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TRIBUNA

Entre la utopía y la realidad

CÉSAR GIRÓN

Sábado, 5 de agosto 2006, 02:00

GRACIAS a un acuerdo entre los dos partidos mayoritarios PP y PSOE, los árboles monumentales estarán protegidos por una ley que pretende frenar la destrucción de este patrimonio natural y su pérdida a través del comercio legal, que ha suscitado un movimiento de protesta de colectivos sociales ante la venta de olivos milenarios o la de especies propias de las alineaciones ciudadanas. El PP y el PSOE han llegado a un acuerdo para defender un proyecto de Ley de Patrimonio Arbóreo Monumental en las Cortes. El 17 de octubre de 2005 presentaron el texto los portavoces de Agricultura del grupo popular y del grupo socialista, en una comparecencia a la que acudieron otros representantes públicos y altos cargos de la Administración.

El proyecto, que se ha fraguado para dar respuesta, en primera instancia, a las peticiones de protección de los olivos milenarios, protegerá los árboles monumentales de más de 400 años o con importantes diámetros de tronco. Además, preservará de su arranque o trasplante árboles con una valor histórico, cultural y patrimonial. Independientemente de la edad del ejemplar y de sus características físicas, el proyecto de ley prevé la posibilidad de que los municipios insten a la declaración de árboles monumentales que consideren parte de su patrimonio. Los árboles catalogados no podrán ser objeto de compraventa y sólo cambiarán su emplazamiento en casos excepcionales, ya que la propuesta busca preservarlos en su entorno natural o urbano en el que se han desarrollado. La tala de árboles urbanos queda sometida a autorización de la Comunidad Autónoma.

Para la preservación de los árboles monumentales se creará un centro de gestión que tendrá la función de conservarlos y también la de valorar el posible perjuicio que su mantenimiento causa a los propietarios o incentivando con medidas de apoyo a las Administraciones titulares de tan importante riqueza.

El PSOE ya presentó un proyecto de estas características en la legislatura pasada, pero los populares rechazaron la propuesta. Ahora ambos partidos han llegado al acuerdo que arrancó con el texto consensuado el pasado otoño «en la comunidad valenciana». ¿Ay, de mi Alhama!

Tras tan afortunada iniciativa en Levante, se han producido el intento inicial de talar 500 árboles en el Prado de Madrid, otros tantos en Sainz de Baranda, en Málaga, en la Plaza Nueva de Sevilla. Ahora en Granada. Algo pasa en esta especie de Dinamarca mal oliente en que se ha convertido Granada. Un transepto urbano permanentemente entre lo utópico y lo real. En nuestro país se sigue odiando a los árboles. Nada hay más deleznable que aplaudir el asesinato de un ser vivo.

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