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JUAN LUIS TAPIA
Sábado, 21 de octubre 2006, 04:28
UNA Universidad de Nueva Jersey analizó el pasado mes de septiembre las letras de Bruce Springsteen y su relación con el marxismo y la Biblia. Las interpretaciones de los textos pueden superar a la imaginación que los creó. Es el caso de una de las canciones del Boss, en las que incluía la palabra 'Palomino', lo que le proporcionó al personaje que aparece en el programa de Buenafuente una promoción adicional. Pero llegó la decepción, porque el cantante estadounidense se refería a un tipo de caballos que existe en USA.
Bruce Springsteen nació en Nueva Jersey, tierra de poetas, y cuentan que en su adolescencia se sintió atraído por los versos, o al menos eso narran algunas biografías. En muchas ocasiones se ha referido a Bob Dylan como a un hermano musical, pero también se podría afirmar que hay cierta influencia de su estilo literario.
Bruce tiene poética propia con una serie de letras comprometidas y de corte más 'intelectual' y progresista. Los personajes de sus canciones son seres alejados del poder como camareras, camioneros, la gente corriente, el americano obrero, esa gran clase media. Las historias son una especie de crónica social a través de relatos cantados.
En los últimos años, esa faceta de denuncia social se ha acentuado en el autor de 'Born in the USA'. Se implicó en la gira 'Vote for Change' en apoyo a la candidatura del senador demócrata John Kerry a la presidencia de EE UU. Aquello acabó como acabó y Springsteen se dejó, como se suele decir, muchos pelos en la gatera. Los estados del Sur y del Medio Oeste todavía no le han perdonado. Su popularidad -y sus ventas- tampoco se han recuperado en la zona. En compensación, la buena acogida que siempre ha tenido en Europa se ha reforzado desde entonces.
Un año después, el Boss publicó un disco sombrío y minimalista, 'Devils & Dust' (2005), con amargas referencias a la guerra de Irak. La jugada volvió a repetirse: en la zona 'azul' de EE UU no funcionó, pero sí en Europa. Más síntomas: la cadena de cafeterías Starbucks canceló un acuerdo previo para comercializar el disco y una iniciativa del Senado para condecorarle por el treinta aniversario de 'Born to run' fue rechazada tras unos eficaces movimientos de pasillo.
Más radical
Springsteen ha cambiado de táctica. Empeñado en conciliar su labor artística con un posicionamiento político progresista, ha seguido el ejemplo de sus mayores. Su último disco, 'We shall overcome: The Seeger sessions', recoge el legado del folk contestatario, de las canciones sindicalistas, del gospel que acuna los derechos humanos, de las canciones populares que acogen a los desheredados y condenan a los opresores.
No en vano, en el título se cita al mejor intérprete del repertorio que ahora reverdece el Boss, Pete Seeger, referencia imprescindible para la izquierda estadounidense. A este nuevo arsenal de canciones, el rockero le ha añadido su toque personal.
El de Nueva Jersey se presenta más intelectual que nunca. Entre las canciones nuevas que incorpora a su último trabajo se encuentra 'How can a poor man stand such times and live', compuesta por Blind Alfred Reed a raíz del 'crack' bursátil de 1929. Springsteen ha adaptado la letra para acomodarla al desastre de Nueva Orleans, incluyendo referencias poco agradables a la actuación de Bush.
Tampoco podía faltar un clásico de Pete Seeger, 'Bring them home', que en su momento clamaba por la vuelta de los soldados destacados en Vietnam y que ahora es simétricamente aplicable a los que se hallan en Irak. También está presente la sombra del viejo folclorista en 'American land', tema creado por Bruce sobre el poema de un inmigrante eslovaco traducido por Seeger. La poesía en cuestión se titulaba 'He lies in the American land', estrofa que se mantiene en la canción y que tiene claro su objetivo político.
'We shall overcome', himno de la izquierda internacional y, en opinión de Springsteen, «la canción de protesta política más importante de todos los tiempos», marca el momento más solemne de la actual gira de este 'trovador urbano', que llega mañana a la Plaza de Toros de Granada.
El poeta y escritor Benjamín Prado, además de rendir culto a Bob Dylan en el sentido más estricto del término, considera al Jefe «un cantante a quien hay que leer sus canciones; es más para leerlo que para escucharlo». «Me gusta más como letrista que como cantante, porque hace una cosa que es muy difícil en el mundo de la poesía, que es contar una historia», dice el autor madrileño.
Relatos poéticos
Prado destaca el carácter narrativo de sus letras, «porque son historias, en las que aparecen, en la mayoría de ellas, dos personajes».
Ese interés del creador de 'The river' por lo narrativo enlaza con la tradición de grandes relatistas americanos. Según Benjamín Prado, el cantante tendría un estilo semejante al de la autora Flannery O'Connor, quien vio editados recientemente sus 'Cuentos completos' en Lumen, y al grande del 'country' Hanks Williams.
Otra de las características que Benjamín Prado destaca de las letras del cantante es que «aparece esa América que no es la de Nueva York, sino la de Ohio o Minessota, de esa América del interior alejada de las capitales».
Según el poeta, «se comporta en sus letras como un sociólogo, donde aparecen camioneros enamorados de camareras y personajes que no suelen ser los típicos americanos, esa clase media, gente corriente». Pero no sólo está atento a la realidad, sino que el poeta del 'rock and folk' «opina sobre ella», comenta el autor español.
Bush y Nixon
Según el escritor madrileño, Bruce ha radicalizado su discurso en el último disco, mucho más próximo a la línea de su maestro Bob Dylan, «y dedica un homenaje a Seeger, el gran cantante de la izquierda de Estados Unidos, y nuevamente el Boss se embarca en una línea más social».Su actual apuesta y tendencia progresista se presenta con mayor dureza, «porque es más duro cantar contra Bush que contra Nixon».
En este sentido se refiere al tema de Seeger que denuncia la guerra del Vietnam y que ahora interpreta Springsteen en su último disco.
A este paso, y desde el punto de vista de las ideas, se acerca más a aquellos estilos de la canción social europea que a la americana. «Bruce podría haberse dedicado a hacer una música comercial, pero sigue conservando ese carácter del americano del pueblo llano y sigue siendo el mismo que cuando empezó», dijo el poeta.
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