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Bill Gates y su esposa, premio Príncipe de Asturias de Cooperación por su generosidad
Bill Gates y su esposa, premio Príncipe de Asturias de Cooperación por su generosidad
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Bill Gates y su esposa, premio Príncipe de Asturias de Cooperación por su generosidad

El dueño de Microsoft agradece el galardón por reconocer su lucha contra «alguno de los problemas más acuciantes de la Humanidad» Él y su mujer Melinda han invertido miles de millones en causas benéficas

P. MERAYO

Viernes, 5 de mayo 2006, 02:00

Bill y Melinda Gates son la pareja más rica del planeta, pero también las dos personas que más dinero propio destinan a investigación de enfermedades y educación en el mundo. En los últimos años han invertido más de 10.000 millones de dólares en obras de caridad y proyectos no lucrativos. Por eso son los nuevos premios Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, un título que se les concede con la pretensión de poner altavoces sobre su labor ejemplar y la intención de «llamar a la conciencia de cuantos tienen responsabilidad y medios para contribuir a paliar las desigualdades y carencias de tantos millones de personas».

Con estas palabras lo expresaba ayer al mediodía, en el tradicional y solemne acto del Hotel Reconquista de Oviedo, el ex presidente del Gobierno español, Leopoldo Calvo Sotelo, al dar a conocer el fallo del jurado que presidía. Pero no fue la ejemplaridad el único argumento: los Gates contribuyen, advierten en el acta los 23 miembros del jurado, «a la salud global de la Humanidad, dedicando considerables recursos personales». Miles de millones de dólares que todos los años salen de sus cuentas para alimentar investigaciones y financiar presupuestos muy por encima de lo que asumen los gobiernos. Esa es la gran aventura humana de los premiados, que ayer agradecían en un comunicado el galardón por reconocer, precisamente, su contribución en la búsqueda de una solución a «alguno de los problemas más acuciantes para la Humanidad».

Su labor, como recalcó ayer el jurado y como se hace constar en el acta, es especialmente llamativa en el continente africano, a donde van a parar «fondos indispensables con el objetivo de erradicar enfermedades como la malaria, el sida y otras que causan aún la muerte de millones de personas al año».

Aseguran quienes fallaron en favor de esta candidatura que en las votaciones se valoraron todos los méritos de Bill y Melinda Gates, como impulsores y también cooperantes activos en todos los objetivos solidarios de la fundación que dirigen. Así concluyeron, finalmente, que la labor de quienes estrenaron ayer el palmarés de este año representa «un ejemplo de generosidad y filantropía ante los males que siguen asolando el mundo».

Tal es ese ejemplo que el matrimonio ha anunciado que el 90% de su fortuna será destinada, a su muerte, a causas humanitarias. Sus hijos, tienen tres, sólo recibirán el 10%. «Hacerles herederos de todo sería lo peor que podría hacer por ellos», dijo en una ocasión el propio Bill Gates.

Referencia ética

Añade el documento que «este desprendimiento por parte de Bill y Melinda Gates constituye una aportación valiosa a la cooperación internacional y es toda una referencia ética».

Se recordó ayer en medio mundo, y también en Asturias, que el fundador del Microsoft había anunciado en el Foro de Davos que su fundación triplicará la inversión que actualmente hace en la lucha contra la tuberculosis. En la próxima década pasarán de 300 millones de dólares a 900. Con ellos quieren apoyar el plan global contra esta enfermedad, que el propio Gates apadrinó junto al presidente de Nigeria, y el ministro de Economía y Hacienda británico.

La labor de la Fundación Bill y Melinda Gates destaca por el apoyo que presta a diferentes causas, como la aportación de cincuenta millones de dólares al Fondo Mundial de la Lucha contra el Sida y 750 millones de dólares a la Alianza Global para las Vacunas y la Inmunización, realizadas el año pasado.

De Seattle al mundo

La Fundación Bill y Melinda Gates, que vicepreside el padre del magnate de la informática, William H. Gates, tiene su sede en Seattle, cuna del premiado. Es fruto de la fusión de la Fundación Gates para el aprendizaje y la Fundación William H. Gates.

Es la fundación privada que cuenta con más activos del mundo, valorados en 34.900 millones de dólares, según datos de la propia institución de diciembre del año pasado, y su reto es ayudar fundamentalmente en salud global y la educación de los más pobres.

Luchar contra la tuberculosis, la malaria o la poliomielitis, son sus prioridades en investigación y prevención, además de la salud reproductiva e infantil.

En cuanto a la enseñanza, la fundación facilita el acceso al mundo a través de Internet, instalando ordenadores en bibliotecas públicas y en hogares de personas con escasos recursos económicos.

Concede, además, numerosas becas a los estudiantes estadounidenses más cualificados con extremas dificultades económicas.

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