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PUERTA REAL

Árboles, mentiras y tinta de calamar

GREGORIO MORALES

Martes, 25 de julio 2006, 02:00

LAS inútiles obras que el Ayuntamiento ha emprendido en la Avenida de la Constitución son las responsables de que un par de árboles estén a punto de caer. Pero, para estupefacción de todos, el sr. Hurtado se apoya en su error para talar todos y cada uno de los 80 olmos restantes. ¿Cree que los granadinos somos tontos? Hasta el más simple sabe que la empresa adjudicataria le ha dicho que, con los árboles de por medio, no puede acabar las obras en el plazo indicado. Ahora, en ese caso, cree que los granadinos lo castigarían con sus votos. Y, en su carrera por ganar las próximas elecciones, ¿el sagaz hombre ha decidido talar todos los olmos!

80 robustos árboles muertos y otros 80 raquíticos puestos. Para realizar servicios de esta jaez nos tienen a todos acogotados de impuestos. Para ello han subido las multas. Para ello han sembrado la ciudad de cámaras chivatas. Y a talar árboles. A levantar una y otra vez la misma calle del Realejo. A financiar un club privado de fútbol. A dar el premio de poesía más hinchado de España. ¿Qué más da si el dinero lo ponemos los demás? Mienten. Mienten como Pedros encanallados antes de que canten los gallos. Convocan un concurso para reformar la Avenida de la Constitución, se lo otorgan al arquitecto José Antonio Sillero, y, sorpresivamente, le quitan la reforma para dársela a un apadrinado y, encima, le roban el proyecto. Las codiciosas prácticas del tercer mundo se quedan enanas.

Mienten. Dicen que van a hacer un parque infantil en las faldas de Las Conejeras. ¿No, no, una y mil veces no! No van a hacer un parque. ¿Van a construir una torre de 19 plantas! Con comercios, salas de espectáculos y aparcamientos subterráneos. Lo del parque infantil es la tapadera para construir en terreno público. Cuatro atracciones de chichinabo y un mastodóntico edificio. Como creen que somos idiotas, nos ponen primero la zanahoria. Piensan que así no veremos que después viene una montaña de ladrillos, cemento e intereses.

Mienten. Y cuando se les pilla in fraganti, echan tinta, como los calamares, para confundir. Así han hecho con Granada Histórica. Quieren dejar ciego al mensajero. ¿Pero si la "atrocidad" de Granada Histórica es haber impedido que sajen los árboles hasta que haya un segundo informe! Si son tan amantes de la ecología, no sólo deberían haber apoyado esta iniciativa, sino haber dado garantías de que no iban a emprender la tala unilateralmente. Pero lo único que les preocupa son los votos.

Mentiras y tinta de calamar. Así se explican las enfurecidas palabras del portavoz del PP, Antonio Granados, contra Granada Histórica, enfatizando el más rotundo apoyo del PP a la decisión del alcalde porque "ha sido certificada por los informes de expertos consultados por el Consistorio". O sea, que hay que creer a pie juntillas en la infalibilidad de la decisión.

Pretenden silenciarnos hasta un día después de las inminentes elecciones. Entonces les dará igual. Habrán ganado. Y podrán levantar, por ejemplo, si les apetece, la Carrera, y talar sus árboles centenarios. Qué pingüe negocio éste de hacer y deshacer Granada, cercenar sus árboles, apropiarse de las ideas ajenas y regalar sus espacios públicos. Lo ganan todo. Sólo tienen que invertir un poquito en tinta para espurrearla sobre nosotros y obligarnos a que cerremos los ojos y, así, poder seguir haciendo de las suyas con crasa impunidad.

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