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El técnico municipal Alberto Martín, junto al lavadero del barrio alto de Pitres. / R. VÍLCHEZ
La Taha rehabilita los lavaderos públicos para ampliar su patrimonio etnológico
Provincia-Granada

La Taha rehabilita los lavaderos públicos para ampliar su patrimonio etnológico

El municipio fue declarado en 2005 Bien de Interés Cultural dentro de la categoría de Sitios Históricos de la Alpujarra media

RAFAEL VÍLCHEZ

Domingo, 11 de mayo 2008, 03:40

La Taha está formado por las poblaciones de Pitres, Capilerilla, Atalbeitar, Ferreirola, Mecina, Mecinilla y Fondales. En 2005 este precioso municipio fue declarado por la Dirección General de Bienes Culturales, Bien de Interés Cultural, categoría de Sitio Histórico de la Alpujarra media granadina.

El Ayuntamiento, presidido por María del Rosario Fernández, consciente de que hay que conservar la herencia cultural, ha rehabilitado con la ayuda de la Junta de Andalucía los lavaderos públicos. Se han adecentado el del 'Barrio Alto' y 'Fuente Marujo', situados en Pitres y los ubicados en los anejos. Tan sólo falta por restaurar en Pitres la 'Fuente del Presillo'.

Técnicas antiguas

Según el técnico de gestión del Ayuntamiento de La Taha, Alberto Martín, la rehabilitación de los lavaderos se ha realizado con técnicas de construcción antiguas, para respetar el encanto y la arquitectura ancestral alpujarreña.

«Cada lavadero dispone también de fuente para beber o llevar agua y abrevadero para los animales. Antiguamente, cuando las casas no disponían de agua corriente, los lavaderos eran lugares, diría yo, de socialización femenina. Las mujeres iban a por agua y a lavar los trapos. Trabajaban mucho. Todo se hacía a mano. También se hablaba mucho. Era donde mejor se podía hacer. Los lavaderos eran verdaderos mentideros donde se lavaba y se rumoreaba mucho», declara Martín.

En el municipio de la Taha existe un ramillete de lavaderos con muchos siglos. Guardan el sabor y el estilo de hace siglos. Antaño fueron imprescindibles para la higiene y para surtirse de agua procedente de Sierra Nevada. Las siempre atareadas amas de casa se acercaban a los lavaderos con cubos y canastas repletas de ropa para lavar a mano sobre inclinadas lajas. El jabón que se utilizaba era casero y la colada se ponía a secar por los alrededores.

Los lavaderos cubiertos se construyeron a semejanza de las moradas tradicionales. Ahora la mayoría de los lavaderos de la Alpujarra, muchos rehabilitados, han pasado a ser preciados elementos que forman parte del patrimonio etnológico de la comarca.

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