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Miguel Rodrigo celebrando con su equipo la medalla de oro en el Campeonato de Fútbol Sala de Asia.
El granadino Miguel Rodrigo triunfa en el Imperio del Sol Naciente
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El granadino Miguel Rodrigo triunfa en el Imperio del Sol Naciente

Se proclamó hace un mes campeón de Asia como seleccionador de fútbol sala de Japón

antonio gil carrasco (director instituto cervantes de tokio)

Martes, 3 de junio 2014, 18:12

El pasado 10 de mayo en la ciudad de Ho Chi Ming -Vietnam-, la selección nacional de fútbol sala de Japón, cuyo seleccionador es el granadino Miguel Rodrigo, consiguió por segunda vez consecutiva proclamarse campeona de Asia tras un dramático partido con la selección nacional de Irán, un hecho realmente inédito y de un gran valor en Japón. La primera copa la consiguieron, también con Miguel Rodrigo como seleccionador de Japón, en el año 2012 en Dubai. 

Miguel Rodrigo llegó a Japón sin hacer ruido hace ya cinco años y se adaptó rápidamente a la cultura y al modo de vida de Japón. Una cultura que encaja con su forma de ser ya que Miguel Rodrigo es una persona seria, humilde, muy trabajadora,  un profesional fantástico, pero lo que más me gusta de él es su papel como embajador de nuestra Granada que la lleva como bandera, y que han convertido a un granadino en una persona querida y respetada en el Imperio del Sol Naciente, hecho que sin duda ha contribuido a que se conozca todavía más a nuestra ciudad en este maravilloso país asiático.

De todas formas al llegar sintió miedo a lo desconocido, a la gran responsabilidad que se le venía encima, pues su único conocimiento de Japón era a través de los restaurantes japoneses que había visitado en España y las noticias que llegaban sobre este país en los medios de comunicación referentes al manga, la tecnología etc.... Le sorprendió al principio el gran respeto con el que se trataba al entrenador, y el sentido del deber de los japoneses. Aprendió que no se podía llamar la atención en público a un jugador tras un fallo, pues esto les hunde psicológicamente, con su reflejo posterior en su juego sobre la pista. Aprendió también a que no se podía ensalzar las cualidades de un jugador, pues su sentido de la responsabilidad y el miedo a no cumplir las expectativas, harían que bajara drásticamente su rendimiento por el temor a no estar a la altura de lo esperado por el entrenador.

Poco a poco comenzó a entender la filosofía de sus jugadores gracias a la lectura de libros como "El Japon de Murakami" de Carlos Rubio y a las nuevas amistades japonesas y se convirtió en una especie de "motivador a lo japonés", lo cual le permitió entrar dentro de sus cabezas y corazones para organizar una forma de trabajo con la que poder extraer lo mejor que tenían dentro, algo muy complicado en esta cultura que no demuestra sus emociones y sentimientos en publico. Los resultados no han podido ser más espectaculares. Así que Miguel, comenta con cierta sorna, que no sabe muy bien si su trabajo como entrenador tiene un gran valor, pero de lo que no le cabe la menor duda, es que su trabajo como motivador y canalizador de emociones y pasiones en la pista de juego ha merecido la pena, y que gracias a la psicología deportiva consiguió entender a sus jugadores y que estos le entendieran a él, con lo cual pudo trabajar mucho mejor con ellos y crear sentimientos de "familia deportiva".

Lo que dice que no ha conseguido todavía es romper la barrera que los japoneses ponen cuando se dirigen a un superior y le hace mucha gracia que detrás de su nombre siempre añadan "San" (señor), o que cuando van a hablar con él empiecen siempre con la muletilla de ettooo. o Sumimasen (esto, buenooo, o lo siento, disculpe). Ni que decir tiene que aún no ha conseguido que se enfaden lo suficiente para que suelten algún "taco" que otro, cuando algo les sale mal para así poder automotivarse y enrabietarse. También tiene que tener cuidado con lo que les dice a sus jugadores y comentó jocosamente que nunca se le ocurriría decirle a un jugador japonés después de un mal partido: Oye, mejor que te dediques a recoger magnolias a la luz de la luna, porque a lo mejor serían capaces de hacerlo (se toman todo al pie de la letra y ya ha tenido experiencias particulares en ese sentido).

Así que como Director del Instituto Cervantes de Tokio y granadino también, hemos querido aprovechar el tirón de Miguel Rodrigo y la proximidad del mundial de fútbol de Brasil para organizar con él y con Joan Miret, un gran vasco entrenador de porteros en el Shonan Bellmare de la J League . Y que trabajó anteriormente en la Guernika y Terrasa, un curso de español a través del futbol que está causando furor. Comenzará el próximo 26 de mayo y durará hasta el 7 de julio, y ya está lleno, no tenemos ninguna vacante. Así que mi querido amigo Miguel Rodrigo, no solo se ha convertido en embajador de Granada en Japón sino también en embajador de la lengua española y en un país tan lejano al nuestro, donde el aprendizaje de nuestro idioma, al contrario de lo que ocurre en otros países, no se debe, tal y como se confirma en el informe elaborado por la profesora Hiroko Omori, responsable de español en la Universidad Meijigakuin (Tokio), a las perspectivas laborales, sino que el interés por el estudio del español en Japón, en lo que se refiere a alumnos universitarios, así como del Instituto Cervantes de Tokio, es en su inmensa mayoría la cultural.

La principal motivación de los estudiantes japoneses para aprender español está directamente relacionada con la cultura, con su afición a determinados equipos de fútbol o deportistas; con la música (tanto el flamenco, como la música latina, especialmente, salsa); o como señalan nuestras más recientes encuestas al alumnado del Instituto Cervantes, con la historia de España o de países hispanoamericanos (principalmente, Perú y México,); y finalmente con la atracción que ejercen nuestros monumentos o nuestra gastronomía. De hecho La Alhambra, como muy bien sabe mi gran amiga y Directora del Patronato de la Alhambra, María del Mar Villafranca, es el monumento mas visitado por los turistas japoneses que visitan España.

Así que estoy convencido que gracias a Miguel Rodrigo y a la promoción que está haciendo en todo Japón de Granada en sus conferencias, cursos, redes sociales etc.., su ciudad natal, vamos a experimentar un aumento de turistas japoneses en los próximos años y yo como granadino me siento orgulloso de que un paisano haya llegado tan alto en este país donde triunfar es realmente difícil.

Enhorabuena Miguel. Enhorabuena Granada.

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