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DANIEL OLIVARES DAWSON
Lunes, 28 de enero 2008, 10:23
LA igualdad en la división de plata del fútbol español es tan amplia que hasta los equipos se parecen. O se imitan. Si algo funciona, copiarlo es en ocasiones el camino más fácil hacia un éxito relativo. Eso quizá es lo que debió pensar el Cádiz al llegar al Escribano Castilla. El Granada 74 en su estadio prestado es como el Youtube en internet. Es el original, el primero de la categoría que pisa ese campo y el primero que ha aprendido a adaptarse a él. Y el Cádiz hizo ayer como muchos avispados internautas pero en la Liga BBVA: imitar el modelo. No lo hizo de primeras, sino cuando aprendió cómo se utiliza esa 'tecnología'.
El producto de '74' en casa es sencillo. Presión sobre la línea de creación del rival y defensa ordenada y algo adelantada para estrechar aún más los espacios. Una vez anulada la capacidad de pensar del rival, siguiente paso: mini-contragolpes con velocidad y finalización en cuanto exista oportunidad. Y a eso se le añade las jugadas de estrategia a balón parado... ¿Voilá! Un menú sencillo, condimentado con lo mínimo y expuesto a que la calidad de los ingredientes utilizados sean los que aporten la redondez al plato. La guinda del '74' la ponen jugadores como Luque a balón parado, como Aranda en sus buenos momentos -ayer no lo fue- o como Javi Guerra en sus intentos de anotar el gol de año.
El Cádiz, que a simple vista podría pasar por un clon de los rojillos, llegó, vio, pensó y se le encendió la bombilla. Tiene a su Luque particular en Parri, la pieza que inicia cada jugada a balón parado. En Fleurquin se encuentra su Torrecilla. Y también posee a su propio Aranda en Dani, ese que se pelea con todo y cuya mirada hace parecer que hasta su entrenador es el enemigo. Nada cambia al polémico ex bético, al que 'echaron' de Primera División por jugar al fútbol como si cada partido se tratara de un duelo contra los 'malos' del barrio vecino. Incluso se parece en el aspecto físico, con su cabeza rapada, aunque adolece de algo menos de calidad y de cuerpo. Eso sí, ayer estuvo más fino y listo el sevillano.
Por sorpresa
El Cádiz, al igual que el '74', es un equipo de otro formato, hecho para otra coyuntura. Sin embargo, sabe mimetizarse con el entorno. Por plantilla y por refuerzos de invierno su aspecto es más voluminoso. Sobre el terreno de juego, su comportamiento es similar. Al menos lo fue en Motril. El gol de Fagoaga al cuarto de hora le obligó a ello. El zaguero vasco culminó una de las decenas de estrategias que Tapia acumula en su disco duro. El pase de Luque desde el córner a la frontal no lo esperaba nadie. Y Fagoaga completó una faena que dejó a Koke Contreras como él mismo reconoció al término del partido: con cara de tonto. A los rojillos se le puso la tostada como preferían. Por primera vez en tres partidos conseguían adelantarse.
La media hora siguiente dejó claro que sólo una pillería o un despiste podía cambiar el panorama. El Cádiz, vestido de '74', aunque de gris y negro -cosas inexplicables de la mercadotecnia- se agarró a la pizarra en la segunda mitad. Luque les enseñó cómo. Y Parri lo aprendió bien. Falta al área desde la banda, bote del balón y Dani que sorprende por la espalda a Fagoaga y, de leve toque de cabeza, echa por tierra el estupendo gol del defensa. Natalio, cedido por el Almería esta semana, había debutado dos minutos antes con el Cádiz, pero fue el 'pillo' Dani el que recolocó a su equipo con todo el segundo período por delante. Su mutación en '74' le estaba dando resultado.
Pero... siempre hay un pero. Por ausencia de vistosidad, ambos equipos se podían haber evitado la segunda mitad. La salida de Elvis y la lesión de Aranda cambiaron la cara del equipo de Tapia. Natalio aportó presencia en el Cádiz, pero poco más. Por la banda derecha, donde Juanlu Hens había hecho un gran trabajo, llegó la solución al tostón. Con ayuda arbitral, eso sí. Un centro de Elvis, ya dentro del área, se estampó inevitablemente en la mano derecha de Gonzalo Vicente. Teixiera Vitienes no lo vio, pero su asistente creyó oportuno marcar penalti una acción que otros no pitarían. Hasta en eso quiso parecerse el Cádiz a su rival.
Luque, ya se sabe, es especialista. Y no falla. Contreras se lanzó a su izquierda y él lo tiró al otro lado. Ni el descuento hizo cambiar el gesto al Cádiz. La cara de tonto de Contreras se mantuvo igual. Y el original pudo con la copia.
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