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DIEGO QUERO
Lunes, 1 de octubre 2012, 22:27
El pasado viernes, un grupo de Asamblea UGR decidía encerrarse en el Hospital Real, donde se encuentra el rectorado de la Universidad de Granada. Era el primer acto de una historia que ha acabado hoy con la celebración de la apertura oficial del curso académico 2012-2013 y el nombramiento de nuevos doctores a puerta cerrada.
VÍDEO: ANTONIO OCAÑA Y FÉLIX TRIGUEROS
Pasadas las 10:00 horas de la mañana, un centenar de manifestantes se concentraban en la plaza de la Universidad, frente a la Facultad de Derecho donde se reunían los profesores ataviados para la ocasión y al lado de la iglesia de San Justo y Pastor, donde se celebraba una misa a la que ha asistido el rector de la UGR, Francisco González Lodeiro, que ha recibido una sonora pitada cuando ha salido.
Vídeo: ALFREDO AGUILAR
Vídeo: ALFREDO AGUILAR
Al mismo tiempo, miembros del mismo colectivo se encontraban encadenados en la mesa presidencial donde se iba a celebrar el acto oficial de apertura del curso.
Minutos después de la pitada, el rector se ponía al frente de la procesión cívico-académica que ha comenzado con un intercambio de empujones entre una docena de agentes de la Policía Nacional y los manifestantes, que trataban de impedir la marcha al grito de "¡ Vergüenza, vergüenza!" y ¡Universidad pública de calidad!'. La Policía Nacional ha escoltado la procesión que ha discurrido por San Jerónimo y por la calle San Juan de Dios hasta llegar al Hospital Real, acompañada por el centenar de manifestantes, que no han dejado de silbar y entonar cánticos en defensa de una universidad pública.
Vídeo: ALFREDO AGUILAR
En las puertas del Hospital Real los esperaban más de treinta agentes de la Policía Nacional. Detrás de las vallas, a los manifestantes y simpatizantes de Asamblea UGR se le unía la protesta de personal de la universidad granadina. En sus pancartas, donde se podía ver el logotipo de CC.OO. UGT y USTEA, entre otros, decían claramente "No a los recortes".
Vídeo: JAVIER F. BARRERA
Toda la comitiva, presidida por el rector, ha entrado en la oficina del rectorado, mientras los agentes de la Policía Nacional dejaban acceder a todos los manifestantes, que se han dirigido al crucero del Hospital Real, donde cinco miembros del movimiento seguían encadenados a la mesa presidencial.
Vídeo: ALFREDO AGUILAR
Los manifestantes se han subido entonces a la tarima e incluso a la mesa presidencial para seguir cantando, silbando y protestando en contra de los recortes, banqueros o la privatización de la universidad pública. Minutos después, la mayor parte de los manifestantes se han desplazado hasta el patio que da acceso a la oficina del rectorado. Tras varios empujones, el personal de la UGR no ha conseguido retener a los manifestantes, que han llegado hasta el despacho del rector, donde han seguido entonando sus cánticos y llamando a la puerta. En medio de esta situación, uno de los manifestantes ha sufrido un desvanecimiento, calmándose la protesta, aunque minutos después se ha reanudado, después de que el hombre fuera atendido.
Con los cánticos de fondo y el crucero ocupado, la Universidad de Granada ha celebrado en el Salón Rojo a puerta cerrada el acto oficial de apertura del curso y se ha investido a los nuevos doctores. El rector, Francisco González Lodeiro, con la voz quebrada, ha dicho que "es un día muy tirste para la Universidad". Ha lamentado la circunstancia en que se ha producido la inauguración y ha dicho que "por todos los medios se ha intentado llegar a un acuerdo pero no ha podido ser". Además, Lodeiro ha pedido diálogo entre las partes involucradas.
Minutos después, se empezaba a recoger en el crucero y los manifestantes lo iban desalojando, al igual que el resto de invitados que no han podido estar en el Salón Rojo. Los que quedaban frente al despacho del rector también han bajado el patio, donde algunos han formado corros para hablar entre ellos y otros con algunos de los invitados, donde han intercambiado opiniones. Acto seguido, se han desplazado a otro patio, donde han intentado mantener la fuerza de la protesta, aunque esta se ha diluido después de que la mayoría abandonara el edificio.
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