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Los familiares, pancarta en mano, suben la Cuesta de Alhacaba hacia su vivienda para expulsar a los okupas, el jueves pasado.

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Los familiares, pancarta en mano, suben la Cuesta de Alhacaba hacia su vivienda para expulsar a los okupas, el jueves pasado. JAVIER F. BARRERA

Cómo destrozar en tres noches una casa de tres generaciones del Albaicín

La familia dueña de la vivienda, que obligó a los jóvenes a dejarla, anuncia que prepara una demanda contra ellos por los desperfectos causados

Jueves, 12 de abril 2018, 01:03

En el interior de la vivienda de tres pisos de la Cuesta de Alhacaba del Albaicín hay un grupo de okupas y también está la vieja máquina de coser Singer de la abuela Carmela, con su capuchón de madera y su rueda metálica. La radio centenaria con sus bombillas ahora gigantes por la que se escucharon infinidad de radionovelas, informativos y partidos del Madrid. Está también la vajilla estilo 'Cuéntame' y los bordados artesanos que decoraban las casas en la Edad 'AI' (Antes de IKEA). También están las fotos de la abuela ya fallecida y las de los momentos insignes de una familia granadina, en sus correspondientes marcos, alineados como está mandado, en el mueble de la salita.

Los okupas de la vivienda de tres plantas de la Cuesta de Alhacaba del Albaicín destrozaron en tres noches todo lo que los familiares habían cuidado con mimo y cariño durante tres generaciones. Lo que no pudo el paso del tiempo durante un largo siglo lo resolvieron entre el lunes y el jueves un grupo de okupas que, previa patada en la puerta, entró en el inmueble.

Una vez en el interior, estos jóvenes se dedicaron a «hacer botellón», «vaciar los cajones y armarios para revolverlo todo» y «dejar las camas y todas las habitaciones completamente sucias y desordenadas, cuando estaban todas con las camas hechas, la cocina y los baños limpios, porque la ocupamos los nietos cuando vamos a Granada cada fin de semana», relata uno de los familiares.

El desastre que relatan se puede comprobar con detalle en las fotografías que aportan y que están publicadas en esta misma noticia. La anécdota es que lo único que estaba en perfecto estado de revista, curiosamente, «es el patio de la parte superior. Lo han limpiado y lo han dejado listo para plantar algo». No sin retranca, los familiares se preguntan:«No nos imaginamos qué querrían plantar aquí en al casa de la abuela Carmela».

Cuatro días y tres noches

Ironías y risas a un lado, los familiares se han llevado un muy mal trago cuando, gracias a un vecino, se enteraron que la casa de la abuela Carmela había sido okupada.

Fue el lunes de la semana pasada, y aunque llegaron a acudir con la Policía Nacional y se interpuso la necesaria denuncia, los okupas se negaron a salir de la vivienda y ni siquiera abrieron la puerta o se mostraron inclinados a parlamentar.

Los familiares también recuerdan que «para nuestra sorpresa, una de las chicas asaltantes llamó a mi hermana, imagino que al encontrar tarjetas de visita suyas en la casa, para preguntarle 'por la situación de la casa'. Imagina la sorpresa e impotencia de mi hermana».

Entonces, sus pesquisas les llevaron a identificar a esta ocupante, a través del número de teléfono con el que llamó, y les llevó a concluir que «no son personas en riesgo de exclusión social en absoluto. Pero nos decían que 'no están de acuerdo en pagar un alquiler'».

Desprotección total

Este familiar continúa: «La ley no protege a los propietarios de estas situaciones, solo abre un proceso largo y costoso que nos aboca a perder nuestras pertenencias, ver violados nuestros recuerdos y no poder hacer nada».

Por esta razón, el jueves de la semana pasada se apostaron frente a la puerta de la casa de la Cuesta de Alhacaba con pancartas y llamaron con insistencia a la puerta de su casa mientras coreaban su protesta. El resultado de esta medida fue que los okupas, había dos a esa hora de la tarde, abrieron la puerta y se marcharon.

Cuando los familiares entraron, no dieron crédito a lo que veían. «Han desaparecido enseres de todo tipo, aparte del destrozo generalizado. Han desaparecido recuerdos valiosos y hasta abrigos. Y como hemos conseguido identificar a las personas, vamos a ir contra ellas. Porque les vimos entrar y salir de la casa».

Por esta razón, la familia está preparando una denuncia contra los okupas. Además, «en las redes sociales van diciendo lemas como 'Viva la anarquía y cerveza fría'. No respetan nada, pero viven de lujo y hacen barbaridades».

Ahora, la familia ha aprendido la lección «y hemos tomado todas las precauciones del mundo. Hemos puesto alarmas y puertas antiokupas, imposibles de abrir, porque van reforzadas con hierros».

El detalle de la alarma es muy interesante, «porque está conectada con la Policía, de forma que en cuanto salta, es que se trata de un robo, nada de okupas, se trata de ladrones, con lo que la Policía tiene la obligación de entrar en la casa y detenerlos».

La conclusión de la familia es que «se trata de gente sin oficio y sin beneficio y sin ganas de buscárselo. Yse dedica a joder a los albaicineros de toda la vida».

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