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Un hombre de partido

Un hombre de partido

El expresidente, que lo ha sido todo en el PSOE, su baja de este partido debe haberle supuesto uno de los trances más dolorosos

PPLL

Jueves, 2 de junio 2016, 01:24

A un mes de cumplir 71 años, Manuel Chaves, nacido en Ceuta, asume con disciplina de hijo de militar y consternación el destino marcado por el rumbo del 'caso de los ERE' cuando lo planeado era una jubilación de profesor emérito y paseos con sus nietos. Lo de menos quizás ahora para él sea seguir batallando con sus abogados por demostrar su inocencia en un proceso que se prevé aún más largo de los tres años vividos con la pena del telediario. Ayer pidió la baja en el PSOE, un partido que lo ha sido casi todo en su trayectoria vital. Este trámite debe haberle supuesto uno de los trances más dolorosos de su trayectoria. «Me gusta la política, me apasiona», ha llegado a decir quien fue 19 años presidente de la Junta de Andalucía, pero también ministro de Trabajo con Felipe González y vicepresidente del Gobierno con José Luis Rodríguez Zapatero. Este le pidió que presidiera el PSOE pese a que defendió la candidatura de José Bono en el tiempo que creyó una travesía del desierto para los socialistas, cuando la derrota de Joaquín Almunia después de la marcha de Felipe González.

En todos los momentos cruciales del PSOE desde la instauración de la democracia e incluso antes Manuel Chaves ha estado presente. Lo estuvo en la famosa foto de la tortilla junto a Felipe González y Alfonso Guerra. Acabó enemistado con Guerra después de que se le tildara de 'candidato a palos' al obedecer su consigna para concurrir a las elecciones autonómicas de 1990, que, pese a todo, ganó por mayoría absoluta.

No fue así cuatro años después, cuando un joven Javier Arenas casi estuvo a punto de empatar con el PSOE y arrebatar a este su feudo de votos más fiel. La 'pinza' de Arenas con Rejón le provocó sus peores pesadillas políticas, de las que pudo despertar con entusiasmo en 1996 al recuperar la tranquilidad en coalición con el Partido Andalucista. Con Zapatero como jefe político, pese a la frialdad del trato entre ambos, volvió a ganar por mayoría absoluta en 2004 en Andalucía. Tras aquellas elecciones se pensó dejar la Junta, pero no le dejaron y repitió de nuevo en 2008, otra mayoría absoluta. Zapatero de nuevo decidió que era hora de dejar paso en Andalucía en un momento en el que las encuestas dieron señales de alarma en el granero de votos andaluz. Le nombró vicepresidente y Chaves acometió la operación Griñán.

Como con Guerra, también ha acabado enemistado con su sucesor en una rivalidad de celos y protagonismo que dejó en evidencia las flaquezas de un partido cerrado en banda durante dos décadas en torno a su figura, pero sin dejar preparado un relevo generacional. Griñán le enmendó la plana e hizo salir a Susana Díaz además de derrotar también a Javier Arenas cuando este lo tenía más a punto de caramelo que nunca en 2012 para gobernar en Andalucía.

La rivalidad con Javier Arenas, que como él fue ministro de Trabajo, ha sido una constante. El PP fue quien denunció a la jueza Alaya el origen del 'caso ERE' en 2009, cuando Chaves volvía a Madrid. Este partido es acusación particular en la causa y ha participado de forma muy activa en la investigación de la magistrada contra los expresidentes.

Chaves ya se vio salir por la puerta trasera de la política cuando Alaya lo preimputó en septiembre de 2013 y elevó al Supremo la exposición razonada que le considera parte de la cúpula de una trama política para conseguir clientelismo electoral con las ayudas sociolaborales. Desde que el Supremo le hizo pasar el mal trago del 'paseíllo' para citarle a declarar en 2014, el expresidente, alejado de toda vida política, muy afectado en lo personal, trata de salvaguardar su legado más allá del error de los ERE. «La etapa socialista ha creado muchos hospitales, colegios y carreteras que no pueden quedar tapados por los ERE», dijo en una entrevista a este periódico en el año 2013.

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