fuerzas de seguridad detectan ahora una intensa actividad de reclutamiento por parte de los yihadistas. «En los casos de los detenidos de Andalucía o en España, en Francia, donde hay una importante colonia de musulmanes, en las mezquitas, en los foros de Internet, los retornados se dedican a reclutar. Necesitan gente para Irak, Siria, donde están ya a las puertas de Damasco». No tanto para el Sahel, donde la franquicia de Boko Haram es también cada vez más activa, pero también se han enviado combatientes. Sin embargo, proteger Marruecos y Argelia del avance yihadista se considera fundamental, porque hacen de muro de contención de Andalucía, España y Europa.
En los últimos diez años se ha expulsado o detenido a más de 500 islamistas en todo el país por actividades de proselitismo. El CNI describe muchos casos de activistas que llevaban años aquí, «estaban dentro del paisaje, participando en las ONG de ayuda humanitaria, que les da contacto con posibles adeptos», en un sistema que recuerda al del KGB durante la guerra fría: permanecer años en un lugar sin actividad hasta luego dar el paso. «Hay que estar pendientes de las organizaciones, que son magníficas, pero se pueden infiltrar», dice. Admite que la proporción de radicales entre los inmigrantes es bajísima. Las fuentes consultadas descartan que las operaciones policiales llevadas a cabo crucen la delgada línea del prejuicio o incluso la xenofobia. «Los servicios han sido fruto de un trabajo exhaustivo y no se da un paso en falso, llevan detrás años de seguimiento». Además, las comunidades islámicas establecidas en Andalucía se distinguen por su rechazo del radicalismo y hasta han llegado a denunciar a un imán que predicaba la yihad en una mezquita se Sevilla.
Este rechazo hace que los radicales se recluyan en espacios muy restringidos, en centros de oración que están camuflados en locales secretos, en cuya búsqueda se centran también los agentes policiales. A juicio del experto de inteligencia consultado, hay dos factores fundamentales, la pobreza y la fanatización. «La trama de la serie de televisión 'El Príncipe' es muy ajustada, hasta el punto que pregunté en 'la casa' si habían asesorado. Me dijeron que no», aclara.
En este sentido, Andalucía representa un territorio más sensible por la cercanía de Marruecos. La presencia de yihadistas en Ceuta y Melilla es la más significativa. Allí se concentran también la mayor parte de retornados, «bombas andantes, gente que ha matado, altamente fanatizada», dice el agente del CNI consultado.
El profesor Torres hace notar que «como vimos en algunas operaciones de Ceuta y Melilla algunos no son personas desarraigadas, sino padres de familia con hijos, uno era taxista, que en Ceuta es tener la vida bastante resuelta. Pero también es gente que ha roto con sus vidas, algunos porque van a morir y otros porque deciden que su proyecto vital es la yihad».
Hay, según un guardia civil especialista en estos movimientos consultado, gente con estudios y sin ellos, españoles de hasta tercera generación, muchos arquetipos que sí coinciden en sentirse marginados y en situación precaria y que encuentran en las redes sociales un lugar de encuentro y confirmación de sus ideas.
Huelva y La Línea
Es el caso del detenido en Huelva, un prototipo de 'lobo solitario'. En este sentido el profesor Torres, autor de un libro sobre la 'Yihad 2.0', comenta que «como cualquier persona que sienta atracción por este discurso tiene la dificultad de que no es fácil encontrar gente que piense como él y si la hubiera conectar puede ser arriesgado. Internet se ha convertido en refugio de ese mensaje radical que ha desaparecido de los oratorios.
Ahora se encuentra en chats, en redes sociales, en salas de conversación, y ahí sí que no hay problema y se puede contactar con quien piensa igual, sentirse parte de una comunidad más amplia y un individuo que está solo pierde esa sensación de aislamiento y ve que hay miles que piensan igual, de modo que ese átomo suelto se suma a otros. Ha habido más casos con ese mismo perfil, en La Línea, por ejemplo. Varias operaciones han desbaratado a personas que ocupaban papel importante en este tipo de espacios».
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