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COLPISA
Sábado, 21 de marzo 2009, 03:26
Manute Bol, uno de los jugadores más altos (2,31 metros) de la historia de la NBA, ha perdido a 250 familiares durante la guerra civil en el sur de Sudán, pero el 'gigante' africano ha apostado por la reconciliación en vez de la venganza. «Mi sueño es construir escuelas en Sudán del Sur, porque gracias a la educación se puede tener una vida decente, encontrar un empleo y progresar», comenta Bol, mientras busca la sombra bajo un árbol de Juba, la capital de la región del sur del país.
«Pero tenemos también que apoyar a la población de Darfur, porque sufren como nosotros», apuntó el ex jugador, que actualmente tiene 46 años. Hasta su retirada en 1995 vivió un auténtico sueño, que le llevó desde un pequeño pueblo de África al firmamento del deporte profesional estadounidense.
Sus inicios en el baloncesto fueron a la edad de 16 años, al final de la década de los 70, y fue 'descubierto' por un entrenador que se desplazó a Sudán y que le animó a hacer despegar su carrera en un centro de formación de Estados Unidos. Con problemas de comunicación por su bajo nivel de inglés, Bol tuvo dificultades en sus inicios en las competiciones universitarias, antes de ser seleccionado en 1985 por los Washington Bullets y estar una década en la prestigiosa NBA.
2 millones de muertos
En la actualidad, ya alejado de la élite deportiva, dedica una parte de su fortuna personal y su prestigio a mejorar la vida de sus compatriotas. El sur de Sudán intenta recuperarse de un conflicto civil que provocó dos millones de muertos de 1983 a 2005, tras los enfrentamientos entre grupos locales y el ejército central sudanés, que reclutó combatientes en otros puntos del territorio, como Darfur, en el oeste del país. Precisamente Darfur es el escenario de una guerra civil que ha alcanzado repercusión internacional por su dureza. «Lo que pasó con nosotros en el sur, es lo que ocurre hoy a la gente de Darfur», estimó Bol.
Manute Bol está apoyado en su labor política y humanitaria por la organización estadounidense 'Sudan Sunrise', que trabaja por la reconciliación en Sudán, implicando a gente de Sudán del Sur y Darfur en la construcción de escuelas. «Pensamos que una reconciliación en la base es primordial para el futuro de Sudán», comentó Tom Richard, director de la asociación. «Actualmente hay una apertura que no estaba presente en el pasado. Debemos aprovechar esta oportunidad para establecer buenas relaciones entre la gente del sur y del norte», añadió.
Reconstruir escuelas
'Sudan Sunrise' ha apostado por contar con voluntarios entre los estudiantes originarios de Darfur que estudian en la Universidad de Juba, con el objetivo de reconstruir escuelas destruidas durante la guerra. «La reacción fue extraordinaria. Varios estudiantes de Darfur vinieron inmediatamente para implicarse», aseguró Richard.
Manute Bol no fue nunca al colegio en Sudán y pasó su juventud cuidando ganado, principalmente bovino, hasta el día que su capacidad para el baloncesto fue detectada. Tan sólo el 2% de los niños terminan la educación primaria en el Sur de Sudán, según los datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). «Los niños son el futuro de Sudán. Poco importa la región de la que vienen», concluye el 'gigante', uno de los pocos deportistas de su país en brillar en el plano internacional.
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