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JUAN LUIS TAPIA
Jueves, 24 de enero 2008, 13:45
LA exposición 'Egipto, Nubia y Oriente Próximo. Colecciones del Museo Arqueológico Nacional' presenta en el Centro Cultural CajaGranada de Puerta Real una selección representativa de los fondos orientales de este museo, que por vez primera saca fuera de su depósito habitual esta muestra integrada por más de doscientas piezas.
Las obras de remodelación del edificio que actualmente alberga en Madrid al Arqueológico Nacional (MAN) han propiciado esta exposición, organizada por el Ministerio de Cultura, el propio museo y la Obra Social de CajaGranada. «Es una exposición única, debido a las dificultades de traslado de unas piezas tan delicadas, muchas de ellas, la gran mayoría de materiales orgánicos muy deteriorables», comentó la directora del MAN, Rubí Sanz. «Son unas piezas de un importantísimo valor y muy sensibles a los cambios», añadió.
La antigüedad y el material de los objetos que se exponen son factores que han complicado el montaje, dadas las condiciones tan específicas que requieren en cuanto a humedad y temperatura. Para ello, y según indicó la organización, las distintas vitrinas son controladas diariamente con unos sistemas de medición.
A lo largo del recorrido expositivo, que se estructura en dos salas, el visitante podrá evocar el río Nilo; recordar a los faraones; la creencia de los egipcios en una vida en el más allá después de la muerte acompañados de sus ajuares, o conocer los trabajos realizados por los españoles desde hace décadas en el yacimiento de Heracleópolis Magna.
Carmen Pérez Die, responsable del Departamento de Antigüedades Egipcias, Nubias y del Próximo Oriente del MAN, y comisaria de la muestra, explicó que mientras la parte correspondiente a Egipto -la más amplia en número de piezas, unas 80- se ha ordenado de forma temática, para las de Nubia y Oriente Próximo (Mesopotamia, Persia y Península Arábiga) se ha seguido un criterio cronológico.
En el apartado egipcio destaca el sarcófago de un sacerdote, que se ve rodeado de piezas relacionadas con el ritual de la muerte, como los vasos canopos, los recipientes que albergaban los órganos del finado. A estos objetos se les unen unas estatuillas en miniatura que representan a los personajes sepultados, algunas de ellas en un color azulón, «que son únicas por su rareza». La muestra, en este entorno, incluye hasta los restos momificados de un halcón y de un pequeño cocodrilo, dada la creencia de que recobrarían nueva vida.
Carácter didáctico
El carácter científico de esta muestra se complementa con una intención claramente didáctica, incorporando paneles informativos y maquetas que ilustran al visitante. Entre las piezas más significativas, Pérez Die aludió a las referidas al ámbito funerario por tratarse de «piezas únicas en el mundo, de un periodo muy complicado, muy oscuro», de la Historia de Egipto. Destacó los trabajos y hallazgos realizados por arqueólogos españoles, como la 'Estela de falsa puerta de la dama Shedy' (2160-1950 a. C.). Pérez Die citó también la calidad de las esculturas que se exhiben así como el interés del sarcófago que se incluye, fruto de una donación del gobierno egipcio a España.
Heracleópolis
La comisaria también se refirió a la influencia de Egipto en el exterior y a la importancia de las piezas que dan cuenta de la singularidad de las culturas más primitivas de Nubia o las relacionadas con Oriente Próximo.
A este respecto, cabría resaltar que la participación española en el proyecto nubio, a raíz de la construcción de la presa de Asuán, y las excavaciones españolas en Heracleópolis Magna entre 1960 y 1980, etapa en la que se realizaba el «reparto de excavaciones» entre Egipto, Sudán y España, fue decisiva para el Museo Arqueológico Nacional, ya que hasta ese momento la colección egipcia fue nutriéndose a base de compras y donaciones. Pero aquella circunstancia contribuyó a incrementar los fondos con un lote de más de tres mil piezas procedentes de excavaciones científicas y, por tanto, de un contexto fechado.
Estos fondos nubios son únicos y se unen a unos importantes apartados dedicados a Mesopotamia, a la cultura persa, a la de Oriente Próximo, a los primeros reinos cristianos de África y a las culturas de la Península Arábiga. «Algunos de los aspectos de estas civilizaciones y culturas heredaron elementos y costumbres de Egipto, como unas losas en las que se representan alimentos para la otra vida de los faraones», comentó Carmen Pérez Die.
jltapia@ideal.es
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