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Un hombre cruza con su animal las calles de Ítrabo, camino de las huertas. /RAFAEL GAN
Camino de la ermita
La ruta de la Salud Ítrabo

Camino de la ermita

Un breve pero intenso paseo por las blancas callejuelas de la vieja alquería Aydrabu, descubriendo fuentes, lavaderos, pasadizos hasta culminar en la capilla de la Virgen

RAFAEL GAN

Lunes, 17 de agosto 2009, 04:08

Para conocer un pueblo hay que patearlo, ¿no creen? Me ocurre con todos los sitios adonde voy pero más aún con Ítrabo, la etapa de hoy, un pueblo con excelentes mimbres turísticas, cercano pero tal vez poco conocido, que cuenta con un interesante sendero de pequeño recorrido, el PR-A 52, que atraviesa todo el municipio y conduce hasta el Cerro de la Guindalera. Una auténtica ruta senderista, transitada por excursionistas y bikers con buenas piernas, que atraviesa la Sierra de Bodíjar, pasa por el río Nacimiento y llega hasta los 1.100 metros de desnivel.

Son 8 kilómetros de recorrido bien indicados -el Ayuntamiento dispone de una pequeña guía editada- tal vez demasiado pronunciados y calurosos para hacer en esta época del año que, en su primer tramo, discurre por el propio pueblo y se acerca a la histórica y venerada ermita de la Virgen de la Salud...

Así pues, hoy nos conformaremos con callejear por el viejo Ítrabo -antigua alquería musulmana de Aydrabu, vinculada a Almuñécar- en busca de la esencia de pueblo tradicional que le caracteriza. Pues, a pesar de las tropelías urbanísticas tan frecuentes aquí y allá, este pueblo de 1.000 habitantes conserva todavía bastantes lugares de interés para cualquiera que sepa asombrarse por la belleza de una casa bien conservada o un rincón de los llamados 'típicos': viejos pilones de agua en donde abrevan los mulos, balcones enrejados y cargados de macetas, visillos en las ventanas, la torre de la iglesia, empedrados artísticos,...

Salimos de la céntrica Plaza de Andalucía, refrescados en la fuente y cargados con alguna historia en el zurrón, contada por los mayores que aquí se reúnen a diario a la sombra.

Reticentes al principio, en seguida demuestran interés cuando el visitante pregunta esto y aquello, desea saber cómo son las fiestas, dónde puede comprar vino... ¡Hasta luego, gracias!

Pasadizo alpujarreño

Nos encaminamos hacia la calle Granada que luce pasadizo -una especie de tinao alpujarreño-, profusión de macetas, callejuela estrecha para apenas una persona...

Bueno, no es cuestión de llevar un itinerario definido sino más bien de curiosear a derecha e izquierda -calle Ofra, Almuñécar, Martín Recuerda- en dirección a uno de los hitos de nuestro paseo: el lavadero de la Carmeta, junto al viejo molino de aceite.

Recientemente restaurado a su estado original de una sola piedra corrida, no nos sorprenda el descubrir aún a esa mujer que prefiere el cemento duro y el agua fresca para lavar algunas prendas. Plof, plof, vuelta y vuelta, jabón casero, estampa de otros tiempos... Calle Zanja hacia arriba y salimos del entramado urbano tras la estela de un mulo indolente, con su par de serones, vacíos hasta la vuelta.

Vamos por el camino de la ermita, entre bancales de piedra repletos de subtropicales, huertas familiares, acequia enmudecida, agrestes chumberas, pitas, algarrobos...

Es el viejo camino de Guájar, una maravillosa vereda arriera en desuso, apenas transitada por algún agricultor camino de la finca, con su perrillo, o grupos de mujeres que suben por la tarde a caminar hasta la ermita de la Virgen de la Salud, un templo que data de 1661 y acoge la imagen de la patrona de Ítrabo. Un lugar adecentado poco a poco, con nueva iluminación, mirador turístico donde los haya.

¡Qué paz y quietud entre nísperos y aguacates, qué lugar ideal para disfrutar de las mejores vistas del pueblo! Nada que ver esta tranquilidad con la algarabía que vivirán itrabeños y visitantes en este mismo paraje natural, a finales del mes de agosto.

Fiestas de la patrona

Y es que durante todo el año, la pequeña imagen de la Virgen, de apenas 30 centímetros, 'vive' en una bella hornacina de la iglesia parroquial del Carmen, del siglo XVI, para evitar algún destrozo.

Pero el jueves 27 de agosto, por la tarde, el pueblo entero se echa a la calle para subir la imagen en andas, entre vivas y cantos rocieros. Con paradas prolongadas en el pilar del Moro o la fuente de la era, refresco necesario antes de afrontar las empinadas cuestas que la acercan hasta la ermita por otro camino, interesante también, que pasa junto al polideportivo.

Al atardecer la patrona ha de llegar a este lugar -cuenta la leyenda que un pastor encontró la imagen en una cueva cercana- junto a decenas de personas que asisten a la misa solemne y posterior bajada de la Virgen al pueblo.

Empiezan entonces cuatro días de fiesta seguida, de juerga y devoción, de verbena y procesión, que culminan con una última y multitudinaria romería a la capilla para despedir a su patrona hasta el año que viene, en este caso el domingo día 30.

Fiestas de agosto, festejos de fin del verano, la ocasión perfecta para dejarse de nuevo tentar por Ítrabo y venir en busca de la Salud.

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