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INÉS GALLASTEGUI
Domingo, 12 de febrero 2006, 01:00
El escultor alemán Igor Mitoraj se mostró el viernes sorprendido por las quejas de algunos granadinos por la colocación de algunas de sus estatuas en la Carrera del Genil, delante de la Basílica de la Virgen de las Angustias. Recordó que sus obras «no son obscenas» y que las iglesias católicas «están llenas de figuras desnudas. Ahí está Miguel Ángel». El artista, que en la actualidad vive en Italia, se tranquilizó al saber que la muestra 'El mito perdido' ha sido un éxito y las protestas, minoritarias.
-El comisario de la exposición, Jean Paul Sabatié, dijo en la presentación que tiene usted intención de viajar a España para ver la exposición. ¿Piensa venir a Granada?
-Sí. Espero ir antes de que termine la exposición, probablemente en el mes de marzo.
-También comentó que conoce muy bien Andalucía e incluso planea instalarse en esta región durante algunos meses. ¿Es verdad? ¿Qué ciudades conoce?
-Conozco Sevilla y Granada, y también los Pueblos Blancos (lo dice en español). Pero no es verdad que piense instalarme ya. Es sólo una idea.
-Sus representaciones de personajes mitológicos recuerdan al arte de la antigua Grecia, Roma y el Renacimiento. ¿Qué hay de nuevo en ellas?
-Yo hablo del hombre moderno, no del hombre clásico. No tengo modelos antiguos. Es una reminiscencia. Recuerdo nuestras raíces culturales.
-Cuando concibe una estatua, ¿se la imagina siempre en la calle?
-No. La imagino en mi cabeza. Lo que pasa es que las estatuas en la plaza pública funcionan muy bien. Es clásico: en las ciudades antiguas, las estatuas estaban en medio de las plazas.
-¿No le gustan los museos?
-Sí, también. Pero encuentro que son un poco como una tumba para el arte. Muy esterilizados. Muy fríos.
-¿Cree que las exposiciones en la calle contribuyen a democratizar el arte?
-Pienso que sí. Cuando la gente ve arte en la calle, algo le queda.
-Comenzó usted como pintor y después se convirtió en escultor. ¿Por qué?
-No sé muy bien por qué. Simplemente, fue una elección que se me planteó.
-¿Pinta todavía?
-Sí. Pinto frescos en muros y, raramente, lienzos. Pero prefiero la escultura.
-Sus primeras obras eran pequeñas. Ahora son colosales. ¿Qué ha pasado?
-Para un escultor es importante medirse con el espacio y trabajar con obras de gran formato. Además, tengo mucha demanda de ciudades que piden grandes esculturas: Londres, París, Atlanta... Es un reto.
-¿Es difícil trabajar con obras de esas dimensiones?
-Sí, es complicado. Plantea problemas técnicos. Hace falta crear estructuras internas para las esculturas. Y está el problema de las proporciones: a causa de la perspectiva, hay que hacer cabezas más grandes.
-Todas sus estatuas son de bronce. ¿Trabaja con otros materiales?
-Sí. Mármol y hierro fundido.
-Cuando era más joven viajó mucho. ¿Qué países le han influido más?
-México y Grecia. México, por el espacio que ocupan las pirámides en el paisaje. Grecia, por el espíritu.
-Ahora vive en Italia. ¿Encuentra ahí la inspiración?
-No, es una historia diferente. La inspiración se encuentra sin importar dónde estés.
-Su exposición en Granada es un gran éxito, pero ha habido algunas quejas por la colocación de estatuas desnudas en frente de una iglesia católica...
-¿Sí?
-...Sí. ¿Alguna vez ha habido protestas similares en otros países?
-No. Las iglesias están llenas de figuras desnudas: ahí está Miguel Ángel... y muchos otros. La gente que se queja no tiene cultura. Además, mis estatuas no son obscenas: son muy tranquilas. (Al cabo de un rato añade:) Nunca. Nunca había tenido problemas con los desnudos, ni siquiera dentro de las iglesias.
-¿Cree que hay alguna relación entre estas protestas y las manifestaciones contra las viñetas de Mahoma en países islámicos?
-No lo sé. Las caricaturas de Mahoma son una broma. Las manifestaciones son una cosa política que no me interesa.
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