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ALEJANDRO MOLINA
Martes, 26 de agosto 2014, 00:37
Pocos lugares mantienen tan vivo el recuerdo de la Guerra Civil española. La bicicleta de montaña es el medio idóneo para adentrase en la Sierra de Huétor, un lugar en el que los tesoros naturales cobijan los restos de nuestra historia reciente.
A continuación se describe una ruta circular con principio y fin en la casa forestal de Puerto Lobo, con una longitud total de 17 kilómetros. Es solo una de las infinitas posibilidades que encierra esta maravillosa sierra. Se debe advertir que para acceder a muchos de los puntos de interés que hay en la zona es preciso salir del recorrido propuesto. En algunos casos es necesario hacerlo bajado de la bicicleta por tratarse de senderos exclusivos para peatones. Además, los puntos son tantos que verlos todos en una sola jornada es complicado. Es por eso que se propone un recorrido sencillo técnicamente, que abarca algunos de los puntos más emblemáticos, pasando por los desvíos e inicios de otras posibles rutas.
La Casa Forestal de Puerto Lobo, a la que se llega en coche fácilmente saliendo de la autovía a la altura de Beas de Granada, será el punto de partida. Si se dispone de tiempo, es interesante visitar sus alrededores y leer sus paneles interpretativos. Justo allí parte una pista forestal a cuyos lados nacen numerosos senderos bien señalizados y que conducen a lugares de interés.
Nido de ametralladoras
Es el caso de la pista que sale a la derecha, a tan solo 750 metros de la casa forestal, y que lleva a las trincheras del Maúllo. Aunque luego habrá que desandar los pasos, la visita a estos vestigios de la guerra merece la pena y supone tan solo hacer dos kilómetros más de recorrido. Es una pequeña subida hasta coronar el promontorio en el que están los restos. Las vistas de Sierra Nevada y el valle del Darro son extraordinarias. Hay quien dice que el nombre se le dio por el sonido que hacían los soldados imitando al gato montés para comunicarse entre trincheras (la línea entre Motril y Jaén está plagada de ellas). En la frontera entre los dos bandos, este era un punto estratégico para la defensa de Granada. Cuenta con un nido de ametralladora y puestos de observación unidos por un parapeto. Fue construida por la vigésima compañía de zapadores.
De vuelta a la pista forestal principal habrá que hacer la subida más larga de la jornada. Son algo menos de 5 kilómetros hasta llegar a los campamentos de la Alfaguara. Tras pedalear poco más de 2 kilómetros, se puede hacer un merecido descanso en el mirador de la Cueva del Gato. Debajo de este punto está la cueva que le da nombre y también allí hay restos de la guerra. Asimismo dio cobijo a los soldados. Eso sí, el acceso es algo complicado porque hay que tomar un sendero que sale a la derecha unos metros antes de llegar, no es fácil verlo.
Fenómenos paranormales
Vuelta al camino, continúa la ascensión. Poco después de coronar el puerto se llanea un pequeño tramo que pasa junto al cartel del desvío hacia la Cueva del Agua. Aunque no se llegará en esta ocasión, el lugar merece una visita. A muy pocos metros, en dirección a la Alfaguara, también se puede ver un desvío a la derecha que conduce hasta las ruinas del sanatorio. Se trata del edificio fundado en los años veinte del pasado siglo por Berta Wilhelmi. Junto con el que hay en el Purche servía para cuidar a enfermos de tuberculosis pero durante la guerra se usó como dependencias militares. Tras la contienda dejó de usarse. Muchos dicen que allí son frecuentes los fenómenos paranormales e incluso hay quien asegura que su fundadora se aparece en el lugar. Verdad o sugestión, lo cierto es que el sitio sobrecoge
De nuevo en la pista, sólo queda hacer una pequeña bajada hasta los campamentos de la Alfaguara, donde nos reencontramos con el asfalto. Es buen momento para buscar agua e incluso comida, pues hay un restaurante. También es interesante aquí visitar la colección Arboreum de especies vegetales.
La vuelta al punto de partida se hace por la carretera que conduce a Fuente Grande, en Alfacar. Desde ese punto, cuyos restos datan del siglo XI, hay que seguir la carretera hasta Víznar, donde el recuerdo de Federico García Lorca está presente a través del parque que lleva su nombre. En esta zona fue donde fusilaron al poeta.
A la entrada de la parte alta de Víznar habrá que tomar el desvío a la izquierda para encarar una subida que nos dejará, nuevamente, en la Casa Forestal de Puerto Lobo. Recorrido completado.
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