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JUAN LUIS TAPIA
Viernes, 17 de noviembre 2006, 05:03
EL granadino José María Ibáñez (1793) fue el padre de la Estadística española, pero ni siquiera existe una imagen de su persona y sólo han llegado hasta nuestros días sus estudios y su firma autógrafa. El investigador Antonio Laborda ha recuperado en dos libros a este olvidado e ilustre personaje granadino. «Sólo queda su firma estampada en la documentación, pero no existe una descripción física del creador del primer tratado de Estadística en España», comenta Laborda. El especialista se encontró con la monografía de Ibáñez en el Archivo Histórico Nacional y «descubrí a este personaje», comenta el especialista. «José María Ibáñez -añadió- es el padre de la Estadística moderna en España, pero no aparece en el Espasa ni en ningún otro estudio o diccionario enciclopédico».
«Era un hombre honrado y con una ética irracional para su época, que no se metió en política, de ahí que sea tan desconocido», señala Laborda. Además, según el estudioso, «Ibáñez tuvo una muerte repentina cuando tenía 63 años, de ahí también que pasara un poco desapercibido en la época».
José María Ibáñez nació en Granada el 20 de octubre de 1793 y fue bautizado, al día siguiente, en la parroquia de la Virgen de las Angustias. Su padre, Antonio Ibáñez Navarro, era originario de Teruel, y su madre, María Ramos de la Tita, de Ronda. El joven Ibáñez ingresó en el colegio dirigido por el matemático y cartógrafo Francisco Dalmau en donde cursó estudios de Matemáticas, Geografía y Ciencias con notas excelentes. Fue seleccionado por el mismísimo Dalmau para crear una estadística de Granada en 1819. Sus conocimientos matemáticos le llevan a dar clases en la Real Academia Militar y en el Colegio de Humanidades. Forma parte de la Sociedad de Amigos del País de Granada e ingresa en la Universidad donde cursa tres años de Filosofía y ocho de leyes hasta obtener el título de bachiller en Derecho Civil en 1826 y ese mismo año es nombrado abogado de la Real Chancillería. Posteriormente contrae matrimonio con María de la Presentación Moreno, cuya familia era originaria de Almería.
En 1833 consigue el título de abogado de los Reales Consejos y, poco después, el puesto de agente fiscal del Juzgado de Correos y Caminos, lo que le obligó a trasladarse a Madrid, donde fijará su residencia, junto a su mujer y su hija Emilia. Ya en Madrid, en 1834, recibe el nombramiento de ministro de la Audiencia de Granada y es nombrado para ocupar el cargo de fiscal general del Juzgado de Correos y Caminos. Al año siguiente es nombrado también ministro del Tribunal Superior de Hacienda.
A lo largo de los siguientes años, Ibáñez escribe un tratado elemental sobre principios de administración y derecho administrativo, que concluye a comienzos de 1840. El tratado permaneció inédito debido a que es suspendido por la junta revolucionaria de Madrid, la que provocó la salida de la regente María Cristina, y Espartero modificó el sistema judicial eliminando el juzgado de Correos. Ibáñez buscará la actividad en este tiempo de cese en la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid. En 1843 es nombrado vocal secretario de la Junta de Estadística presidida por Pascual Madoz. A partir de ahí, el granadino se vuelca en el estudio de la nueva ciencia Estadística, que por aquellos años se encontraba aún buscando sus fines y principios.
Madoz definirá a Ibáñez como «uno de esos hombres que, por exceso de modestia, quieren vivir en la oscuridad, pero cuyos talentos debe aprovechar el Gobierno, cualesquiera que sean las opiniones de los ministros».
Cátedra
En 1844 Ibáñez es elegido para ocupar la Cátedra de Estadística, creada ese mismo año por la Sociedad Económica de Amigos del País, tarea a la que dedicó de forma desinteresada su tiempo y sus conocimientos en los años sucesivos y que se plasmarían en la publicación del 'Tratado elemental de Estadística' destinado a la formación de los alumnos de su cátedra.
En 1848 Ibáñez presenta en la Sociedad Económica un proyecto para la creación de un Instituto Central de Estadística similar al ya existente en Francia y que debía dedicarse a la investigación. El proyecto chocó con la indiferencia del Gobierno y fue abandonado.
Los últimos años de la vida de José María Ibáñez estuvieron ocupados por sus muchos intentos para ser readmitido en la carrera judicial y con su paso por una nueva Comisión de Estadística creada en 1855 para valorar el proyecto de estadística territorial presentado por Mariano de Marcoartú y Antonio López del Rincón.
«Este nuevo contacto con la estadística oficial -señala Laborda- le habría valido, sin duda, para su paso a la Comisión de Estadística del Reino, creada por Narváez en noviembre de 1856, pero la fatalidad quiso que el 7 de octubre de ese mismo año muriese repentinamente de un ataque de epilepsia en su domicilio de Madrid».
A pesar de que al granadino se le negó en vida su reincorporación a la carrera judicial, su viuda obtuvo una pensión de 12.000 reales anuales en reconocimiento al trabajo de su difunto marido como fiscal general de Correos.
Laborda pretende la recuperación de este personaje a través de la edición de sus obras, entre ellas el 'Diccionario geográfico de España', que recoge cada una de las poblaciones, cortijadas y topónimos de las provincias españolas.
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