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J. J. GARCÍA
Lunes, 22 de septiembre 2014, 00:53
La vez se la dieron unos Vetusta Morla que compartían la corona de la noche con los lojeños. La 'deriva' de los de Pucho es hacia arriba y cada actuación es más impactante que la anterior; el formato grande les viene muy bien por la pegada y el domino de las artes de la comunicación, como se vio al final de su concierto con la letanía de de intenciones: «Hay derivas personales, lunáticas, sanitarias, intelectuales, educacionales, políticas, sexuales (y seguía), ¡suerte en vuestra deriva! Hay que arriesgar, hay que saltar sin red, puedes caer, pero también ponerte de pie otra vez».
Lori y Vetusta tenían dos puntos en común esa noche, la una que montaron sus propios equipos de efectos y pantallas de imagen, fueron los únicos; ¡y que se pudieron ver!, porque unos en Granada 10 y los otros en el Palacio Congresos sufrieron el delirio de su técnico de humos (que no de luces) y los borraron visualmente del escenario.
A años luz de aquellos LM que timidamente se asomaban por el Planta, e incluso de los de la 'premiere' en la Tren, tras la temporada de rodaje intensiva al que se han sometido en directo, se les nota a gusto, cómodos, sueltos y dominando la situación. Comprimen sus ya tres lustros largos de historia en casi una veintena de piezas donde las antiguas se refrescan y las recientes encajan en un continuo (a ratos 'non stop') que va del rock electro-acústico y 'angélico' (aquí mas de lo primero que de lo otro) a los bailables ochenteros levemente automatizados. Desde 'Una señal' a 'Mi realidad' según programa, y desde 'Tokio ya no nos quiere a 'Huracán' cronológicamente, recorrieron alo largo y ancho sus cinco publicaciones. Brindaron con público y familia, copa de vino en mano en 'Emborrachame' y la sutil cantante Anni B Sweet apareció para cantar con ellos 'El tiempo pasará'.
El añadido de Machuca (solo superado en cachivaches por Keith Emerson y Nacho Cano), la segunda/tercera guitarra y también percusiones de Miguel Martín y la redondez del bajo de Miguel López sostienen, decoran y enriquecen al trío base, del que su cantante Noni va cogiendo metros por delante y por arriba, saltando de la guitarra al teclado para desatarse al final como un frontman, micro en mano suelto, ágil, ratonero y chorreando sudor tras el ejercicio. Les acompañó Annie B, Sweet en la 'Rumba atmósfera cero' (¡que título más A.Arias!) aunque no hay pruebas porque no lo permitieron fotografiar.
Ni que decir tiene que el público, hasta donde llegaba la vista (y más allá) enloqueció con los estribillos cantabiles y el brío de los lojeños, que se apuntaron un tanto de 20.000 puntos en su casilla.
Tras ellos y hasta la madrugada varios DJs (y los divertidos Kakkmaddafakka) consiguieron un escalonado regreso a casa, aunque de las indicaciones pertinentes se encargó un considerable despliegue de Policía Local (y de Guardia Civil), ordenando pacientemente una cívica y larguísima de 'agotados' espectadores que pretendían coger un taxi tras sobrevivir a trece horas de festival.
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