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Cómo abrigar al bebé
PADRE PRIMERIZO

Cómo abrigar al bebé

Llega el frío y nos ponemos frenéticos. Conviene no pasarse aunque tampoco quedarse cortos con los pequeños de la casa

RAFAEL LAMELAS

Domingo, 3 de noviembre 2013, 01:22

Lo de «llévate un abrigo», tan de las abuelas, es algo que se nos viene a la memoria cuando somos padres y nos toca pertrechar al bebé ante las bajadas de temperatura. Algunos pequeños quedan tan escondidos bajo tanto ropaje, capuchas y guantes que solo se les acierta a ver los ojos. Tal vez, algo exagerado. Los recién nacidos no tienen apenas grasa y su sistema de termorregulación no funciona demasiado bien. Al no moverse demasiado, no generan calor. Pero esto no significa que los convirtamos en un explorador siberiano. Puede ocurrir hasta que se les provoque frebrícula, al elevar demasiado la temperatura con tanta parafernalia. Dicen que hay una regla bastante sencilla: que en ese tiempo lleven una capa más que nosotros.

Hay que tomar en consideración cómo van. Porque si los llevamos en cochecito, normalmente ya van mullidos en mantas, por lo que a lo mejor no es tan necesario que lleve tanta ropa. Allí suelen ir protegidos encima del viento, lo que les permite conservar mejor el calor. Otro truco para ver cómo va es bastante evidente: si suda, es que nos estamos pasando.

Conforme crece, el bebé va tiene más grasa corporal y mantiene mejor la temperatura. Ahí empieza a equilibrarse lo de llevar las mismas capas que el adulto. Ya dependerá de lo frioleros que sean los progenitores. De nuevo, hay que velar porque no sude, porque si encima el niño pasa por lugares que tienen oscilación térmica, como la calle y la casa, puede llegar a coger frío.

Cuando camina, ya sí debe llevar la misma ropa que los mayores, aunque con ese tiempo ya se puede comprobar su propia reacción, incluso sus gestos. Al caer la noche e ir a dormir, suele ocurrir que muchos pequeños nerviosos se destapan. Si ocurre con frecuencia, lo ideal es que el bebé esté lo suficientemente abrigado. Si el frío es intenso, se puede caldear un poco la habitación, aunque si duerme solo es poco recomendable dejarle con una placa y la puerta cerrada. Ahí sí que se tienen que tomar medidas específicas según las circunstancias. El mejor termómetro son ellos mismos. Sus manos o su cara al contacto nos indicarán cómo se encuentran. Lo mejor es que la sábana y la manta no sean la base de su abrigo nocturno. Eso sí, aunque se tomen todas las medidas del mundo, si se tienen que resfriar, lo harán. Los niños son esponjas para los constipados, lo cual no tiene que propiciar que se baje la guardia. Abrigado sí, pero asado bajo mil mantas, no.

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