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Cultura-Granada

Atroj: «Los raperos son nuestros troveros del futuro»

La nueva banda del granadino Manuel Mateo, 'el de Lombarda', se estrena este fin de semana en El Secadero de Alhendín

JUAN JESÚS GARCÍA

Viernes, 7 de marzo 2008, 09:17

Estudioso, animador, agitador, recopilador y muchas otras cosas más en los últimos ya casi 30 años, ha sido Manuel Mateo, un músico imprescindible en la historia reciente de la Granada musical. Miles de chavales han visitado su exposición 'Instrumentos del mundo mundano' y ahora, con Juan Antonio Rodríguez, Gustavo Reyes y Achraf el Idrissi 'Kino' regresa a la acción con un nuevo grupo: Atroj. Este fin de semana es su puesta de largo en El Secadero.

-Lombarda, Celtas Triple Filtro, Supervivientes, Shannon... ha estado sucesivamente en todos los saraos 'folk' de esta ciudad.

-Guardo una foto fechada el 1 de enero de 1980 tocando con Lombarda y también tengo una placa, con fecha 12 de diciembre de 2003, que recuerda el último concierto que di con el grupo. Entre estas dos fechas han pasado 23 años, durante los que he formado parte de los grupos que mencionas. Ésta es mi historia y no se puede borrar; yo por lo menos no quiero ni debo hacerlo. Mucha gente me conoce como Mateo 'el de Lombarda', pero yo prefiero hablar del futuro, del nuevo 'sarao' folk como dices, ya que toda mi vida ha girado y gira alrededor de la tradición oral.

-Uno de los más reconocidos historiadores del rock asegura que el futuro de la música popular está en el folk. ¿Está de acuerdo?

-Habría que saber la nacionalidad de ese historiador, porque en España la palabra folk no tiene el mismo significado que, por ejemplo, en Estados Unidos; para ellos hay muchas músicas que entran dentro del ámbito del folk y, sin embargo, en Europa o en España, esta palabra acota más a las músicas de raíz, las músicas que nacen del pueblo y que el pueblo mismo transforma... unas veces más y otras menos. Por ejemplo, creo que muchos intérpretes de rap o de hip hop desconocen que hay una enorme y larga historia de improvisación poética oral en todos los rincones del planeta, y esto es folk, es tradición. De hecho creo que el rap es la improvisación del siglo XXI. Los raperos son nuestros troveros del futuro.

Reivindicar lo olvidado

-¿Qué significa Atroj?

-En Andalucía se llama así a lo que en otros sitios se denomina la cámara, la troj, la troja, el atroje. Servía para guardar la paja, el trigo, para secar y guardar melones, membrillos, caquis, uvas. Estaba situado en la planta superior de la casas, en el espacio entre la cubierta y las bóvedas de la vivienda. En la actualidad suele ser el desván en el que se guardan los objetos inútiles o en desuso. Hemos querido revindicar algo que pertenece a la tradición, algo, como esos cacharros del desván, muchas veces ya olvidados.

-¿Qué aportan a lo ya escuchado?

-Atroj es un grupo nuevo y estamos intentando crear también un sonido nuevo, una especie de amalgama entre las músicas de tradición oral de la península ibérica y las músicas del otro lado del estrecho, en particular las de la cultura bereber. Atroj aporta esta fusión con naturalidad, no es nada artificioso. Para nosotros, es sorprendente como encajan un 'retrato' de Navalvillar de Pela (Badajoz) o unas coplas de Tarifa (Cádiz) con unas músicas y ritmos pertenecientes a la cultura Amazigh.

-Se habla mucho de 'multiculturalidad'. ¿Qué significa para Atroj este término?

-Vivimos en un país que es receptor de personas de todas partes del mundo. Cada uno nos trae sus ritos, sus músicas y sus tradiciones. Estamos obligados a convivir, pero antes debemos conocernos y una de las mejores formas es precisamente conocer lo que nos 'adorna'. Nosotros hacemos 'fusioculturalidad' (risas), denominando a lo que hacemos como música íbero-bereber.

-¿Cómo son en concierto?

-Atroj lo formamos cuatro músicos con distintas y al mismo tiempo convergentes trayectorias. La experiencia de cada uno hace que el directo del grupo sea potente y al mismo tiempo claro, cada instrumento tiene su sitio y su nivel sonoro en el conjunto. Creo que esto es lo que va a sorprender al público: el sonido de conjunto y la naturalidad con la que se pasa de cantar en bereber a castellano, la fluidez con la que las melodías se funden y con que la música surge.

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