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SOCIEDAD

Luna de abril

La sabiduría popular sobre las consecuencias del influjo lunar en el comportamiento humano y en la agricultura es abundante, pero son creencias que carecen de fundamento científico

I. ÁLVAREZ

Martes, 15 de abril 2008, 04:29

NUESTRAS bisabuelas contaban que la ropa se lavaba con Luna menguante, así quedaba más limpia con menos esfuerzo. Quizá fascinadas por la imagen del disco plateado iluminando el oscuro cielo, atribuían al satélite un fenómeno que no sabían explicar de otra manera. La misma imagen ha inspirado desde siempre a artistas y músicos (el 'Claro de Luna' de Beethoven, por ejemplo), hechizado a los amantes y a los poetas, que la han hecho partícipe de sus cuitas y proclamado que 'el amor es como la Luna', porque cuando no crece, ay, es porque mengua.

La guardiana de nuestros sueños -según la literatura- está presente en infinidad de mitos. Quién no ha leído un libro o visto en el cine a hombres que se transforman en lobo con la Luna llena y los crímenes cometidos teniéndola a ella como único testigo. Otras tantas 'películas' han generado las creencias populares. Se ha dicho que el solo influjo lunar ataca a nuestro juicio, que el aumento de alumbramientos (¿la 'lunacepción'!) está asociado a la fase creciente y que la luz de Luna no sólo ayuda curar heridas y huesos rotos, sino que hace de la mujer... mujer. Aconsejan incluso las jornadas de Luna llena para cortarse el pelo y hasta se da fecha -'lunática', claro- a los días más adecuados para depilarse.

Aunque carezca de fundamento científico, se postulan como las mejores opciones para retrasar la alopecia y la reaparición del vello. Nada de esto satisface a los amantes de la razón. Que no a las gentes del campo, que desde tiempos inmemoriables han encontrado respuestas a sus quehaceres en las oscilaciones del satélite: el momento oportuno para talar sin que la madera sea fácil víctima de la carcoma, para llevar a cabo la poda sin perjudicar la vitalidad de la planta, para arrancar malas hierbas, para que la chimenea en casa tenga un mejor tiraje, para embotellar el vino... Una influencia proverbial.

La cara de Dios

Con ánimo de desenmascarar su identidad, hay culturas que consideran a la Luna la cara de Dios. Otras, como espejo de lo femenino. Una canción de cuna le pone nombre: 'El sol se llama Lore, Lorenzo y la Luna, Luna, Catalina, lina. Cuando Lorenzo se acuesta, se levanta Catalina, lina '. Tanto o más infantil resulta la influencia de la Luna en las mentes supersticiosas que asumen que la mala fortuna se ceba con quienes se quedan dormidos con la luz de la Luna bañando su rostro, porque puede conducirles a la locura. Se dice que hay quien incluso compra y vende valores bursátiles según las fases de la Luna.

No es fruto de la suerte que cuando la Luna crece, dibuje una 'D' en el firmamento. Y si decrece, puede leerse una 'C'. Pero si la Luna ya juega a despistar...

MUNDO RURAL

Mitos. De las fases lunares y de la exposición planetaria dependen el éxito o fracaso de las siembras, injertos, recolección, así como evitar peligros en la castración y en las intervenciones para la cura de enfermedades que afectan al ganado.

La lista de recomendaciones es infinita. Para evitar que espiguen demasiado rápido, siembre las lechugas en menguante. Para evitar un enraizamiento superficial, el periodo de Luna descendente.

El heno será de mejor calidad si se siega en ascendente. Mientras que los huevos recogidos en cuarto menguante dan más pollitos y las aceitunas de la Luna llena, mejor aceite... También en esta fase se corta el heno y la alfalfa para el consumo animal -tiene más nutrientes-, se recolectan tomates para conserva y se talan almendros, nogales y encinas, que darán madera sana y resistente.

Obtendrá mayor rendimiento si vendimia en luna ascendente, y en descendente si desea mejorar la conservación del vino. Y cuidado con los días de viento, frío, tormenta y grandes mareas, no son propicios para embotellar. Carlos Sánchez, un estudioso de los hongos de la Sociedad Micológica Caesar Augusta, empezó en 2001 a anotar la fase lunar de sus recogidas en sus salidas al monte. Dice haber observado que las recolecciones de hongos abundan cuando la Luna está en cuarto creciente y que los champiñones brotan con generosidad tras Luna nueva.

Realidades. En la agricultura ancestral, la observación de los astros era una práctica habitual. Numerosas publicaciones recogen hoy la sabiduría popular de las gentes del campo. Seguirlas es otra cosa. Ahora bien, los movimientos de las mareas, en los que interviene la Luna, se relacionan con el ascenso de la savia de las plantas y, respecto a la intervención de la luz del satélite en la fotosíntesis y la germinación, se alude a que los rayos lunares son capaces de penetrar en el suelo.

Para rebatir la creencia de que, dependiendo de la fase lunar en que se siembre, se recogerá una cosecha más o menos abundante, un grupo de escépticos de Canberra, Australia, se interesaron por el asunto cuando un periódico local informó en su sección de jardinería sobre las mejores épocas para plantar verduras de acuerdo con el ciclo lunar.

A partir de la información proporcionada por la Sociedad de Cultivadores Orgánicos de Canberra, que facilitó las semillas, se hicieron veintidós plantaciones en días buenos y malos. Un mes después, se recogió la cosecha y se pesaron las plantas. No se detectó «una diferencia significativa en el peso de los productos, aunque las semillas fueron plantadas en buenos y malos momentos, de acuerdo con la supuesta influencia astrológica».

CUIDADOS PERSONALES

Mitos. Para que el cabello sea más fácil de peinar, se recomienda escoger la luna creciente. Para hacerse una permanente, menguante (en creciente aguanta mejor, pero el pelo queda mucho más dañado). Y para que el pelo crezca fuerte, sin duda, la Luna llena. Callos, verrugas y durezas también se rigen por el ciclo selénico: extraerlos en luna menguante cuando se encuentra ante el signo de Capricornio o de Tauro es la opción más rentable. Y para evitar el riesgo de uñas encarnadas, también hay que cortarlas con un ojo en el calendario, evitando hacerlo en los nodos lunares.

Realidades. Es un apartado que carece de demostraciones científicas.

SALUD

Mitos. Según la creencia, el plenilunio nos pone neuróticos y violentos y acelera la fase final de los embarazos.

Realidades. «La cultura popular insiste en el tema, pero yo he hecho estudios en todo lo que la literatura atribuye a la Luna, y pese a buscarla con intensidad, no he encontrado ninguna relación», explica Antonio Balbuena, director del Instituto de Atención Psiquiátrica Mental de Barcelona. Ni siquiera en los partos, que siguen un ciclo de 28 días, de nueve meses, en los que todo indicaría conexión con el ciclo lunar, se ha encontrado rastro de su influjo. Tres investigadores del Hospital Universitario de La Candelaria en Tenerife analizaron en 2003 un millar de casos de pacientes víctimas de actos violentos en correspondencia con el calendario lunar. «Cuando sabemos que habrá luna llena, en Urgencias solemos decir que 'habrá movida'. Si la gente lo dice, alguna razón debe tener, pero nunca encontramos ninguna evidencia estadística», concluye Salvador Núñez.

Ningún estudio clínico ha podido establecer tampoco vínculos entre las variables hormonales de nuestro ritmo circadiano (ciclo de 24 horas) con ninguna fase lunar. Alex Pokorny y Joseph Jachimczyk, de la Escuela de Medicina Baylor de Houston, hicieron a principios de los años 70 del siglo pasado un análisis de 2.494 homicidios ocurridos en el estado de Texas (EE UU) durante catorce años. Concluyeron que la distribución de asesinatos no era «estadísticamente diferente en cuanto al periodo lunar de lo esperado por azar», indican Roger Culver y Philip Ianna 'Astrología: ¿mito o realidad?' (1979).

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