Edición

Borrar
Omar Havana, en Nepal.
El único fotoperiodista internacional que vive en Katmandú es granadino

El único fotoperiodista internacional que vive en Katmandú es granadino

Omar Havana, de 39 años, vivió con pánico la primera sacudida del seísmo y ayer mientras hablaba con IDEAL sintió una réplica de 4,5: «Esto es una pesadilla»

Ángeles Peñalver

Martes, 28 de abril 2015, 01:14

Son las diez de la noche en Katmandú, capital de Nepal, y la oscuridad va tapando la devastación que devora a la ciudad desde hace tres días, cuando un temblor de la tierra de intensidad 7,8 se llevó por delante miles de edificios con miles de vidas humanas sepultadas bajo los escombros. El fotoperiodista granadino Omar Havana (39 años) interrumpe su conversación con IDEAL -mantenida ayer por la tarde- para correr a un refugio porque acaba de sentir una réplica sísmica de -en pocos minutos se enterará- 4,5 grados.

«Esto es un desastre, se está acabando la electricidad, el agua potable, el petróleo, los teléfonos no funcionan... Hoy hemos conocido que los muertos ascienden a 4.000 y los heridos a 9.000. Yo creo que serán muchos más los damnificados. Ya sabíamos que Nepal encabezaba la lista de lugares del mundo con mayor riesgo de terremoto desde hace un año, pero se ha hecho poco trabajo para prevenir el caos», atinaba a decir el fotoperiodista, el único reportero gráfico internacional destinado -hasta ahora- a Katmandú, donde llegó en octubre de 2014 de manos de la agencia Getty.

Estos días del desastre Omar anda acompañado por su novia, una joven periodista francesa, Juliette, con la que planeaba casarse el 22 de mayo en el país de ella, para posteriormente venir a Granada. Ahora dependen más que nunca de la suerte: « A ver si logramos salir de aquí en avión». La fatídica noche del viernes, la pareja dormía en un moderno edificio de 11 plantas -ellos ocupaban la sexta- de Katmandú. «Nos despertó la sacudida y no podíamos andar para salir corriendo. El terremoto te tiraba al suelo. Desde entonces hemos dormido en unas escuelas en la calle, en planta baja. Los nepalíes son un pueblo muy generoso, no paran de traernos té y cuidarnos. Hoy he vuelto a casa a por ropa y estaban todos los techos resquebrajados».

Pasan las horas mientras tratan de llegar a Nepal otros fotoperiodistas de Reuters y de las demás agencias internacionales, pero Omar ya ha visto con sus propios ojos la incertidumbre y el olor a muerte fresca de los primeros días. Tal es así, que una instantánea suya ocupó la portada de 'The New York Times' el domingo pasado. «Mis compañeros de profesión no pueden aterrizar. Yo solo estoy disparando 'fotos' por la mañana y es duro. Este pueblo es genial, son unas gentes amabilísimas y qué desgracia. Antes la vida era tranquila, bonita y ahora esto...», contaba abatido el periodista, cuya cámara está llena de imágenes de «miedo y pánico».

«Tengo un compromiso con este país -él estuvo antes dos años y medio en Camboya- y me da pena pensar en irme para casarme, aunque volveré. Nosotros somos unos afortunados, pero esta gente se quedará siempre aquí y no es de justicia para ellos este horror. Ayer logré salir a otra ciudad a 15 kilómetros y la imagen es dantesca. Se han venido montañas abajo y hay zonas rurales muy afectadas. Trabajo haciendo de tripas corazón, pero nosotros somos unos afortunados. Yo sufro por ellos», apostillaba.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal El único fotoperiodista internacional que vive en Katmandú es granadino