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Una persona reza ante el Cristo de los Favores. Javier F. Barrera

La historia del Cristo que escucha

Se cumple el 335 aniversario del emplazamiento del Señor de Granada en el Campo del Príncipe del Realejo | El coleccionista Fernando García Noguerol y los periodistas Jorge Martínez y Juanjo Ibáñez desvelan los entresijos de más de tres siglos de tradición

Javier F. Barrera

GRANADA

Miércoles, 27 de diciembre 2017, 01:21

La escena sobrecoge. Es un tú a tú íntimo y devoto con Cristo. Pero no es un templo, con su majestuosidad envuelta en claroscuros, con ese timbre que reverbera por las columnas. Es en la calle, a cielo abierto. Es el Campo del Príncipe. Es el Cristo de los Favores. El hombre, ya entrado en años, mantiene su cuerpo inclinado hacia delante, genuflexo a medias por mor de la edad, las manos con los dedos entrecruzados, la una sobre la otra. Desprende recogimiento y Fe, esas cualidades.

La imagen contemplada sorprende al viandante porque permite comprobar que el templo es la plaza que lleva por nombre el Campo del Príncipe, que el silencio de esta media mañana de otoño rebota entre los troncos de los frondosos árboles que lo pueblan, que las bóvedas son el propio cielo que brilla azul.

Esta atmósfera, que es amalgama de convicciones íntimas, es la que explota en soledad o en esa exaltación colectiva de cada Viernes Santo, cuando una marea de veinte mil personas se arrodilla en esta misma plaza para recordar la muerte de Cristo cuando la Hora Nona (las tres de la tarde).

«La imagen pétrea no tiene dueño alguno, ni es del Ayuntamiento ni de la Curia Eclesiástica»

Ambas escenas, la privada y la colectiva, son alfa y omega que explican la tradición que ha construido la devoción hacia el Cristo de los Favores, el Señor de Granada. Es la historia del Cristo que escucha, que empieza, explica el historiador y coleccionista Fernando García Noguerol, «cuando el Cristo de los Favores se alzó en la Plaza del Realejo Alto en el año 1640. Posteriormente, y por deseo de los vecinos de este barrio, el día 16 de octubre de 1682 se trasladó al Campo del Príncipe, hace 335 años».

El periodista Juanjo Ibáñez añade por su parte que en efecto, el Cristo de los Favores es el centro del barrio del Realejo desde prácticamente su levantamiento en la Cuesta del Realejo y su posterior traslado al Campo del Príncipe. «Ya Henríquez de Jorquera, en sus crónicas de la ciudad hacía mención a ello».

No solo refiere Juanjo Ibáñez a la historia sino que resalta asimismo su carácter único: «A lo largo de la historia, el Cristo pétreo recibió de manera popular la advocación por la que hoy es reconocido, única en Andalucía, y que se ha trasladado a otras localidades como Loja y Guadix, reconociendo su singularidad y arraigo».

También recuerda la evolución de las celebraciones en torno al Cristo, ya que «históricamente, la gran fiesta que aglutinaba a los vecinos del Realejo junto al Cristo no era la Semana Santa, sino la festividad de la Cruz de Mayo». Cuentan las crónicas que «era el altar más importante que se colocaba en la ciudad y esas fiestas eran punto de encuentro popular en Granada». La fiesta de la Cruz fue expandiéndose por la ciudad y los actos en torno a la Cruz de los Favores, en cierto modo pervivieron hasta los 90.

1. Fotografía de época del Campo del Príncpe un Viernes Santo lleno de devotos. / 2. Vista del Campo del Príncipe en los años treinta del siglo pasado. / 3. El Cristo de los Favores, en la década de los años cuarenta. FERNANDO GARCÍA NOGUEROL
Imagen principal - 1. Fotografía de época del Campo del Príncpe un Viernes Santo lleno de devotos. / 2. Vista del Campo del Príncipe en los años treinta del siglo pasado. / 3. El Cristo de los Favores, en la década de los años cuarenta.
Imagen secundaria 1 - 1. Fotografía de época del Campo del Príncpe un Viernes Santo lleno de devotos. / 2. Vista del Campo del Príncipe en los años treinta del siglo pasado. / 3. El Cristo de los Favores, en la década de los años cuarenta.
Imagen secundaria 2 - 1. Fotografía de época del Campo del Príncpe un Viernes Santo lleno de devotos. / 2. Vista del Campo del Príncipe en los años treinta del siglo pasado. / 3. El Cristo de los Favores, en la década de los años cuarenta.

Por fin, la historia abrió otro capítulo alrededor del monumento. Los conocidos como Viernes del Campo, aglutinan ese día a cientos de fieles que acudían al Cristo a rezarle. «Es el nacimiento de la Semana Santa moderna, hace cien años, el que hace nacer la costumbre de ir todos los Viernes Santos a pedir los tres favores, de los que la tradición siempre cuenta que uno se cumplía al menos». Juanjo Ibáñez concluye: «En la actualidad, ese acto es uno de los más multitudinarios de la Semana Santa de Granada y el único que no tiene convocatoria alguna para aglutinar a más de 20.000 personas».

Procesión 'de silencio'

Jorge Martínez, cronista de la Semana Santa desde las páginas de este periódico, amplía la información. «La cita de los granadinos con esta imagen, cada mediodía del Viernes Santo, viene de antiguo. Originariamente, la Asociación Piadosa que se funda hacia 1680 realizaba una procesión 'de silencio', hasta el Campo del Príncipe, poco después de instalarse allí el monumento».

«Se tiene constancia de que fue a partir de 1924 cuando la hermandad decide celebrar la Hora Nona en recuerdo de la muerte de Cristo. Desde entonces, así se hace. Es una tradición que caló pronto entre los vecinos del barrio y que se extendió, con la presencia de la Virgen de la Soledad de Santo Domingo en este lugar».

Martínez apunta que la imagen pétrea no tiene dueño alguno. Y lo explica: «Cuando hace una docena de años se determinó su restauración, se indagó en su historia, sin embargo, ni el Ayuntamiento ni la Curia Eclesiástica lo consideran de su propiedad y aparece catalogado en el Consistorio como 'mobiliario urbano'. De su restauración se hicieron cargo en la hermandad con la ayuda de la Junta de Andalucía, que encargó este proceso a la restauradora mejicana Bárbara Hasbash Lugo».

Recuerda Jorge Martínez que «la cofradía de los Favores siempre fue puntera en nuestra ciudad, pionera en la estética cofrade actual, y una de las de mayor renovación constante. Su fundación, tal y como ahora se le conoce (1928), poco después de la fundación de la Federación de Cofradías (1917) le lleva a ser la décima en el orden de antigüedad de las hermandades de la ciudad».

Cristo Crucificado tres segundos antes de morir

La iconografía es decidida y representa a Cristo Crucificado, tres segundos antes de morir, suspendido de cruz arbórea por tres clavos. De canon algo largado, con paño de pureza voluminoso, resuelto a grandes pliegues muy simplificados y anudado a la derecha. Presenta un fino y arcaizante estofado esgrafiado. La cabeza, fuerte, enérgica, de expresión dura y un poco voluminosa, queda inerte inclinada hacia la derecha interpretada la misma sin corona de espinas y con potencias. Sus piernas, como quebradas, dirigen sus rodillas hacia el lado izquierdo de la imagen.

1. Cuesta del Realejo a principios del siglo XX, ubicación original. / 2. En procesión por Reyes Católicos en los años cuarenta. F. G. N.
Imagen secundaria 1 - 1. Cuesta del Realejo a principios del siglo XX, ubicación original. / 2. En procesión por Reyes Católicos en los años cuarenta.
Imagen secundaria 2 - 1. Cuesta del Realejo a principios del siglo XX, ubicación original. / 2. En procesión por Reyes Católicos en los años cuarenta.

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