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Iglesia de la Encarnación de Íllora, donde se casarán Alejandro Santo Domingo y lady Charlotte Wellesley.
Un bodorrio con Historia para Íllora

Un bodorrio con Historia para Íllora

El multimillonario Alejandro Santo Domingo y una descendiente del duque de Wellington se casan en mayo en este pueblo de Granada. La culpa la tiene la batalla de Waterloo

Inés Gallastegui

Lunes, 4 de abril 2016, 01:34

El punto intermedio exacto entre Nueva York y Londres está en Íllora, provincia de Granada. Este municipio de poco más de 10.000 habitantes se prepara para acoger el próximo 28 de mayo la boda por todo lo alto entre el multimillonario de origen colombiano Alejandro Santo Domingo, uno de los solteros más cotizados de Manhattan, y lady Charlotte Wellesley, cuarta hija del duque de Wellington. Parece raro, pero tiene una explicación: la culpa de que los vecinos de este tranquilo pueblo dedicado al cultivo de la aceituna y a un incipiente turismo rural estén de los nervios ante la próxima llegada de aristócratas europeos, ricachones americanos, algún jefe de Estado y celebrities de diverso pelaje la tiene Napoleón Bonaparte.

Por el principio. Arthur Wellesley, militar de buena familia nacido en Dublín en 1769, comandó las fuerzas aliadas contra el invasor francés durante la Guerra de la Independencia española y, más tarde, venció al corso en la batalla de Waterloo. Sus hazañas guerreras lo convirtieron en un hombre rico y noble: el Parlamento de Westminster le concedió el ducado de Wellington y un buen pellizco con el que se compró la gran finca campestre y el palacio de Stratfield Saye, en Hampshire, a una hora de Londres. Las Cortes de Cádiz, por su parte, le nombraron duque de Ciudad Rodrigo y vizconde de Talavera y le regalaron dos fincas en Granada: 1.500 hectáreas en el Soto de Roma (Fuente Vaqueros) y 1.000 en el Molino del Rey (Íllora).

Nobles, ricos y alguna 'celebrity'

  • 250 invitados

  • No hay nada oficial, pero en la lista de invitados se espera una mezcla de aristocracia europea y élite económica colombiana. La prensa británica incluye al cantante de pop James Blunt, casado con Sophia, prima de la novia; la it girl Poppy Delevingne; el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos; y Tatiana Santo Domingo, sobrina del novio y casada con Andrea Casiraghi, hijo de Carolina de Mónaco. No está claro si acudirá Carlos de Inglaterra, asiduo de La Torre y muy amigo del duque, o algún representante de la Familia Real española.

  • Enamorada de la iglesia

  • Lady Charlotte quedó prendada de la iglesia de la Encarnación, construida en el siglo XVIpor encargo de los Reyes Católicos y con diseño de Diego de Siloé, autor de la Catedral de Granada.

  • 11.000

  • euros ha donado el duque a la parroquia para contribuir a varias obras de mejora y a la restauración de una talla barroca que encantó a la novia un cristo que sobrevivió a la quema de piezas religiosas por milicianos durante la Guerra Civil.

El nidito del príncipe Carlos

Un siglo y pico después, un descendiente del héroe decidió deshacerse de la más grande de sus propiedades granadinas y vendió o regaló las parcelas a los agricultores. Antes había llevado la electricidad a la población. En el pueblo natal de Federico García Lorca aún recuerdan el gesto y adoran al duque.

No ocurrió lo mismo en Íllora, un pueblo a 33 kilómetros al oeste de la ciudad de la Alhambra donde la conocida como La Torre de los Ingleses ha sido siempre una especie de isla con la que los vecinos han mantenido una relación tirante. Lo que algunos ilurquenses llaman el Gibraltar granadino es una finca de 960 hectáreas que abarca extensos olivares, campos de cereales y un coto de caza donde Carlos de Inglaterra, ya en los años setenta, tiraba tiros a las perdices y los trastos a la hermana pequeña de su amigo Charles Wellesley, el actual duque. Después volvería en varias ocasiones con Diana y con Camilla, aunque no está claro si por ese orden (o con algún orden).

El palacete del siglo XIX, situado en un alto entre pinos, es visible desde la entrada de la finca, a un par de kilómetros del pueblo. La verja suele estar abierta, pero nadie se aventura a entrar sin permiso: algún lugareño ha sido denunciado por internarse un poco para recoger espárragos y otras plantas, mientras los terratenientes fueron acusados de poner cebos envenenados contra los depredadores para proteger su coto.

Y eso no ha sido lo peor. En los años ochenta un millar de jornaleros ocuparon la hacienda pidiendo la tierra para el que la trabaja. Dos décadas después, un alcalde socialista puso en cuestión la propiedad de las tierras por vía judicial y perdió.

Las cosas van cambiando. Charles Wellesley es el más español de los Wellington: visitó el predio andaluz de la familia por primera vez siendo adolescente, en unas vacaciones cuando estudiaba en Eton, y se enamoró del lugar. Después, el puesto de agregado militar de su padre en la embajada británica en Madrid le permitió seguir visitando nuestro país varias veces al año. Habla correctamente el idioma. «España es mi segundo hogar», confesó el duque, un hombre extremadamente reservado, en una de las escasas entrevistas concedidas el año pasado con motivo del 200º aniversario de la batalla de Waterloo.

La noticia de que la hija del duque y su prometido habían elegido la iglesia de Íllora para celebrar la ceremonia religiosa y La Torre para el convite fue un bombazo en la localidad. El actual alcalde, el también socialista Antonio Salazar, recuerda que Wellesley es «un vecino importante» que crea empleo: el 80% de los jornaleros que trabajan sus tierras son locales. Y no solo eso: estos días albañiles, carpinteros y electricistas trabajan sin descanso para poner a punto el palacete de los ingleses.

La boda, coinciden muchos, es una oportunidad única para poner a Íllora en el mapa, ahora que concluye la tan esperada rehabilitación de su castillo árabe del siglo X y despuntan los primeros intentos de ofrecer alojamientos rurales atractivos. En la zona viven ya unos 200 británicos amantes de la tranquila vida de los cortijos. No hay que olvidar que los Wellington son una de las familias aristocráticas más conocidas y respetadas de Gran Bretaña.

«Espero que estemos a la altura y ofrezcamos nuestra mejor versión», confía Mercedes Navarrete, la periodista local que publicó la exclusiva del enlace hace dos semanas. Para ella, que los periódicos británicos hablen de la «small town near Granada» y publiquen fotos de su «church of the Incarnation» no tiene precio. A su juicio, los vecinos deberían aprovechar esta «oportunidad irrepetible». La periodista cree que la mayoría de los vecinos han superado cierta inquina histórica hacia los ingleses y ahora viven con ilusión los prolegómenos de la que ya se ha convertido en La Boda.

Hasta que saltó la noticia, los preparativos se habían llevado casi en secreto. Los novios y el duque asistieron el verano pasado a misa y hablaron con el párroco, José Luis Ontiveros, para concretar los detalles del enlace. La ceremonia será oficiada en español e inglés se baraja la presencia del arzobispo, que conoce la lengua de Shakespeare y, aunque será un rito católico, contará con la participación del obispo anglicano de Londres, amigo de la familia.

¿Quiénes son los novios?

Alejandro Santo Domingo es uno de los principales accionistas de SABMiller, la segunda mayor compañía cervecera del mundo. Forbes estima su fortuna en 4.300 millones de dólares. A sus 39 años, dirige los negocios de la familia junto a su hermano Andrés. A la muerte de su padre en 2011 siguió la de su hermano mayor, Julio Mario junior padre de Tatiana Casiraghi, a los 52 años, de un cáncer. Es ciudadano americano y en la última década ha sido el soltero de oro de Manhattan. Entre sus novias conocidas destacan la heredera Amanda Hearst y la modelo Julie Henderson. Está comprometido con el desarrollo de Colombia, su país de origen, y a través de su fundación dedica generosos fondos a ayudar a los pobres y proteger el medio ambiente.

En este compromiso coincide con Charlotte, de 25 años, que apoya un proyecto solidario con niños marginados en Londres y respalda causas ecológicas. Por parte de su madre, la princesa María Antonia de Prusia, la joven es descendiente de la reina Victoria y del emperador Guillermo II de Alemania. Se graduó en Arqueología y Antropología en Oxford en 2013 y actualmente trabaja en Londres como productora del fotógrafo de moda Mario Testino, muy conocido por sus trabajos con estrellas de la música y el cine y con la realeza británica.

Eso es lo que se sabe, pero lo que se ignora es todavía mucho. Por ejemplo, no está claro si la iglesia y la plaza de San Rogelio se cerrarán al público para evitar que un exceso de curiosos arruine la llegada de los invitados; se rumorea que algunas revistas del corazón ya han alquilado balcones cercanos para tener las mejores vistas del paseíllo. Tampoco está definido el despliegue de seguridad, que dependerá de la presencia de jefes de Estado o miembros de familias reales en el enlace. Ya en un plano más frívolo, despierta curiosidad saber en qué hoteles se alojarán las celebrities, quién se encarga del catering del convite o qué flores adornarán la iglesia.

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