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Varios vecinos de Mecina Bombarón junto a un enorme castaño con muchos siglos de vida.
El castaño juega un papel importante en la Alpujarra desde el tiempo de los romanos

El castaño juega un papel importante en la Alpujarra desde el tiempo de los romanos

La preciada madera y su fruto forman parte de la cultura ancestral y gastronomía de la comarca

rafael vílchez

Viernes, 23 de octubre 2015, 11:42

En la zona de la Alpujarra alta existen muchísimos castaños con más de 400 años de vida. Originario de Asia, el castaño fue introducido en Europa por los griegos. Después, los romanos siguieron cultivándolo a lo largo de todo su imperio. Los árabes también apreciaron mucho este fruto y la madera. Su uso culinario en la recóndita comarca de la Alpujarra nunca ha dejado de jugar cada otoño un papel importante en la gastronomía.

En Lanjarón, Cáñar, Soportújar, Barranco de Poqueira, Pórtugos, Pitres, Busquistar, Trevélez, Bérchules, Mecina Bombarón, Nechite, Nevada, se crían excelentes castaños. En un ramillete de pueblos de la Alpujarra se suelen celebrar las fiestas de las castañas a principios del mes de noviembre, coincidiendo casi siempre con la celebración del Día de Todos los Santos. Una de las fiestas más importantes dedicadas al fruto castañero se celebra cada año en el precioso pueblo de Mecina Bombarón.

En Mecina Bombarón se organizan rutas por los senderos de castaños centenarios. Francisco Mingorance es un experto en esta materia. Recolectar castañas es un plan perfecto en otoño. Este trabajo requiere paciencia, un buen calzado y unos buenos guantes para no pincharse cuando se extrae el fruto preso en el erizo. Para evitar que estallen las castañas cuando se cocinan hay que practicarle antes un pequeño corte en forma de cruz.

La castaña la preparan en algunos restaurantes de la Alpujarra de muchas maneras. El prestigioso cocinero del célebre restaurante El Asador de Capileira, José Luís Rosillo, las hace muy bien, tal como las cocinaban sus antepasados. Merece la pena visitar esta casa para conocer todo lo bueno que hay dentro. También, la cocina francesa inmortalizó la exitosa fórmula del marrón glaçé, dulce de castaña confitado en azúcar y glaseado con sirope. Aseguran los entendidos que hubo un tiempo en que la castaña compitió con la patata en la dieta europea.

Cuentan que a Federico García Lorca le encantaba mucho contemplar los castañares de Lanjarón. Mientras su familia se hospedaba en el Hotel España y tomaba las curativas aguas minero-medicinales en el cercano Balneario, Federico se adentraba en el campo para ver los árboles de cerca. A Federico también le encantaba charlar con los campesinos en una era morisca, a la entrada del pueblo. Al ya desaparecido y recordado pintor José Ortuño también le encantaba plasmar castaños centenarios en sus lienzos, unas veces vestidos de hojas verdes y cobrizas y otras, desnudos. Algunas de las cotizadas obras de Ortuño se pueden contemplar en los salones del hotel Nuevo Malagueño de Pórtugos propiedad de la familia Mingorance.

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