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MELCHOR SÁIZ-PARDO
Miércoles, 17 de diciembre 2014, 01:31
Dos investigadores del Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada, Francisco Lorenzo Capel y Vanessa Jiménez, forman parte del equipo de científicos españoles que desarrollan una tecnología que permitirá medir el estado de un volcán. Solo hay un pequeño detalle: que este equipo realiza su investigación a 13.000 kilómetros de la UGR, en la Isla de la Decepción (archipiélago de las Shetland del Sur) y, concretamente, en la Base Antártica española del Ejército de Tierra 'Gabriel de Castilla'.
En esta base militar, doce profesionales españoles del Ejército de Tierra garantizan la seguridad de dieciséis investigadores internacionales que rotan, seleccionados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Durante tres meses al año cada turno, estudian el continente polar, sus formas de vida, el impacto climático y la actividad volcánica.
Los investigadores granadinos están en la Antártida, por tercera vez, estudiando el volcán Isla de la Decepción, porque, en realidad, esta isla es la cima de un volcán sumergido y la gran bahía interior es su cráter cubierto por el agua del mar. «La Antártida -dicen- supone un laboratorio ideal para la investigación de volcanes porque no hay nada que contamine los resultados, como el paso de un camión o de un tren» Los estudios que realizan los científicos de la UGR les permitirán conocer cómo se comportará el volcán y cómo estar prevenidos cuando aparezca la erupción.
Habrán notado que la Isla de la Decepción, donde está la base antártica del Ejército de Tierra español, tiene una denominación «muy triste y muy poco estimulante». Según una leyenda, la isla debe su nombre a que sus primeros exploradores esperaban encontrar un gran tesoro pirata allí, pero jamás apareció. Los que sí se encuentran en esta isla, de apenas quince kilómetros de diámetro, son pingüinos en cantidad. Existe allí la mayor colonia del mundo de la especie barbijos (está prohibido acercarse a ellos y alterar el paisaje, aunque sea solo para coger una piedra), que conviven con otros animales antárticos como las ballenas jorobadas, orcas, focas leopardo, leones marinos y aves como los cormoranes.
Gabriel de Castilla
La base del Ejército de Tierra en la Antártida se llama 'Gabriel de Castilla', en homenaje del navegante español que exploró estas mismas heladas aguas en el siglo XVII. Los doce militares que componen la dotación del Ejército de Tierra en esta base antártica salieron el 16 de noviembre de aeropuerto de Barajas hasta el de Buenos Aires. El 21 de noviembre el personal militar se desplazó hasta Punta Arenas, donde embarcaron en el buque Hespérides. Finalmente, tras cinco días de navegación, la dotación militar y el personal científico llegaron a la isla de la Decepción e iniciaron los laboriosos trabajos de apertura y puesta en marcha de la base 'Gabriel de Castilla'.
Las instalaciones militares españolas de la citada isla antártica «constituyen -dice la web de la unidad- una digna representación de España en ese lejano continente y un símbolo de las capacidades de nuestras Fuerzas Amadas para desempeñar misiones a gran distancia, en condiciones climatológicas extremas, y en cooperación con otros sectores muy diversos de la sociedad, como los investigadores científicos y universidades de toda España».
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