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CÉSAR GUISADO
Lunes, 19 de mayo 2014, 06:55
Segun Luth Ayoola (Oyo State, Nigeria, 1994) llegó hace dos años a Granada, al centro de menores Ganivet. Su afición y sus buenas cualidades con la pelota hicieron que su camino se cruzara con el de Félix González, profesor de la escuela vinculado a la cantera del Granada CF, donde trabaja con chicos en riesgo de discriminación social.
A sus 19 años y con miles de kilómetros en sus pies tras correr por medio mundo en búsqueda de una vida mejor, Segun comienza a trabajar en una peluquería en pleno corazón de Granada y cada tarde cuando acaba con sus responsabilidades acude a Las Viñas para entrenar con sus compañeros del Huétor Vega, con los que les gusta bromear.
Sin embargo el camino de este chico de Oyo no está exento de piedras. El pasado domingo, en el partido que enfrentaba a su equipo con el Alfacar decidió tirar la toalla. Cansado de escuchar insultos racistas del graderío y de alguno de sus rivales, abandonó la contienda entre lágrimas.
-Durante la segunda parte le pidió al entrenador varias veces que le cambiara pero no lo hizo, hasta que a cinco minutos de que acabara el partido decidió irse al vestuario llorando.
-Yo le decía que no podía más, que necesitaba salir pero él me contestaba que tenía que seguir, que no podía hacer caso de los insultos racistas que me dirigían tanto gente de la grada como algunos de mis rivales.
-¿Le ha pasado algo así en otros partidos?
-A veces escucho que me dicen negro, pero no me enfado, sé que lo hacen para molestarme y que me ponga nervioso durante el partido, no creo que sea algo tan malo. Lo que pasa es que me sentía impotente porque no les quería responder y como ya tenía tarjeta amarilla sabía que si me enfrentaba a alguno de ellos el árbitro me iba a expulsar y no quería que mi equipo se quedara con diez.
-¿No le requirió al árbitro que hiciera algo para que parasen de insultarlo?
-Sí, en varias ocasiones, pero él siempre me decía que no escuchaba nada. Era imposible porque me lo gritaban desde la grada, e incluso varios jugadores que estaban en el otro lado del campo así que si yo lo oía él también tenía que haberlo escuchado. Supongo que no quiso implicarse.
-Sé que no le gustará recordarlo pero, ¿Qué le decían?
-Cosas muy feas. Me decían que me volviera en patera a mi país, que huelo mal, que soy un esclavo y cosas así. Desde el público también venían insultos pero yo cuando juego al fútbol me concentro y soy capaz de no escuchar nada de lo que pasa en la grada. Lo que más me entristeció fue ver que otros jugadores me insultaran de esa forma.
-Y en el minuto 85 de partido no pudo contener más las lágrimas y decidió marcharse del terreno de juego...
-Como le digo, la impotencia que sentía era muy grande. No dejaba de escuchar ofensas racistas hacia mí y no podía defenderme. Lloré y me fui del campo. En ese momento uno de los jugadores del Alfacar que había estado ofendiéndome durante todo el partido vino corriendo hacia mí, me abrazó y me pidió perdón. La verdad es que eso me hizo sentir algo mejor.
-Y sus compañeros de equipo, ¿Qué le dicen?
-El día del partido llegué destrozado a casa, no podía dejar de llorar y no quería comer nada. Me conecté a Facebook y empezaron a escribirme todos. Me decían que no me lo tomase tan mal, que tenía que ser fuerte y acostumbrarme a que habrá gente que seguirá haciéndolo para que me vuelva a ir del partido.
-En el caso de que se vuelva a dar la misma situación. ¿Lo hará?
-Ojalá que no me volviera a pasar, porque fue una experiencia horrible la que viví. Si vuelve a suceder y el árbitro no es capaz de tomar una decisión al respecto, seguramente que me volveré a ir.
-Tras lo vivido. ¿Cree que los españoles somos racistas?
-En todos lados hay gente buena y gente mala. Muchas veces, por lo que hacen unos pocos se dice que la mayoría es así, pero no siempre es verdad. Después de lo que pasó mis jefes me dijeron que no me volviera a callar, que lo hablara porque están para ayudarme. Y mis compañeros de equipo hacen que lo olvide. Aquí nos reímos de uno porque está gordo, otro es calvo y a mí me dicen negro y no pasa nada, nos lo tomamos con humor. No, no creo que los españoles sean racistas.
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