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PABLO RODRÍGUEZ , @pabrodgar
Lunes, 11 de febrero 2013, 01:30
Amazon dio el campanazo a principios de semana con una espectacular oferta: el Kindle, rey de ventas de las pasadas navidades, disponible por menos de 60 euros. Sin hashtags ni más publicidad que el boca a boca, la marca se convirtió rápidamente en tendencia en las principales redes sociales y, aunque no hay cifras oficiales aún, es de suponer que las ventas fueron acordes al ruído generado. El caso de Kindle, un instrumento más de los que hay en el mercado, no es sino una muestra de que el eBook se ha instalado en España de forma definitiva.
Lo digital está de moda y de su mano se está recobrando la costumbre de dedicar un tiempo al día al delicioso mundo de la Literatura. La novedad tecnológica y la comodidad evidente de los nuevos dispositivos traen de vuelta a una parte del gran público que había perdido interés en el mundo editorial. Si bien es cierto que la crisis ha atacado con especial intensidad a las grandes compañías editoras, numerosos emprendedores han visto en las opciones del eBook una oportunidad para hacer dinero con pequeñas editoriales.
El mercado de pago está despegando todavía, sin embargo tiene que luchar todavía con la cultura del libro gratis. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros de 2012, solo un 32% de los usuarios de lectores digitales compran libros. Este problema ha traído un fenómeno realmente curioso: el revival de los grandes clásicos. Los neófitos prueban las opciones del dispositivo con títulos gratuítos, en su mayor parte clásicos, que viven de esta manera una segunda juventud.
Formatos múltiples
Otros fenómenos que no ayudan a la puesta en marcha de mecanismos anti-pirateo son la enorme cantidad de formatos y la falta de un estándar de protección. Aunque el ePub se ha popularizado entre muchos usuarios debido a su facilidad de lectura y auspiciado por la IDPF (International Digital Publishing Forum), el mercado de e-reader no lo ha acogido en su totalidad. De hecho, el ya mencionado Kindle ha decidido apostar por los archivos Mobi y sus variantes como el AZW. Se trata de formatos casi propios que no han calado entre el público ajeno. Y aunque Amazon, productora del famoso Kindle, ha abierto el puño con la lectura de archivos RC sin DRM; TXT y PDF, no parece cercana su apertura total al ePub.
La misma tara la encontramos en el mecanismo anti-copia. La extendida cultura del pirateo no ha tenido que hacer frente aún a un sistema generalizado que se le oponga. El DRM, cuyas siglas en ingles hacen referencia a la Gestión de Derechos Digitales, es la protección que se añade al libro digital para evitar que se pueda copiar. Las compañías no han acordado aún que mecanismo emplear, además los pocos empleados hasta ahora han sido 'rotos' fácilmente por los usuarios, por lo que parece lejana la solución al problema. Un asunto que está poniendo en jaque no sólo a los grandes nombres de la industria, sino a un gran número de pequeñas editoriales que han apostado por la Literatura como negocio.
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