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Cultura-Granada

ÁNDRÉS CALAMARO, MÚSICO: «No me acostumbro a la popularidad»

El cantante presenta mañana en la Feria de Muestras de Armilla su nuevo disco, 'La lengua popular'

JUAN JESÚS GARCÍA

Viernes, 23 de mayo 2008, 04:41

El pasado marzo, Andrés Calamaro comenzó en Montevideo una gira intercontinental que le va a llevar a recorrer un buen número de países durante todo este año. La semana pasada desembarcó (y casi se ahoga por las lluvias) en Valencia para la primera parte de su estancia en España de tan sólo cinco fechas, que mañana sábado continúa en la Feria de Muestras de Armilla (21.00 h). Tras estar ausente en los primeros años del siglo, en los últimos cuatro a publicado cuatro discos, cinco contando con el que recuerda la gira triunfal que hizo en 2007 con Fito Cabrales. El último, y el que tocará mañana es 'La lengua popular'.

-Tras la pausa ahora no para. ¿Está recuperando el tiempo perdido?

-¿¿No sé de cuál de mis pausas estamos hablando!! Tampoco estoy cantando taaaaanto. Hace demasiado tiempo no tenía a mi banda junta y ahora vamos a tocar más regularmente.

-¿Sigue teniendo cientos de canciones en el congelador o le van caducando ya en la espera?

-Algunas son descartes de los discos, pero tengo mucha obra en el congelador caliente, mucho archivo y de gran interés. Muchos palos envenenados.

-Me gustaría conocer sus recuerdos de tres conciertos: del de Dylan en Granada (o de aquella gira), de los que dio con Bersuit en el Luna Park y de la experiencia con Fito.

-Dylan en Granada: creo que yo estaba bastante pedo, pero Dylan siempre fue muy amable conmigo. De los Bersuit en el Luna me gustó el segundo y el tercer concierto; sin embargo, 'El Regreso' está grabado la primera noche (eso creo recordar). Con Fito, grandísima experiencia, personal y musical. Fito es de acero, de hierro, es irrompible pero es dulce y muy generoso. Además es un guitarrista muy bueno. Nos despedimos en Chile y Argentina, con dos recitales grandes en Buenos Aires al aire libre. Era verano pero hacia frío, y F&F se comieron al público, que los recibió con respeto aún sin conocer las canciones.

-¿Es cierto que ustedes los argentinos tradujeron el rock and roll al español?

-El rock de autor, sí... porque ya se cantaba en México una versión de los rock 'n' rolles clásicos de los 50.

-En todo caso usted y muchos roqueros de su país han metabolizado muy bien sus ritmos populares propios sin complejos. ¿Es una solución muy nuestra frente al uniformismo de lo anglosajón?

-También existe allá un cierto rechazo por todo lo que no suene a rock... y los híbridos no son bien recibidos por todos, no crea.

-¿Qué opina del curioso regreso de Tequila?

-Opino que puede ser emocionante y excitante, pero creo que Felipe no va a ser de la partida. Debería ser un recuerdo para Julián, que estaría feliz de poder reunirse, y para Manolo.

-He leído que ocasionalmente le comparan con Lapido, otro de su generación. ¿Sigue lo que está haciendo en solitario el ex 091?

-Lamentablemente no lo sigo, pero recuerdo 091, tengo mucho respeto por este colega. Espero que podamos comunicarnos, escribirnos y hablar para descubrirnos un poco más.

-Últimamente no para, va de canchas a estadios pero sus canciones cada día se mueven en espacios emocionales más íntimos. ¿Hay alguna contradicción entre ambos niveles de comunicación?

-Sí, creo que me estoy expandiendo... pero estoy bajando tallas de pantalón. Nunca me acostumbro a la popularidad, quería ser sólo estrella de rock. Pero estaba señalado para hacer rock y además popular... y lo puedo soportar, aunque preferiría tocar en lugares más chicos, más recogidos, sin pantallas al costado del escenario y las gentes mirando a los músicos en carne y hueso. Tengo un público demasiado joven.

-Le dedica una canción al comedor popular que hay en el centro de Puerto Madero (la 'milla de oro' de Buenos Aires) recordando que la vida no es tan bella. La foto es estremecedora. ¿Es una metáfora de la insolidaridad del 'primer' mundo?

-Pero también de la solidaridad y también es una mirada agria sobre el turismo. Buenos Aires no había sido, nunca, tan turística como ahora, y que lo sea porque es barato me hace sentir una prostituta de Babilonia. Y a los humildes, como a los presos, hay que recordarles que uno se acuerda de ellos.

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