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Miguel Allende
Domingo, 29 de junio 2014, 00:39
El anteproyecto de ley de reforma fiscal que ha aprobado el Gobierno contiene numerosos apartados que castigan a un gran número de trabajadores asalariados y que solo se compensan en parte con otras medidas que favorecen la desgravación en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Tal es el caso de la modificación a la baja de la reducción de las rentas del trabajo para cuantos ganen más de 14.450 euros anuales, que se equilibra de alguna manera con la aplicación del mínimo personal, que sube en 400 euros por contribuyente, al pasar con carácter general de los 5.151 a 5.550 euros.
Tras un estudio al detalle de la letra pequeña de la nueva normativa fiscal, los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) han puesto números a lo que significará el ahorro medio por contribuyente en el remozado IRPF y que según sus datos apenas alcanzará los 170 euros para menos de la mitad del colectivo. Es el resultado de aplicar el coste de la reforma entre los 370.000 declarantes del tributo en Granada y de cuantos pensionistas y trabajadores no presentan declaración por no estar obligados a ello. Estos 170 euros son los que se ahorrarían los granadinos con rentas comprendidas entre los 21.000 y 60.000 euros. Aproximadamente, un 40% del total. Quedan fuera el 5% que declara ingresos mayores y que se ahorrará una cantidad muy superior de dinero en función de los mismos. También el 55% de cuantos ingresan menos de 21.000 euros al año y más de 12.000, pues estos últimos quedan exentos de tributación.
Desde Gestha se señala que, teniendo en cuenta el coste de 4.800 millones de euros de la medida, su impacto sobre la recaudación anual del IRPF será del 6,8%. Para calcular este porcentaje toma como referencia los 69.951 millones de euros recaudados en 2013 por este impuesto. Es decir, un porcentaje muy diferente al anunciado por el Gobierno y que ha cifrado en el 12,3% para los ejercicios de 2015 y 2016. Esto se explica en base a que el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas ha utilizado para su cálculo el rendimiento neto declarado y reducido, mientras que desde Gestha se considera la recaudación como tal, puesto que al contribuyente le interesa no solo una menor tributación por rentas de trabajo, sino de capital, las deducciones y muchos otros capítulos para que al final tenga que pagar menos. Gestha admite que pagará, en general, menos pero no lo que ha dado a conocer el departamento que encabeza Cristóbal Montoro.
Por tanto, todos los datos anteriores y otros que manejan los técnicos de Gestha, evidencian que las medidas adoptadas por el Ejecutivo en grandes impuestos como el IRPF son más bien «retoques puntuales» y no una auténtica reforma completa del sistema tributario español para garantizar los principios de suficiencia y equidad, lo que también permitiría el cumplimiento del objetivo de déficit, que Bruselas ya ha avanzado que no está asegurado con las medidas aprobadas por el Gobierno, según ha manifestado a este periódico José María Mollinedo, secretario general de Gestha. A su juicio, la reforma que ha diseñado el Gobierno a falta de los retoques que sufra en su trámite parlamentario «beneficia especialmente a las personas con rentas de más de 120.000 euros al año» y a las que tienen ingresos muy pequeños o cuentan con cargas familiares. Sin embargo, penaliza a la gran clase media, a la mayor parte de los trabajadores asalariados con ingresos que van desde los 21.000 a los 60.000 euros antes citados. Por ello, Mollinedo se pregunta «¿cuánto nos va a costar el ahorro impositivo a los ciudadanos si España tiene que cumplir en 2015 y 2016 con los objetivos de déficit marcados por Bruselas?». La respuesta queda para que la conteste el ministro de Hacienda si lo estima oportuno durante el trámite parlamentario de la normativa.
Progresividad
El secretario general de Gestha recuerda también que la progresividad es la «gran perjudicada» de esta reforma, al simplificar de siete a cinco los tramos actuales del IRPF, ya que los principales beneficiarios de la reforma no sumarán más de 73.000 contribuyentes los que ingresan más de 150.000 euros anuales que suponen en torno al 0,3% del total de declarantes, según los datos de la propia Agencia Tributaria (AEAT).
Este perjuicio a la progresividad se plasma asimismo en el tratamiento que tendrán las inversiones especulativas con la nueva reforma, que pasan a formar parte de las rentas del ahorro en lugar de la escala general una medida que aprobó en su día el PP y que Gestha valoró positivamente, por lo que su carga fiscal será menor, con los efectos negativos que conlleva para la equidad.
Al entrar en el detalle de la reforma, Gestha ve con buenos ojos el fin de las ganancias patrimoniales que se producían en la dación de una vivienda habitual en pago de deudas, aunque reclama al Gobierno que anticipe un año la entrada en vigor de forma retroactiva al 1 de enero de 2014, para que no se les exija pagar impuestos a quienes están siendo desahuciados este año. También considera que la rebaja de hasta 8.000 euros en la aportación máxima de los planes de pensiones es un pequeño paso para reducir tímidamente la regresividad de la desgravación que utilizan con mayor intensidad las personas con mayores ingresos.
Pequeños parches
Desde la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf), su delegada en Granada, Ana María Franco, opina por su parte que la reforma fiscal de gran calado que había prometido el Gobierno, que cambiaría el sistema tributario, ha quedado al final convertida en «pequeños parches que hacen más complicado poder ejercer nuestra labor de asesoramiento por la inseguridad que suponen estos continuos cambios de normativa». A su juicio, ha quedado convertida en una «modificación política» del sistema de tributario. «Pensamos que es de cara al electorado, para que el Gobierno pueda afirmar que se está cumpliendo lo prometido, tras un esfuerzo importante, ahora un premio en forma de liquidez y desahogo para la mayoría de las economías».
Franco destaca como han hecho muchos otros expertos la reducción de tramos en la aplicación de tipo impositivo en el IRPF y en el beneficio que obtienen quienes cuentan con rentas superiores a los 120.000 euros. «Como contraprestación a esta reducción en los tipos, también se rebajan las reducciones de los rendimientos del trabajo obtenidos, por lo que consideramos que las rentas medias serán las grandes perjudicadas con este sistema».
Al margen de lo anterior, esta experta en materia fiscal considera que las plusvalías especulativas que serán gravadas al tipo correspondiente a la tarifa del ahorro, en función del tipo marginal «podrán ser muy beneficiadas con la reforma».
Y sobre la medida considerada estrella, la aplicación de un gravamen sobre las indemnizaciones por despido improcedente superiores a 20.000 euros, considera que supone «la introducción de una nueva idea de la tributación de las indemnizaciones, que por la pérdida de cualquier derecho, estaban exentas y el derecho al trabajo está reconocido constitucionalmente. Puede ser interpretado más como una medida laboral y además se justifica con el hecho de acceder a un control tributario que se les escapa, por los pactos que se efectúan entre trabajadores y empresas».
Francisco Martín-Recuerda, economista y asesor fiscal, considera por su parte que la euforia con la que ha vendido el Gobierno la reforma del sistema impositivo no se corresponde con la letra pequeña de la misma. Al margen de coincidir en el análisis de que los contribuyentes con rentas mayores serán los grandes beneficiados en los cambios en el IRPF, Martín-Recuerda pone el acento en otro impuesto, el IVA. A su juicio, mantener tipos elevados en determinados productos y elevar el de algunos otros, como son los relacionados con el ámbito sanitario, «no solo no favorece el consumo sino que va en la dirección contraria. El consumo está muerto y lo decidido con respecto al IVA no va a reanimarlo, de ninguna manera», agrega al respecto Martín-Recuera.
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