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Un asno con aparejo moruno participa en la escena del 'Carnaval', narrada por Juan Ramón Jiménez en 1914. :: GONZÁLEZ MOLERO
Platero cumple años en Monachil
CULTURA

Platero cumple años en Monachil

Cuatro asnos de la reserva Las Bellotas participaron en la representación de diversos pasajes del libro, editado hace cien años | Los escolares recrean la historia del burrito universal creado por Juan Ramón Jiménez

INÉS GALLASTEGUI

Viernes, 25 de abril 2014, 11:57

Platero y Laura, una niña de dulces ojos castaños y toquilla de lana gris. Platero y Miguel, un chaval con pinta de travieso y el pelo largo cubierto por una gorra antigua. Platero y Nuria, una chica alta y rubicunda con flores en el moño. Platero y Paloma. Platero y Óscar, y Sergio, y Lucía, Rafa, Inma, José Luis, Marta, Alejandro... Resumiendo: Platero y todos los alumnos de sexto de primaria del Colegio Público Los Llanos del Barrio de Monachil hicieron una recreación viviente del libro de Juan Ramón Jiménez, que se publicó por primera vez hace justo cien años. Los chavales, de 11 y 12 años, recitaron pasajes de 'Platero y yo' en cuatro escenarios diferentes, decorados para la ocasión, y, lo más importante, acompañados de cuatro 'plateros' de carne y hueso; o mejor dicho, de carne y algodón... porque ya se sabe que el burrito de Moguer «es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos».

«Este no es un libro para niños que habla de un borriquillo; es un libro difícil», reconoció la maestra Mari Cruz Lara, responsable del proyecto junto a Ana Mata, la otra tutora de sexto. «Otros años nos gustaba leerles algunos capítulos a los alumnos, para que vieran lo que es la prosa poética y explicarles su significado. Pero, con motivo del centenario, quisimos sacarlo a la calle», añadió la profesora, que además representa a Macaria/Aglae, la cuidadora del rucio.

Con ayuda del Ayuntamiento y del AMPA, resumieron el universo de Juan Ramón en cuatro edades de Platero. Y contaron con una colaboración muy especial. 'Zarza', una hembrita de solo ocho meses, 'Torvisco', de un año, la joven 'Lavanda' y el ya adulto 'Romero' participaron en la representación sin inmutarse, mascando tranquilamente ramas de jaramago y briznas de paja. Los cuatro viven a sus anchas en la reserva Las Bellotas, en el camino de Los Cahorros, donde Rafael Fuentes y Aurora Moreno luchan contra la extinción del asno andaluz, una raza noble e inteligente que ha ayuda a las personas en los más diversos oficios y tareas desde tiempo inmemorial.

La infancia y el paisaje

Rafael, además de cuidar a los pollinos, interpretó a Juan Ramón Jiménez en el primero de los escenarios montados en distintos puntos del recinto escolar. «Me encanta el personaje y tenemos una afinidad, por el cariño a los asnos: a mí me llaman el hombre de los burros y es un honor -explicó-. Trabajamos en la sanidad desde hace 34 años, pero estamos locos y queremos preservar este animal que es parte de nuestra cultura y al que tanto debemos».

Por cada escenario fueron pasando por turnos, a lo largo de toda la mañana, el resto de alumnos de Los Llanos, desde los más chiquititos, de 3 años, hasta los de quinto, cerca de 400 en total. A todos ellos, sus respectivos maestros les habían hablado en clase del poeta de Moguer, ganador del Nobel de Literatura en 1956, y de la bestia a la que contaba sus sentimientos y vivencias; su comunión con la belleza del paisaje andaluz, la nostalgia por el paraíso de la infancia, el lamento por la miseria y la brutalidad de la época.

Todo el colegio se implicó. El director, Sigfredo López, muy metido en su papel, interpretaba al maestro de la 'miga', que es como se llamaba la escuela infantil hace un siglo, mientras los chicos se afanaban con las 'tablets' de entonces, unas pizarritas con la tiza incorporada. Él mismo colocó a Platero su corona de perejil por ganar la carrera narrada por el poeta onubense.

«Es muy bonito, pero muy difícil, porque es prosa poética: o sea, que está escrito poéticamente, pero en renglones enteros», aclaró Paloma, una de las niñas que recitó. «Lo hemos tenido que ensayar mucho», apostilló Óscar. Para Miguel, «el libro es muy bonito y Juan Ramón Jiménez, un artista. Ha sido muy emocionante». «A mí me ha tocado un trozo de 'Nostalgia', que es cuando Platero se muere y Juan Ramón Jiménez le habla de una manera muy especial. Me ha dado un poquillo de pena», reconoció Nuria.

Los burros, asegura Rafael Fuentes, viven unos 30 años, pero Platero ha cumplido ya cien y, a este paso, será eterno. Seguirá vivo mientras haya niños que lean su historia y él los vea desde el cielo de Moguer. Porque tú los ves, ¿verdad, Platero, que los ves?

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