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Cultura-Granada

«Queipo no dio café»

El investigador y autor de las memorias reconstruidas del general dice no haber encontrado dato alguno sobre su implicación en la muerte de García Lorca

JUAN LUIS TAPIA

Sábado, 18 de octubre 2008, 04:29

CAFÉ, que le den café, mucho café». Con esta frase se dice que Queipo de Llano sentenció a muerte a Federico García Lorca. El comandante Valdés, al mando de la sublevación militar en Granada, hizo la nefasta llamada al general que se encontraba en Sevilla. ¿Qué hacer con García Lorca? La contestación se esculpe en el lapidario de la tragedia lorquiana. Pero el libro 'Queipo de Llano', del escritor Jorge Fernández-Coppel, acaba de sembrar la duda sobre la certeza de aquellas palabras y la implicación del rebelde en la muerte del poeta de Fuente Vaqueros. Queipo de Llano luchó en la Guerra de Cuba y contra la monarquía de Alfonso XIII. Era íntimo de Primo de Rivera, aunque después se enemistaron y peleó por la República. Medía 1,90 metros y era un hábil espadachín, padre de cuatro hijos. Fue destituido y encarcelado en prisiones militares; y regresó como heróico militar en la II República. Tenía una excelente relación con el presidente Niceto Alcalá Zamora, pero muchos encontronazos con Azaña. «Es un personaje que hubiese encajado mejor en el siglo XIX», resume Fernández-Coppel. Café significaba pena de muerte (más exactamente, asesinato). El escritor recuerda que café era un acrónimo (camarada, arriba: Falange Española) utilizado por los falangistas como consigna en los días previos al Levantamiento. El hispanista e investigador lorquiano Ian Gibson fue quien primero recogió la trágica frase allá por los años setenta, en uno de sus libros sobre el asesinato del poeta granadino. Después de varios años de trabajo y el estudio de miles de cartas y documentos que se encuentran en el archivo del general Queipo de Llano, el autor de sus reconstruidas memorias dice no haber encontrado ni la menor referencia al poeta Federico García Lorca. «Ni una sola vez, ni de refilón, es mencionado. Conociendo la idiosincrasia del general, que pensaba en voz alta y lo dejaba todo por escrito -lo que le provocó multitud de problemas-, parece imposible que fuera él quien ordenara el asesinato del poeta granadino», explica Fernández-Coppel. «Si se tiene además en cuenta que reconoce que mandó fusilar a personajes de la talla del general Campins, el coronel Mateo o el capitán Burguete, ¿por qué no reconocería el asesinato de Lorca?», cuestiona el investigador. El escritor reitera que en sus conversaciones con el recientemente fallecido Gonzalo Queipo de Llano y Martí, hijo del general, surgió varias veces este tema. Según el especialista, el descendiente lo explicaba así: «Aún recuerdo cómo mientras comíamos en la residencia de mi padre en Sevilla le llegó la noticia del asesinato de García Lorca. Mi padre pegó un puñetazo en la mesa exclamando: '¿Esto nos hará mucho daño! ¿Qué muerte tan innecesaria! Las venganzas canallescas nunca abandonarán a este pueblo'». Molestos Gonzalo Queipo aseguró a Fernández-Coppel que su padre siempre sostuvo que nunca tuvo nada que ver con aquello. «Qué mejor prueba puede haber de su desconocimiento sobre el tema que ni las izquierdas durante la guerra, ni tampoco las derechas posteriormente, utilizaron jamás, y repito jamás, el asesinato de García Lorca contra mi padre. ¿Y qué gran arma hubiera sido para ellos!». La negación de toda relación de Gonzalo Queipo de Llano con la muerte de García Lorca ha molestado a quienes tienen un concepto del general muy diferente de esta imagen de bonhomía que ofrece este escritor y piloto de Iberia. Este mismo general fue quien en sus alocuciones radiofónicas espetó: «Ya conocerán mi sistema: por cada uno de orden que caiga, yo mataré a diez extremistas por lo menos. A los dirigentes que huyan, no crean que se librarán con ello: les sacaré de debajo de la tierra si hace falta y si están muertos los volveré a matar». jltapia@ideal.es

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