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LAURA SANTACRISTINA
Miércoles, 22 de octubre 2014, 00:32
A las puertas del invierno de 1994, la gente que atravesaba el Paseo del Salón lucía por igual abrigos y sorpresa. El tímido sol de noviembre, que ya no calentaba pero teñía la ciudad de un color más amable, se reflejaba en más de un centenar de tiendas de campaña que se habían instalado en la zona tratando de abrigarlas. Esa acampada que promovió la Plataforma 0,7% se prolongó durante un mes y en ella participaron más de 500 granadinos que reclamaban un mundo mejor.
«El mensaje llegó a mucha gente porque pedíamos algo insignificante pero les explicábamos para qué y por qué», cuenta Inés, una joven estudiante de COU entonces y empresaria de una tienda de comercio justo ahora. «Yo no llegué a dormir en el campamento, pero mis padres sí», recuerda ahora mientras camina junto a sus dos hijas pequeñas entre la exposición que rememoró en la Fuente de las Batallas los veinte años de la protesta.
El mayor logro: un 0,4%
La Plataforma Pobreza Cero de Granada, celebró este sábado una jornada para concienciar sobre la situación miserable en que viven millones de personas en el mundo y exigir su final. Con la memoria puesta en 1994, también reivindicaron que el Gobierno destine el 0,7% del Producto Interior Bruto a la ayuda humanitaria -la cantidad que fijó la ONU en 1972 para posibilitar el desarrollo sostenible de las naciones empobrecidas- y a la condonación de la deuda.
«Todo el trabajo y los éxitos que conseguimos entonces se han venido abajo con la crisis», critica Manu, otro de los protagonistas de aquellas protestas. Tras las multitudinarias movilizaciones que se dieron en todo el país, España donó durante una década el 0,24%, eran tiempos de Felipe González y José María Aznar. Entonces llegó José Luis Rodríguez Zapatero y en su primer mandato casi duplicó la cantidad hasta rozar el 0,4%, lo máximo que ha llegado a donar el Gobierno. Un pequeño paso adelante que duró un suspiro. Manu detalla que en 2010 «el primer recorte que se aplicó fue a la cooperación internacional», y es que el entonces presidente incluyó esta partida en el paquete de medidas contra la crisis. A día de hoy, la aportación que hace el país a la Ayuda Oficial al Desarrollo ha caído hasta el 0,17%, colocándonos a la cola de Europa. A nivel autonómico, Andalucía disminuyó su aportación un 68% entre 2008 y 2012, según los datos de Intermón Oxfam.
«Estamos tan acostumbrados a perder que nos levantamos y seguimos con la lucha», explica Inés. «El 0,7% es un símbolo que regresa ahora -añade Manu - pero en estos momentos hay que reclamar también por cambiar las cosas en España», dice, poniendo el acento en la «necesaria erradicación de los paraísos fiscales y la opacidad». Y es que ambos coinciden en que el mundo es un barco donde todos remamos.
Hace 20 años, cuando cientos de personas iban en la misma dirección, llenaron de energía el eje que conforman el Paseo de la Bomba, Paseo del Salón y la Fuente de las Batallas. Inés recuerda los debates y las asambleas que había cada día en cada esquina. Manu recoge la voz como si echara la vista atrás para precisar que también acumulaban firmas, ayunos y encierros en la Universidad. Pero los dos tienen vivas memorias del ambiente lúdico y la cantidad de gente diferente que participó: asociaciones, estudiantes, cristianos de base, militantes de izquierda... Solo hace falta revisar las grabadas por las televisiones entonces y las recogidas los últimos años en movimientos como el 15M para darse cuenta de que el Movimiento 0,7% generó una conciencia ciudadana que caló y ha tenido repercusiones después. «Fue el germen -asegura Inés- porque nos dimos cuenta de que se podía salir a la calle, tomarla y debatir para cambiar las cosas».
Concienciación
Para ellos se trató de «una escuela de concienciación social» tras la que ambos han seguido vinculados a los movimientos sociales y la defensa de los derechos humanos: ella a través de su tienda de productos ecológicos y de comercio justo, 'Con-sumoCuidado'; él como miembro activo de la ONG Acción en Red y desarrollando su vida profesional en proyectos relacionados con la prevención de los malos tratos, combatir el racismo y luchar contra la exclusión social, especialmente en los más jóvenes.
En el mundo hay 1.300 millones de personas que viven con menos de un euro al día y en España uno de cada cinco habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza, según datos de la Confederación Granadina de Oenegés. «No podemos seguir creyéndonos que no hay dinero para alimentarnos a todos. Lo que no hay es voluntad», condena Inés, convencida de que nos educan «para que primero nos preocupemos de lo nuestro y luego de lo de los demás pero sin darnos cuenta de que la economía es global y somos responsables de lo que sucede allí».
Entre las fotografías que ilustran estas páginas median dos décadas: lo suficiente para que un joven se haga adulto o para que un trato siga sin cumplirse, condenando a la pobreza a millones de personas. Quienes salen retratados siguen pensando que «merece la pena luchar para mejorar el mundo». Si después de cinco lustros ellos tienen energía, Granada también debe tenerla.
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