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MANUEL PEDREIRA
Domingo, 13 de julio 2008, 19:50
Se llama Chema Martínez (Madrid, 1971) pero por su aspecto bien podría llamarse Yitzhak Dresdner y haber nacido en Cracovia en 1920. El atleta madrileño campeón y subcampeón de Europa de 10.000, la mejor baza española para el maratón de Pekín, tiene el aspecto de un judío a punto de sucumbir de inanición en un campo de exterminio nazi. No es para menos después de haberse metido más de seis mil kilómetros entre pecho y espalda desde el uno de enero. Pero en ese saco de huesos convive también un atleta feroz y convencido de sus posibilidades. «Este año no me cambiaría por nadie», asegura en esta charla con IDEAL durante su preparación en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sierra Nevada, donde es un asiduo y donde permanecerá un mes. Chema alterna entrenamientos en las cumbres con 'tiradas' extenuantes junto a su casa de Salobreña. Y mientras se afila y se afila, sueña con el 24 de agosto y un estadio con forma de nido aclamándolo camino del oro olímpico en la prueba mítica.
-¿Cómo se imagina el maratón de los Juegos?
-Muy caluroso, con un grado de humedad altísimo y que será extremadamente duro. Voy preparado para sufrir desde el primer metro.
-¿Acaso no son muy duros todos los maratones?
-Sí, pero en los Mundiales de Osaka tuve la experiencia de correr un maratón a más de treinta grados y por encima del 80% de humedad. Pese a que había entrenado en Salobreña, lo de Japón fue peor. Allí comprobé en qué puede convertirse un maratón en condiciones extremadamente duras.
-¿Cómo influirán esas condiciones ambientales?
-No ganará el más rápido, ni siquiera el que en mejor forma esté, sino quien se sepa adaptar mejor al calor, la humedad y la polución.
-Gebrselassie se ha 'borrado' por la contaminación, ¿teme que llegue a afectarle?
-No. Sin ánimo de criticar a nadie, creo que 'Gebr' ha renunciado por razones puramente económicas. Ya no tendrá motivación por ser campeón olímpico porque ya lo ha sido varias veces y le será más rentable correr una maratón comercial al mes siguiente. Yo soy un apasionado de esto, mi motivación siguen siendo las medallas y creo que hay que estar en las grandes citas por encima de todo.
-Visto el cielo de Pekín, ¿no entrenaría mejor entre los coches de la Gran Vía madrileña que en el aire limpio de Sierra Nevada?
-A lo mejor te aclimatarías, pero a tu organismo lo estarías dañando seriamente. Confío en que el Gobierno chino se preocupe, piense en los deportistas y haga lo posible para reducir al máximo la polución. Al menos ese día será igual para todos, pero para entrenar no quiero hacerme pupa.
-En Helsinki 2005 la humedad le 'atacó de tal forma que lo empujó a completar su peor maratón, ¿se ve preparado para no tropezar en la misma piedra?
-En Helsinki me di cuenta de que, acostumbrado a entrenar en Madrid, mi cuerpo estaba preparado para soportar temperaturas muy altas pero no la humedad. El año pasado intente prepararme en condiciones parecidas y decidí entrenar en Salobreña, donde tengo una casa. Creo que me ayudó a soportar la humedad y a crecer en ese sentido. La prueba es que ahora, un año después, todos los entrenamientos duros los hago en la playa y noto la mejoría. No necesito tanta agua y mi cuerpo se adapta mejor.
-¿Es cierto que en el maratón de Osaka se bebió diez litros de agua?
-Fue brutal, desde el primer avituallamiento, en el kilómetro 2,5, comencé a hidratarme, cosa impensable en otro maratón. Al final hice cuentas y me bebí esos diez litros.
-¿Ha vuelto a competir en esa zona?
-No. He ido al Europeo y al Mundial de cross y a otras pruebas, como el maratón de Madrid. Todo enfocado a Pekín.
-¿En qué marca estarán el podio y las medallas?
-Si eres capaz de hacer 2:14 o 2:15, te vienes con una medalla. Parece fácil, pero el año pasado en Osaka se ganó en 2:16.
-¿Qué supuso el décimo puesto de Osaka?
-Me dio la confianza de saber que estaba haciendo las cosas bien. Siempre pensé que estaba condenado a entenderme con la maratón y ahora sé que he encontrado el camino para hacer grandes cosas.
-¿Se ve con opciones reales de medalla?
-Si digo que no mentiría. Sé que es muy difícil, que son unos Juegos Olímpicos, pero me veo más allá del kilómetro 30 en el grupo de favoritos. Después depende del día que tengas.
-¿Cuáles serán los rivales para ese podio?
-Claramente los tres kenianos. Han sido primero y segundo en Londres y primero en Boston. Fallan muy poco. Te enfrentas con ellos diez veces y te ganan nueve. Espero que me toque ganar en los Juegos.
-Tras ganar el Mapoma dijo que ya le había pillado el tranquillo al maratón. Cuente, cuente.
-Siempre he corrido mucho con el corazón. Todas las pruebas las hacía a tope, ya fuera un 3.000, 5.000, 10.000 o cross. La pista me restaba eficacia para la ruta pero ahora voy teniendo las cosas un poco más claras y me veo mejor.
-¿Por qué eligió Madrid en lugar de una carrera de más prestigio?
-Los maratones comerciales se corren a ritmo de récord del mundo y a mi me gusta tener opciones de ganar. Lo prefiero a una buena marca pero terminando octavo. Llegar primero a la meta me motiva mucho.
-¿Cómo ve a sus compañeros, Pepe Ríos y Julio Rey?
-Es un equipo muy potente, de garantías. No me cabe duda de que somos los mejores que hay. Cualquier de los tres podemos tener nuestro día y hacerlo bien.
-¿Afronta los Juegos en su mejor estado de forma de siempre?
-Este año no me cambiaba por nadie. Llevo siete semanas de entrenamientos brutales, haciendo 220-230 kilómetros y en los ritmos previstos. A lo mejor no estoy para hacer una grandísima marca en 10.000, pero sí para dar el 100% en el maratón.
-¿Puede ser Chema Martínez el Stefano Baldini de Atenas?
-Ojalá. A Baldini le gané cuando fui campeón de Europa y cuando veo el vídeo y lo veo entrar cuarto me digo, por qué no. Desde luego es una referencia para todos los atletas blancos.
-Un vistazo a su trayectoria revela que le cuesta dejar la pista y centrarse en el maratón, ¿por qué?
-Adoro la pista y no me arrepiento. Es cierto que ha retrasado mi dominio de los 42 kilómetros, pero pocos atletas pueden tener 7' 39'' en 3.000, 13' 11'' en 5.000 y 27' 30'' en 10.000 casi al mismo tiempo.
-Un maratón se prepara durante años pero después es la carrera de las sorpresas, ¿a qué imprevisto le teme más?
-Espero que no ocurra nada extraño en la semana previa. Dormir bien, asumir el cambio horario, no resfriarme y cosas así, que no me impidan dar el 100%, pero de la carrera no me preocupa nada.
-¿Qué le aporta el entrenamiento en altura?
-Para empezar, desconecto de una ciudad como Madrid. Aquí me tratan muy bien, disfruto entrenando y, además, como tengo casa en Salobreña, la familia me queda más cerca. Por otro lado, la mejora en el rendimiento es notable.
-¿En qué consiste su trabajo en el CAR de Sierra Nevada?
-Dos sesiones diarias, con tres carreras fuertes a la semana más una sesión de gimnasio. Intercalo los entrenamientos en altura con otros a nivel del mar.
-¿En qué consisten las sesiones más duras?
-Ayer mismo, en Salobreña, hice doce miles por debajo de 2' 50'' con treinta segundos de recuperación. El domingo corrí dos horas, 34 kilómetros y el viernes tres 5.000. Lo duro no son los entrenos en sí sino el día a día. No descanso nunca.
-¿Cuándo viajará a China?
-En el primer grupo, el 30 de julio, 26 días antes de la carrera.
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