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Amador Enseñat y Berea, general de brigada y secretario general del Madoc.
«De joven venía cada fin de semana a Sierra Nevada y Pedro Antonio»

«De joven venía cada fin de semana a Sierra Nevada y Pedro Antonio»

Amador Enseñat y Berea está contento en Granada. Dice que ser secretario general del Madoc, el Mando de Adiestramiento y Doctrina, es uno de los mejores destinos a los que puede aspirar un general de brigada del Cuerpo General del Ejército de Tierra: Estos días es su responsable.

Javier F. Barrera

Miércoles, 13 de agosto 2014, 00:12

El patio del Madoc, en la calle San Matías, histórico barrio del Realejo, es un lugar suave donde por la mañana corre una brisa que reconforta. Amador Enseñat y Berea, general de brigada del Ejército de Tierra y secretario general del Madoc, el Mando de Adiestramiento y Doctrina, explica que «no soy el número dos, solo soy el secretario general. Hay aquí dos generales de división y unos cuantos generales de brigada más por toda España que son del Madoc, que asumirían el mando llegado el caso. Lo que ocurre es que el teniente general ostenta el mando aunque esté ausente del despacho y la diferencia es que tengo que ejecutar con mayor responsabilidad mis funciones al no estar en permanente contacto con mi jefe. Sigo gestionando los asuntos de trámite, los que no son de trámite los resuelvo dentro de las instrucciones generales recibidas y sobre todo de la sólida comunidad intelectual, la plena confianza mutua y sintonía que vincula al jefe de Estado Mayor con su general jefe».

Respecto a sus responsabilidades, son un tanto apabullantes para un civil: «El Madoc tiene en su estructura dos direcciones y una secretaría general. Las dos direcciones están al mando de sendos generales de división, y la secretaría general, de un general de brigada. Son las direcciones de Enseñanza, Instrucción, Adiestramiento y Evaluación, con sede en Granada, con centros de enseñanza y adiestramiento en toda la geografía nacional».

También está aquí en la ciudad la dirección de Investigación, Doctrina, Orgánica y Materiales. Y la Secretaría General, desde la que le corresponde ser el principal asesor del teniente general jefe del Madoc, con funciones de un jefe de Estado Mayor. «Es decir, proporcionar información y contexto para decisiones, transformar sus decisiones en órdenes, y vigilar su cumplimiento». «Dispongo para ello de la Secretaría General, que nos permite programar y coordinar las acciones de las dos direcciones, gestionar el personal y el material de Madoc-España».

Hace hincapié en la importancia de «materializar las relaciones internacionales, institucionales, las relaciones con las universidades, y la información pública». Por si fuera poco, «a la vez soy jefe de los dos acuartelamientos del Madoc en Granada. Capitanía General, que es esta, y La Merced, siendo responsable de su infraestructura».

Amador Enseñat y Berea explica también los objetivos del Madoc: «El Mando de Adiestramiento y Doctrina es una organización de primer nivel del Ejército de Tierra responsable del apoyo a la preparación de la fuerza (unidades operativas) para el combate desarrollando siete funciones básicas: enseñanza, instrucción y adiestramiento, evaluación, investigación, doctrina, orgánica y materiales. Todas están funciones están interrelacionadas en el llamado ciclo del conocimiento o de la preparación.

Asimismo destaca que no están solos en este empeño, ya que el Madoc «tiene vocación inter-ejércitos, pues actuamos en coordinación con las Armada y el Ejército del Aire, multinacional gracias a un continuo trasvase de información y experiencias con los Ejércitos Aliados y amigos, y multidisciplinar al materializada con una gran relación con el mundo universitario, especialmente la Universidad de Granada, con las que hemos constituido un centro mixto de carácter permanente».

La aventura militar

Le pregunto a Amador Enseñat y Berea si la aventura de ser militar en España sigue siendo una aventura y me responde en gallego. No en el idioma, sino como responden los gallegos como él: «Depende. Depende de lo que interpreten como aventura. La carrera militar está muy regulada tanto en su acceso como en su desarrollo y cada vez lo está más. Pocas profesiones están reguladas como la militar, dejando un margen muy reducido para la discrecionalidad».

«Pero si por aventura se refiere a las numerosas especialidades en que el militar puede poner en práctica su vocación, y las atrayentes pero también sacrificadas oportunidades que ofrece la participación de nuestras Fuerzas Armadas en nuestras operaciones en el exterior, sí coincido en que tiene algo de aventura sana. Es muy atractiva».

Tan atractiva como intensa es su carrera militar, que podría llenar un par de hojas de este mismo periódico desde cuando, en julio de 1983, recibió el despacho de teniente de Artillería. Ha acumulado 16 destinos en dos áreas. La primera al mando de unidades operativas: coronel jefe del regimiento artillería antiaérea 71 en Madrid; teniente coronel jefe del grupo de misiles antiaéreos Sam Hawk II/74 en Sevilla; jefe de operaciones del Estado Mayor de la Brigada Aerotransportable en Pontevedra. La segunda, con cometidos de Estado Mayor, donde ha sido capitán en la Unidad de Verificación Española (dos años) Desarme OTAN-Pacto de Varsovia. O en el Ministerio de Defensa, donde trabajó en la Estrategia Española de Seguridad (dirigida por Javier Solana). Es interesante destacar sus tres años como profesor en la Academia de Artillería y su participación en las operaciones de paz en Bosnia Herzegovina (OTAN en Medjugorje y UE en Sarajevo) o en Líbano, donde fue segundo jefe de Estado Mayor del Cuartel General Internacional de la ONU.

Granada como destino

Amador Enseñat y Berea está contento en Granada. Explica que ser secretario general del Madoc «es uno de los mejores destinos a los que puede aspirar un general de brigada del Ejército de Tierra. Primero por la importancia del destino en sí y en segundo lugar por estar ubicado en Granada». Recuerda que «de joven teniente venía a Sierra Nevada a esquiar todos los fines de semana y a disfrutar de Pedro Antonio de Alarcón. Desde entonces regresaba con frecuencia a disfrutar de una ciudad y provincia entre las más bellas de España». «Ahora, prosigue, gracias a un mayor conocimiento e integración amo y disfruto mucho más de Granada. De su ambiente cultural y lúdico pero sobre todo de su gente, abierta, sincera, acogedora. De su sentido del humor y con la capacidad que tenemos los gallegos de ser críticos y reírnos con nosotros mismos. No percibo en absoluto la malafollá que algún ingrato o envidioso atribuye a los granadinos».

Este general de brigada disfruta, realmente, en Granada: «Vivir normalmente solo en Granada me permite pasear por Granada, descubriendo todos los días nuevos rincones que me enamoran cada día más de la ciudad. Tertulias en diferentes ambientes y temas, y aprovechar plenamente la gran oferta cultural de la ciudad, aunque en agosto es más reducida que en otra época del año. Un paseo por la Carrera del Darro, una inmersión el Albaicín, una visita nocturna a la Alhambra, una cerveza en Bib Rambla o frente a la Capilla Real, un café o una copa en Ganivet. En fin no será por falta de posibilidades».

Desde luego que no.

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