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Ángeles Peñalver
Martes, 8 de diciembre 2015, 01:38
La imagen de los granadinos Joaquín Campos, catedrático de Farmacia, y de Juan Antonio Marchal, catedrático de Medicina, ha dado la vuelta al mundo recientemente, sin exageración, tras patentar en conjunto un nuevo fármaco -sólo probado en ratones- muy efectivo contra tumores de colon, mama y melanoma. El revuelo mediático, aseguran, les ha cogido por sorpresa, ya que ninguno de los dos ha impulsado tal campaña de imagen, alimentada por un médico jubilado -vinculado a Izquierda Unida- que incluso recogió 175.000 firmas para pedir a la Junta que las administraciones financien parte de la investigación final de ese prometedor fármaco contra el cáncer. Joaquín y Juan Antonio se ciñeron a dar una rueda de prensa en el seno de la universidad y de ahí a la fama...
Son las nueve de la noche y Campos y Marchal se sientan juntos en una vieja sala de la facultad de Farmacia de Granada, a pocos metros de un laboratorio revuelto y sucio de tanto experimentar, para echar la vista atrás sobre los últimos 22 años, cuando arrancó la investigación que ahora los ha hecho famosos. Entonces Juan Antonio era becario y Joaquín -que ha recibido llamadas de familiares australianos para felicitarle por esta última patente- ya era profesor titular de la universidad. No recuerdan exactamente cómo ni dónde se conocieron, pero entonces sellaron una alianza investigadora cristalizada tras miles de horas de trabajo.
Mucha actividad
La dirección de tesis doctorales, la publicación de artículos contrarreloj claves para su éxito y las innumerables jornadas de trabajo de más investigadores fundamentales en este proyecto - como María Eugenia, Manuel, María, Cynthia, Alberto, Olga y Ana- son los pilares de su estrellato. Tantas horas de ciencia han servido incluso de abono para crear relaciones de pareja, como la de Cynthia Morata y Manuel Picón, ambos se conocieron en el grupo de Marchal mientras hacían sus respectivas tesis doctorales en Granada y se hicieron novios. Y ahora están trabajando juntos en el mismo sitio, en el Braman Family Breast Cancer Institute, un centro de investigación dependiente de la Universidad de Miami. «Son novios y excelentes investigadores», dice su padrino científico.
Mientras cuenta esto, aparece por las dependencias Eugenia García, quien ha dejado en casa acostado a su hijo de dos años para echar las últimas horas del día en busca de una nueva molécula que ilumine el camino de la cura del cáncer. Ella realizó su tesis doctoral sobre este tema de investigación en el departamento de Química Farmacéutica con una beca FPU del Ministerio. «Esto engancha. Lo vivimos así, como un veneno. Es nuestro motor. Las moléculas son como tus hijos», explica la joven, a quien sus compañeros recuerdan embarazadísima tratando de sortear y poder alcanzar la parte superior de las columnas de purificación de elementos. Ella, a diferencia de otros miembros que han optado por emigrar, rechazó una beca postdoctoral en Cambridge para seguir desarrollando todos los fármacos incluidos en esta patente.
Energía positiva
Eugenia transmite energía y positividad, aunque no oculta que sus peleas con Joaquín Campos son constantes. «Más que con mi marido», apostilla la joven, empleada de Canvax Biotech -la empresa cordobesa que tiene más del 30% de la patente del medicamento granadino-, pero con licencia para desarrollar su actividad en el seno de la facultad, ubicada en lo alto del Campus de Cartuja, con un contrato Torres Quevedo.
En total, en el proyecto -que realmente cogió gran velocidad y cuerpo hace siete años- se han invertido 660.000 euros -principalmente de fondos estatales de investigación y han participado alrededor de 40 personas -algunas de ellas fundamentales, como las destacadas arriba-, pero todas vinculadas o bien al grupo 'Investigación y desarrollo de fármacos', de Joaquín Campos Rosa, o al de 'Terapias avanzadas: diferenciación, regeneración y cáncer', de Marchal.
La mayoría de los que han tirado del carro -según narran los dos catedráticos- se han comprometido con infinidad de clases, lecturas, análisis de publicaciones... «Muchos residen ahora en el extranjero, porque ya sabemos cómo está el panorama de la investigación en España», coinciden los investigadores, quienes han alcanzado su máxima aspiración dentro del 'staff' de la UGR. Otra cosa son las ganas de investigar, de conseguir financiación para seguir adelante, y de finalmente dar con las claves para eliminar en humanos las células madre cancerígenas de mama, colon y melanoma. Los investigadores pretenden ahora extender su estudio además a la aplicación en tumores de páncreas y pulmón.
Una victoria pírrica
Pero -que nadie se llame a engaño- la victoria de Marchal, Campos y todos los suyos contra la enfermedad aún es pírrica porque ese monstruo llamado cáncer tiene muchas cabezas y ellos sólo han cortado una pequeña y, además, en ratones. «Sólo un 5% de los fármacos en un estado similar al nuestro termina convertido en un producto aprobado por la Agencia Española del Medicamento para poder experimentar con humanos. Llegados a ese punto, luego tendría que aparecer una compañía farmacéutica y financiar el costosísimo -y lento, porque dura varios años- ensayo clínico con pacientes humanos», reconocen sin paliativos los dos investigadores, ambos padres de tres hijos.
Joaquín, de 62 años, cuya mujer es médico de familia en un pequeño pueblo del Valle de Lecrín, modifica su áspero rostro antes de reconocer: «Yo sí creo y confío en que esto que tenemos entre manos se va a convertir en un fármaco que algún día ocupará las estanterías de un hospital para ser empleado en la cura de personas con cáncer. Eso sería mi ilusión». El veterano profesor -que pasa jornadas de 12 horas en la facultad de Farmacia- no oculta que se ha emocionado muchas veces en el laboratorio gracias a este proyecto de fármacos antitumorales, el más satisfactorio de su carrera. Y añade que el hecho de haber abierto recientemente los informativos españoles ha contribuido a que algunos alumnos -pese a las dificultades para consolidar un empleo digno- se sientan orgullos de investigar en ciencia.
Juan Antonio, marido de una profesora de instituto que estudió Derecho, añade que su familia le tira de las orejas por pasar tantas horas en la facultad, en los despachos y en los laboratorios de Medicina, pero que cualquier esfuerzo habrá merecido la pena si se logra el objetivo final: que el nuevo compuesto y sus derivados triunfen en su aplicación en humanos, ya que en ratones han evidenciado que reducen en más de un 50 por ciento la actividad tumoral tras 41 días de tratamiento secuencial semanal.
Entre las ventajas actuales del prometedor fármaco destaca su baja toxicidad y que tiene una eficacia selectiva, ya que actúa frente a las células cancerígenas pero no contra las sanas, uno de los principales inconvenientes de tratamientos como la actual quimioterapia. El fármaco anticancerígeno diseñado por estos apasionados de la UGR no genera residuos contaminantes y su obtención es barata y rápida.
El camino por delante
Todas esas mimbres no son suficientes para que el proyecto de este equipo funcione, pero nadie les puede quitar el valor de estar a la vanguardia de la investigación mundial. «Ahora mismo no hay ningún fármaco en el mercado diseñado especialmente para combatir las células madre tumorales -que son sólo un 5% del total del cáncer, pero son las culpables del origen y de la metástasis- y nosotros estamos en ello, en esa carrera», insiste Joaquín Campos, quien pone el acento en que necesitan más financiación y tiempo para llegar a la meta.
«Contar con la industria -Canvax- en nuestro equipo es lo que le ha dado fuerza y proyección a este proyecto, ya que eso facilitará la transferencia del conocimiento, algo raro en España», describe el veterano profesor.
Los granadinos calculan en cinco años el plazo necesario para que el producto llegue a las farmacias, a partir de la patente actual y si todo va bien, y por ahora cuentan con una financiación de 124.390 euros a cargo del Ministerio de Economía y Competitividad, más otros 20.000 euros procedentes de la iniciativa privada.
Eso garantiza ya la continuidad del proyecto para los próximos dos o tres años, aunque el mismo ha llegado a verse en la cuerda floja por los recortes en el campo de la investigación. Y nadie pierde de vista que este logro -porque en sí misma la última patente del medicamento es muy prometedora- llega tras casi dos décadas probando más de 2.000 compuestos. «Independientemente de problemas, de roces, de luchas... de la entrega de personas y de postodoctorales que finalmente se han tenido que ir al extranjero... la sensación en un 90% es de satisfacción», hace balance Marchal.
La alegría interior de este escuadrón contra el cáncer no la empaña nada: ni el exilio al extranjero de algunos de sus miembros por la falta de oportunidades laborales de calidad en España, ni el hecho de que la pasada primavera recurrieran hasta a una tuna de mayores para organizar un concierto de cara a recaudar fondos para seguir la investigación. Si logran sacar adelante su niño, su fármaco, y da resultados, toda, absolutamente toda la batalla, habrá merecido la pena.
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Fernando Morales y Sara I. Belled
Pablo Rodríguez | Granada
José E. Cabrero | Granada, Juanjo Cerero | Granada y Cristina Ramos | Granada
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