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MUNDO

Nepal huye de la Edad Media

La confirmación del triunfo maoísta en las urnas prepara la abolición de la monarquía absoluta

ZIGOR ALDAMA

Martes, 15 de abril 2008, 04:36

Hasta el año 2006, el camarada Prachanda era un fantasma sin rostro que se guarecía en la espesa jungla del oeste de Nepal, a la sombra del Himalaya. Era el azote del absolutista rey Gyanendra y de su Ejército, y el líder de un movimiento revolucionario de corte comunista nacido de los estratos más desfavorecidos de uno de los países más pobres del mundo. Luchaba contra el feudalismo armado de guadañas, cuchillos y rifles de museo, y fue tachado de terrorista por las potencias occidentales. Pero puso en jaque a la mismísima Katmandú, la capital, y logró establecer un gobierno paralelo, que predicaba justicia e igualdad, en buena parte del territorio. Después de once años de guerra civil y más de 14.000 cadáveres, ahora, las elecciones del pasado día 10 podrían convertir a Prachanda en presidente de la República Federal de Nepal, y confirmar la propuesta del pasado 28 de diciembre para la abolición de la monarquía. De lo que no hay duda es de que el movimiento maoísta ha vencido. Y de que en el país del Himalaya comienza una nueva era.

Aunque el escrutinio avanza con lentitud y no finalizará hasta hoy o mañana, el Partido Maoísta de Nepal ya ha conseguido, con 108 diputados, la mayoría en la Asamblea Constituyente del país, en la que 240 escaños son elegidos por sufragio universal, y cuenta con una abrumadora ventaja sobre el Partido del Congreso, actualmente en el poder, que sólo ha obtenido, hasta ahora, 30 asientos. No obstante, la Asamblea estará compuesta por un total final de 601 miembros, entre ellos 335 elegidos por representación proporcional y 26 directamente asignados por el Gabinete de Gobierno. Así que es muy probable que Prachanda consiga una mayoría absoluta en el Parlamento, y tenga, por lo tanto, mucho que decir en la redacción de la nueva Constitución.

Revolución industrial

Si se confirma la aplastante victoria maoísta, Nepal podría estar a las puertas del mayor giro político de su historia. Prachanda ha prometido la reconversión del sector agrícola, sustento del grueso de la población a pesar de que su situación es propia de la Edad Media, y una revolución en la industria, cuyos beneficios, sobre todo en la explotación de las materias primas, se quedan en los bolsillos de pequeños sectores del poder, ligados hasta ahora al déspota Gyanendra. Eso sí, los maoístas han confirmado su compromiso con la democracia, y no parece que vayan a impulsar un régimen comunista.

Lo que no está claro aún es el papel que jugará el monarca y, sobre todo, cómo se tomarán la derrota los sectores más reaccionarios del Ejército. Para asegurar una transición pacífica, y el control de estos elementos desestabilizadores, el domingo se reunieron Prachanda y el actual primer ministro, Girija Prasad, que ya felicitó al comunista por la victoria. Ambos decidieron entablar una estrecha colaboración «para sentar las bases de una democracia sólida y duradera».

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