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El catedrático y presidente del Consejo Consultivo, Juan Cano Bueso.
«La reforma de la Constitución debe dirigirse a crear un Estado federal»

«La reforma de la Constitución debe dirigirse a crear un Estado federal»

Juan Cano | Catedrático y presidente del Consejo Consultivo de Andalucía ·

El jurista acaba de editar 'Cataluña en su laberinto', una sólida reflexión en torno a los orígenes, el desarrollo y el futuro de la situación en la región

JOSÉ ANTONIO MUÑOZ | FOTO: ALFREDO AGUILAR

GRANADA

Martes, 24 de octubre 2017, 01:01

Juan Cano Bueso (Montefrío, 1949), es catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Almería y presidente del Consejo Consultivo de Andalucía desde 2002. Acaba de publicar 'Cataluña en su laberinto' (Tirant Humanidades), una profunda y documentada reflexión a propósito de la situación de Cataluña, desde el rigor histórico-político y la sensatez en cuanto a las posibles soluciones del embrollo.

El libro se presenta este miércoles día 25 a las 20:30 horas en el aula de conferencias de la Facultad de Derecho. En el acto participa el expresidente andaluz Rafael Escuredo.

-¿En qué laberinto se ha metido Cataluña?

-En uno en el que está buscando su personalidad, y no sabe verdaderamente para dónde tirar. Es una sociedad, fracturada, dividida, donde una parte quiere marcharse de España pero sabe que fuera de ella no hay ningún porvenir. Consecuentemente está a la búsqueda de su propia identidad y del tiempo perdido.

-Su libro hace un extenso relato histórico sobre esa comunidad. ¿Cataluña fue alguna vez un reino, como Escocia?

-En ningún momento. Cataluña eran unos condados francos, medievales, en los que se consiguió imponer el conde de Barcelona. Luego se convirtieron en Principado y se integraron en la Corona de Aragón. Es cierto que mantenían sus constituciones, sus fueros, sus privilegios, incluso su personalidad política, hasta que Felipe V les venció y quedaron abolidos dichos privilegios. Siempre estuvo integrada en la monarquía hispánica, primero en el Reino de Aragón, luego en la monarquía absolutista, más tarde en la constitucional. Cataluña nunca ha sido un estado independiente, al contrario de lo que dice la historiografía catalana imperante.

-¿El independentismo viene del ámbito económico o del político?

-Hay que tener en cuenta dos aspectos: uno, que Cataluña está en permanente tensión con la España constitucional desde 1812. Esas tensiones se sustentaban en una lengua y una cultura propias, unos fueros, un Derecho Civil, y una forma de relacionarse políticamente entre ellos basada en el pactismo. Otro, que como sociedad civil, se desarrolló más rápidamente que Castilla y el resto de España. Quizá por su laboriosidad, por su cercanía con Europa, por su histórico dominio comercial en el Mediterráneo, tuvo un desarrollo económico superior al resto del Estado. Por eso, el empuje económico ha influido, sin duda, en esa tensión.

-Los grandes mitos independentistas: Cambó, Casanovas, Maciá... ¿Están justificados, o son una parte más de la parafernalia?

-Cambó fue el líder de la Liga Regionalista Catalana, un conservador que pensó en todo momento en conseguir una autonomía, pero nunca separarse de España. Distinto es el caso de Maciá, quien lideró en 1931 el primer proceso independentista, pero en el marco de una federación de pueblos ibéricos. No se predicaba la desconexión completa con España en ningún caso.

Herederos del 'pujolismo'

-El modelo actual, entonces, ¿procede de la etapa de Pujol?

-Sin duda. Pujol se dedicó a 'hacer país', una expresión que en su ejecutoria equivalía a controlar la educación y la información, y provocar la inmersión lingüística. Hizo desaparecer los símbolos españoles, promovió un ideario educativo en el que España se convertía en Estado opresor, expandió el cuento del 'España nos roba', y controló a los medios subvencionándolos.

-¿Qué parte de culpa tienen los gobiernos centrales en la creación del 'monstruo' catalán?

-Cataluña ha tenido desde 1978 un papel muy importante en la estabilización de gobiernos, pero ha ido creando en paralelo una senda que les ha alejado del modelo de Estado autonómico. Desde su ruptura con el pacto constitucional, se han deslizado hacia el separatismo, que se ve mucho en la calle, porque sus defensores son mucho más activos.

-En su libro cita a colegas suyos como Aja o De Esteban. ¿Si les hubieran hecho caso a los expertos en Derecho Constitucional, otro gallo hubiera cantado?

-Quizá. En cualquier caso, ahora no es el momento de la doctrina, sino de la política. Nosotros hemos señalado los límites de la reforma constitucional. El problema es que el Gobierno no se ha puesto el mono de trabajo hasta ahora. La solución no está en el inmovilismo del Gobierno ni en el separatismo de la Generalitat. No cabe tampoco el Estado libre asociado, ni una reforma cosmética. La doctrina es unánime en torno a la necesidad de una reforma federal del Estado, y ahí Andalucía tendrá un papel fundamental, como garante de la igualdad de derechos y la homogeneidad en los servicios públicos, para no perder lo que ganamos en la calle.

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