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Antonio Sánchez
Martes, 6 de octubre 2015, 02:00
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía acumulan casi tres años sin limpiar 25 cauces inundables de la provincia. De ellos, dos tercios (17) dependen del ministerio de Medio Ambiente. Los restantes son competencia de la Junta de Andalucía. En su lecho la maleza y la basura ocupan parte del terreno natural de ríos, arroyos y barrancos y, en los casos más extremos, no dejan ver el lugar por el que debería pasar el agua el día que llueva. Los esfuerzos de ambas administraciones para mantener saneadas las cuencas en los últimos cuatro años -han gastado cerca de seis millones de euros entre las dos- resultan insuficientes para que los puntos que los especialistas han determinado como peligrosos se encuentren libres de basura.
Las ramblas que tanto la CHG como la Junta han dejado sin limpiar suelen pertenecer a cauces próximos a poblaciones pequeñas. La Confederación ha trabajado para que el río Genil y los cauces del Área Metropolitana de Granada y la capital se encuentren limpios. Desde que en 2012 asumió las competencias de los lechos de la provincia que desembocan en el Guadalquivir o alguno de sus afluentes ha gastado 4,2 millones de euros. Sin embargo, no se ha asomado por Galera, Fonelas, Baza, Venta Quemada, Tocón, Jayena o la Puebla de Don Fadrique, entre otros lugares. La mayoría de puntos sucios dependientes de la CHG se acumulan en las comarcas de Los Montes, Guadix, Baza y Huéscar.
El arroyo bastetano La Rivera se limpió hace cuatro años en uno de sus tramos. Desde entonces está sucio. El ayuntamiento de la localidad mantiene el cauce urbano de las tres ramblas que atraviesan la ciudad, pero no puede actuar en los terrenos dependientes de la CHG. Ambas administraciones ya tuvieron un conflicto cuando el consistorio arregló un tramo del arroyo de La Rivera, informa José Utrera. En La Puebla de Don Fadrique existe un puente sobre el que discurre el Barranco del Royo, cuyo cauce tiene árboles de unos veinte metros. En Pedro Martínez, la carretera principal que atraviesa el pueblo cuenta con un puente sobre el que pasa el Barranco del Caño con arbustos y gran cantidad de sedimentos.
Estos tres ejemplos del norte de la provincia se repiten si se viaja hacia Córdoba. En Maracena, el único lugar del Área Metropolitana de Granada que no se ha limpiado, se acumulan varias acequias y arroyos en los que los arbustos y la basura plástica se dan la mano. Puerto Lope cuenta con un camino rural hacia Moclín con un barranco en el que cauce es casi inexistente y el agua acaba desbordándose por la carretera hacia el pueblo.
En estos dos puntos no se ha saneado el cauce en los últimos tres años, pero existen otros lugares en los que sí se ha trabajado y cuyo aspecto es similar o peor. El arroyo del Charcón de Íllora o el río Cubillas a su paso por Pinos Puente serían incapaces de encauzar una tromba de agua al encontrarse atorados con árboles altos, arbustos y basura.
La CHG argumenta que los cauces se encontraban en muy mal estado cuando asumieron las competencias en 2012. «El compromiso es atender la mejora de los ríos para evitar que no se inunden algunas zonas, pero existe una planificación en función de la necesidad. Las inversiones han sido importantes, pero nunca será suficiente», explica la Confederación. Durante lo que queda de 2015 la CHG tiene previsto seguir actuando en los cauces que requieran limpieza y para 2016 ya se encuentra aprobado el gasto de un millón de euros.
La situación de los ríos, barrancos y arroyos que miran hacia el Mar Mediterráneo es parecida. Gran parte de los 1,5 millones de euros gastados por la Junta entre 2012 y 2015 se han invertido en Motril, que aglutina casi la mitad del dinero utilizado. Luego se encuentran Salobreña y los cauces que pasan próximos a Almuñécar. Sin embargo, por La Herradura, Ventas de Zafarraya o localidades del levante como Polopos o Los Gualchos no se ha trabajado desde 2012. La mayoría de intervenciones que la Junta tenía previstas para 2015 ya se han desarrollado y han consistido en la «extracción de áridos, desbroce de vegetación y corte de cañas», según el gobierno autonómico. Queda pendiente la limpieza de la rambla de las Brujas de Motril, una de las principales vías de desagüe de la ciudad en la que se interviene habitualmente cada año. Para este saneamiento, la Junta cuenta con la colaboración del ayuntamiento costero, que desea que la rambla esté limpia al ser una de las «necesidades» sobre las que más insistido los ciudadanos en este verano. La delegación territorial, aparte, se encuentra evaluando y redactando los informes y valoración de los daños provocados por las riadas de hace varias semanas, que acabaron con la vida de cuatro personas.
Uno de los lugares de la Costa por los que no se ha pasado en los últimos cuatro años es la rambla del Espinar de La Herradura. Este cauce atraviesa el pueblo hasta desembocar en el mar. El lecho, asentado entre muros, está lleno de matorrales, pequeños arbustos y basura. Tampoco presenta buen aspecto la rambla de Albuñol. En ella se ha trabajado a lo largo de este verano, pero las actuaciones no han servido para que el interior del río mantenga el tipo. Hay árboles de crecimiento rápido en su interior, así como desechos inorgánicos.
Ayuntamientos
En los ayuntamientos con cauces o ríos próximos no están satisfechos con las tareas realizadas por Confederación y Junta. Francisco José Martín, alcalde de Fuente Vaqueros, explica que el cauce por el que discurre el río Genil «necesita limpieza para que se conserve bien y no afecte a fauna y flora. Hay puntos en los que su paso se encuentra cerrado».
El Ayuntamiento de Cúllar solicitó hace quince días a la CHG que proceda a limpiar el río que pasa próximo a la localidad. El primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, José Manuel Cano, explica que en torno al cauce se han realizado «muy pocas actuaciones». A comienzos de septiembre el río Cúllar se desbordó y anegó zonas de cultivos al existir pasos que no lograron encauzar el agua. «Se necesita una intensa limpieza», sentencia.
Uno de los municipios que se vieron afectados por las riadas de hace unas semanas fue Polopos-La Mamola. El alcalde, Matías González, cree que el pueblo se encuentra «falto de infraestructuras» para abordar una lluvia torrencial. «Existen tres cauces que desembocan cerca de los núcleos de población y no tenemos canalizaciones», argumenta. El regidor asegura que la última limpieza en profundidad se hizo hace ocho años y desde entonces el estado de los cauces del municipio han ido empeorando. «Los puentes se encuentran casi atorados por completo y haría falta que se limpiaran antes de que caiga otra tromba de agua», analiza.
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