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Adolescentes comprueban mensajes en sus móviles.
La adicción al móvil, la soledad de estar 'hiperacompañado'

La adicción al móvil, la soledad de estar 'hiperacompañado'

Los chavales que están enganchados a las nuevas tecnologías no comen, no duermen, no se lavan y su rendimiento escolar es muy bajo o nulo

Carlos Morán

Sábado, 25 de julio 2015, 01:17

María Salmerón trata a diario con niños y jóvenes de entre diez y 18 años que padecen una 'enfermedad' que oficialmente no existe: la adicción al teléfono móvil. Ningún tratado médico ha incorporado todavía este trastorno a sus páginas, pero mientras tanto el número de afectados va a aumentado progresivamente. España es uno de los tres países occidentales que tienen un número más elevado de enganchados al móvil, las 'tabletas' o los ordenadores -tanto monta, monta tanto-, según las estadísticas que aportó Salmerón en unas jornadas sobre adicciones y menores organizadas por la Universidad de Almería en la localidad de Purchena que concluyeron ayer. Actualmente, un 1,5% de los adolescentes españoles, frente al 1,2% de los estados de nuestro entorno, no podría desprenderse de su teléfono celular sin sufrir un síndrome de abstinencia similar al que padecen los drogadictos 'tradicionales', esto, es ansiedad, sudores, irritabilidad...

Si se extrapola ese dato a Andalucía -donde la población entre diez y 18 años sería de unas 800.000 personas-, en la comunidad habría ahora mismo 1.200 chavales prisioneros de sus móviles.

Pero es que, además, un 20% de los niños y jóvenes españoles presentaría rasgos típicos de una 'predependenciaa', mientras que en la mayoría de los países ese dato se quedaría en el 12,7% -en Andalucía, serían unos 16.000 los menores los que estarían en esa situación-. Esto son sólo cifras que, según se miren, dicen mucho o no dicen nada.

En este sentido, María Salmerón, una pediatra que trabaja en la Unidad de Adolescencia del Hospital de La Paz de Madrid -la única que existe por ahora en toda la sanidad pública- ofreció una especie de retrato robot de los síntomas que presenta un adicto al móvil, un mal que afecta más a los chicos que la chicas: aislamiento, insomnio, falta de apetito, abandono de las más elementales normas higiénicas, bajo o nulo rendimiento escolar, pérdida de peso y de la noción del tiempo. «Su madre o su padre les dicen: 'Deja ya el móvil, que llevas tres horas conectado' y ellos responden: 'Pero si sólo llevo cinco minutos'; y lo creen de verdad», explicó la experta.

En resumen, que el 'movil-adicto' avanzado presentaría el mismo aspecto que un náufrago que, paradójicamente, no habitaría en una isla desierta, sino en un planeta hiperpoblado, Internet, en el que el exceso de comunicación puede conducir a la soledad absoluta.

El director de las jornadas, el magistrado Emilio Calatayud -titular del Juzgado de Menores 1 de Granada- ilustró con un ejemplo elocuente en qué consiste exactamente el aislamiento de estar constantemente hiperconectado: «He visto chavales que orinaban en una botella para no tener que ir al baño y evitar tener que separarse de la pantalla del ordenador».

Sentido común

Con todo, María Salmerón advirtió de que la solución no es prohibir a los niños que se acerquen a Internet. «Eso sería como decir a nuestros hijos que no salgan a la calle porque podría atropellarles un coche. Pero lo que sí hacemos es enseñarles las señales de tráfico y su significado. Pues con Internet hay que hacer lo mismo. Hay padres que te dicen, 'pero es que no entiendo nada de eso' y yo les respondo: 'Pero el sentido común no lo habéis perdido, ¿verdad?, sabéis lo que les conviene y lo que no, y debéis decírselo'», aconsejó la especialista. María Salmerón puso como ejemplo de sitios peligrosos las páginas que fomentan la anorexia -«algunas de ellas han sido cerradas 30 o 40 veces, pero vuelven a aparecer- o que enseñan a los adolescentes a autolesionarse. Cualquier padre, por muy analfabeto digital que sea, es consciente de que esa información no aportará nada bueno a sus hijos. Lo que ocurre es que hay que estar encima de los chavales cuando navegan por Internet. No vale escaquearse con la excusa de la ignorancia y mirar para otro lado.

Aunque más contraproducente todavía es utilizar las 'tabletas' o los móviles como niñeras, esto es, que si el chiquillo se queja o reclama atención, sus progenitores le dan uno de esos 'ciber-chismes' para que no 'molesten'. Esta moda, que ya está calando en España, es el caldo de cultivo perfecto para 'fabricar' más adictos a las nuevas tecnologías.

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