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Carlos Balboa
Lunes, 7 de septiembre 2015, 13:02
Pocas figuras hubo en su momento tan próximas a los Reyes Católicos. Manuel I de Portugal, primer monarca absolutista del país vecino, contrajo matrimonio con hasta tres mujeres emparentadas con Isabel y Fernando. Primero con la que llegó a ser su heredera, llamada como su madre. A la muerte de ésta hizo lo propio con su hermana María, con la que tuvo diez hijos. Y cuando ella falleció se casó con Leonor de Austria, hija de Juana, otra de las hijas de los soberanos. Tres veces pasó por el altar, sobreviviendo a dos de sus esposas y tres veces adquirió relación de parentesco con Carlos I de España (una, eso, sí, en la tumba): fue su tío, su suegro y su cuñado.
Intrigas y proclamación
Manuel, octavo hijo del infante Fernando de Portugal, duque de Viseu e hijo de Eduardo I, y de la infanta Beatriz de Aveiro, nació en Alcochete el 31 de mayo de 1469. Ya en 1481 mantuvo su primer contacto con los Reyes Católicos, puesto que fue entregado a los reyes de Castilla en canje por la infante doña Isabel, para asegurar el cumplimiento del tratado de las Terçarias de Moura del Tratado de Alcáçovas (1479). Regresó a Portugal dos años después, cuando su hermano don Diego fue a sustituirle. Ese mismo año el duque de Viseu, que ya era su hermano Diego, fue asesinado por orden del rey Juan II, su propio primo, y acto seguido recibió del monarca, cuñado a la vez de Manuel, los bienes y honores que habían pertenecido a Diego. Así, Don Manuel fue nombrado heredero de la corona, además de numerosos títulos, en caso de que muriese el infante don Alfonso, circunstancia que se acabaría produciendo en 1491.
Su proclamación como Rey tuvo lugar el 25 de octubre de 1495 tras la muerte de Juan II el Perfecto. Entre otras cosas, uno de sus primeros actos de gobierno fue llamar del destierro y restituir sus antiguos bienes a los hijos del duque de Braganza.
Primer matrimonio: Isabel
De elevada estatura, cuerpo delgado, ojos verdes y cabellos castaños, según relata el cronista Góis, Manuel presumía de atractivo. A ello se le unía una gran capacidad de trabajo y diligencia, sumada a un gusto exquisito por la música y la literatura. En definitiva, era un buen partido. Sin embargo, la tarea de conquistar el corazón de Isabel de Aragón, hija mayor de Isabel y Fernando, no fue sencilla, ya que ella venía de guardar riguroso luto por la muerte, precisamente, del infante Alfonso, con el que se había casado como parte también de las Tercerías de Moura. "No quiere conocer a ningún hombre, y renuncia a unas segundas nupcias" relataba entonces el escritor Pedro Mártir de Anglería. "Algún día tener que tendrá pues sus padres la instan en justicia", añadía. Finalmente así fue, tal y como recogió el propio literato: "Han logrado doblegar el ánimo inflexible de la hija viuda".
La futura pareja tuvo que sortear la contrariedad de los súbditos lusos a este matrimonio, pues veían en él la tan temida unidad ibérica. Pero Isabel, ya conocida por el pueblo, gozaba de su favor. Todo estaba listo para el casamiento. Sin embargo, el empeoramiento del estado de salud del infante don Juan, heredero de los Reyes Católicos, provocó una boda teñida de luto. La reina Isabel se quedó junto a su hija en un momento tan especial mientras que Fernando llegó justo a tiempo para presenciar la muerte de su hijo, el 6 de octubre de 1497.
Tras el fallecimiento de Juan, Manuel e Isabel fueron llamados por los Reyes Católicos para jurar como legítimos herederos de la Corona y príncipes de Asturias. Varias complicaciones en las negociaciones para que esto sucediera acabó de una forma salomónica: como la infanta estaba embarazada juraron que el heredero sería su hijo si fuera varón o el siguiente, en caso de nacer hembra.
El 23 de agosto de 1498 vino al mundo el primer hijo de Isabel y Manuel, a quien llamarían Miguel. El problema de la sucesión quedaba arregalado. En cambio, la alegría de los Reyes Católicos se vio truncada por la muerte de la mamá primeriza como consecuencia del parto. El niño tampoco tardaría mucho en fallecer: lo hizo en Granada casi dos años después (el 20 de julio de 1500).
Segundo matrimonio: María
Manuel quedaba viudo pero poco iba a tardar en encontrar nueva esposa. La hermana de su primera mujer, María de Trastámara, sería la nueva reina de Portugal, dentro de la política nupcial de la Corona de España, empeñada en el fortalecimiento de las relaciones con el país vecino. Como el soberano luso había estado casado anteriormente con Isabel, se requería una dispensa papal para este segundo matrimonio. El español Rodrigo Borgia, Alejandro VI, la otorgó con demora y no sin asegurarse antes beneficio a cambio. Así pues, habiéndose postergado los trámites más de lo necesario, la boda se llevó a cabo incluso con el pequeño Miguel ya muerto. El 24 de agosto de 1500 María pasaba por el altar a los 17 años.
Como marido y mujer protagonizaron ambos un reinado caracterizado por la piedad pero por parte de Manuel notablemente intolerante con los musulmanes y judíos de Portugal, como quedó demostrado en la masacre del 19 de abril de 1506, en la que cerca de 4000 judíos fueron asesinados por las turba. Fue la época dorada del Reino ya que ejercieron como emperadores de las nuevas tierras conquistadas. El mismo año de su boda Padro Alvares Cabral llegó a Brasil y hasta 1510, cuando Alfonso de Alburqueque, virrey de la India, ocupó la ciudad de Goa, su Imperio experimentó un continuo crecimiento.
El Renacimiento llegó hasta la Corte en forma de bailes, pintura y literatura, dando forma y fama al llamado estilo "manuelino", expresión del gótico flamígero portugués, tan prolífico en obras. Mientras que Manuel ejercía de rostro público, María vivía a su lado de forma plácida y sin involucrarse en tareas gubernamentales. Los dos convivieron felices y respetándonse mutuamente, según las crónicas de la época. Desde 1500 hasta 1517 tuvieron 10 hijos: Juan (heredero de la Corona), Isabel (más tarde esposa de Carlos I de España), Beatriz, Carlos, Luis, Alfonso, Enrique, María, Duarte y Antonio (muerto nada más nacer).
Cuando María dejó viudo a Manuel a la temprana edad de 35 años (el 7 de marzo de 1517), el Rey se sumió en una profunda pena (que no le impediría, eso sí, contraer nupcias por tercera vez,) pero todavía al mando de un país rico, poderoso e ilustrado.
Tercer matrimonio: Leonor
Tampoco tuvo que irse muy lejos Manuel para volver a casarse. De nuevo una familiar de los Reyes Católicos, en esta ocasión su nieta, se convirtió en su nueva mujer: Leonor de Austria, hija de Juana de Castilla y Felipe de Habsburgo, se convirtió en reina de Portugal justo dos años después de la muerte de su predecesora, su propia tía (el 7 de marzo de 1519). Con este enlace, 'el Afortunado' pasaba de ser tío a cuñado del ya rey de España, Carlos I. Al poco tiempo de casarse, Leonor dio a luz a Carlos, un niño que no alcanzaría el año de edad.
Poco iba a durar su vida de pareja ya que el rey Manuel I falleció víctima de la plaga en Lisboa, el 13 de diciembre de 1521. Tenía 52 años cuando dejó a su hijo Juan como sucesor. Su esposa, de apenas 23, decidió entonces retornar a España al lado de su hermano Carlos, viéndose obligada a dejar en Portugal a su hija María, de sólo seis meses. El Rey fue sepultado en el Monasterio de los Jerónimos, que el mismo mandó construir, sin llegar a ver como el que fue su sobrino (por partida doble) y luego su cuñado, se habría convertido también en su yerno de haber seguido vivo para el 11 de marzo de 1526. Fue ese día cuando en Sevilla se casó su hija Isabel de Portugal con el ya emperador Carlos V. Una boda, por cierto, entre primos hermanos.
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