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JUAN JESÚS GARCÍA
Domingo, 2 de noviembre 2008, 03:17
Otis Grand es un verdadero embajador del «blues de verdad» como él mismo dice. «Nada de rock, de pop o de jazz», precisó en Atarfe, aunque luego no fuera del todo cierto. Este representante de esa forma atemporal de música estadounidense que es ya un lenguaje mundial, se hizo en Mali (donde lo reivindican como suyo), luego fue exportado a USA. En Granada, Grand es amigo de escenarios de la Blues Band y también se larga a Italia si hace falta, que el grupo que se trajo este invierno acelerado es enteramente italiano. Y es que como el esperanto o la crisis, el blues es común ya a todos, incluso a los que no lo saben, porque es el común denominador de casi toda la música popular del imperio desde el siglo XX en adelante. A los trece años se cuenta que Grand ya tocaba. Unos cuantos años después, Grand es un obrero del blues que lo lleva a todos los escenarios donde se le solicite. Para ello mantiene tres bandas, una americana, otra inglesa y ésta italiana, tres versiones de los Dance Kings (en este caso 'Ballo Res') de diferente tamaño; de los diez o doce a los seis músicos con que tocó en Atarfe, pero sin perder brillo ni espectacularidad. Más no es más Este músico anglolibanés no es un fulgurante digitador del mástil, más bien se ajusta a la oferta económica de un B.B. King, (que lo reconoció como continuador suyo) sabedor de que no siempre más es más, sino todo lo contrario. Sin embargo tiene el duende del swing, el alma del boogie, conoce al dedillo el libro de estilo y es un excelente director de grupo, de los que alientan y sacan chispas de sus acompañantes: en este caso señalemos los centelleantes destellos del teclista (Enrico Carpaneto), el segundo guitarrista y cantante (Renato Scognamiglio) o el trompetista (Gianpiero Lo Bello. Ojo, con bolos al lado de Salomon Burke, Carla Bley o Lee Konitz, entre muchos). Como ya saben los que le conocen, Grand gusta de eso que llaman en el fútbol 'dar espectáculo', esto es generalmente subirse a un ritmo trotón propenso al tono eléctrico y orquestalmente muy de Chicago, que es siempre más resultón y bullicioso que la cosa rural y austera. Añadiendo fraseos latinos, citas hispano argentinas y lo que haga falta para sentirse más cerca del público, que es lo suyo (antes se bajaba incluso a tocar por la platea). Tuvo detalles como dedicar un 'Slow down' a la banda granadina que la ha grabado con él para su próximo disco. Un concierto muy agradecido en un día muy bluesy, del otro, del triste.
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