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Sendas de hierro

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El puente de Baúl recupera el paso del barranco y enlaza los caminos de la vía verde de la sierra de Baza

Juan Enrique Gómez

Domingo, 21 de agosto 2016, 03:08

Las traviesas trasmiten el sonido y la vibración de los pasos que, al otro lado del barranco, inician un recorrido de 145 metros sobre decenas de placas de metal remachadas entre sí. Se mueven, contraen y expanden como si tuviesen vida propia. Caminamos sobre la estructura que durante 78 años permitió salvar los 33 metros de profundidad de los tajos bajo los que discurre el arroyo de Baúl y que las locomotoras y vagones del ferrocarril entre Guadix y Almendricos, en la provincia de Murcia, lograsen vadear la profunda grieta que marca de forma transversal el altiplano granadino. Es el puente de hierro de la localidad de Baúl, una pedanía de Baza que creció alrededor de su estación de indudable estilo británico y que conserva las esencias de tiempos en los que sus vecinos marcaban las horas en base al paso del tren.

El puente de Baúl es una compleja estructura de hierro forjado, diseñada en los talleres de archiconocido Alexandre Gustave Eiffel y ensamblada en 1907 para completar el tramo entre Guadix y Baza, en la línea que durante gran parte del siglo XX unió Granada con Murcia. Ahora, en la segunda década del siglo XXI, experimenta una nueva etapa al convertirse en uno de los principales atractivos de la bautizada como vía verde Sierra de Baza, que desde la antigua estación de Gor recorre 50 kilómetros hasta llegar a El Hijate, tras pasar por Baúl, Baza y Caniles. El puente, al igual que todo el trazado de la vieja vía, tiene una nueva oportunidad para seguir siendo eje de conexión de un territorio complejo, en el que se suceden los ecosistemas áridos con islotes ecológicos entroncados en la Sierra de Baza.

Tránsito

Los vecinos de Baúl recuerdan el paso de los trenes y como a partir de la Navidad de 1984, la atronadora voz de las locomotoras fue sustituida por un silencio permanente. Pero a pesar de que las vías y sus traviesas desaparecieron del puente y el trazado ferroviario, no han dejado de transitar sobre una estructura que forma parte del paisaje, inherente en el devenir del día a día, porque aún es la forma de conectar entre casas y tierras situadas a ambos lados de los tajos del arroyo. Ahora, a ese uso cotidiano se suma la presencia de personas que desde Gor y Baza recorren los caminos que ocuparon los viejos raíles para conocer los paisajes del noreste granadino, y observar los restos de elementos industriales que se suceden a ambos lados de las estructuras, como tomas de agua, cambios de agujas ferroviarias, y elementos que durante décadas fueron esperanza de futuro de una comarca.

En Baúl, junto al puente, se respiran todavía los aires de la modernidad de las primeras décadas de la industrialización e internacionalidad del sureste ibérico, cuando el principal eje de comunicación fue creado por una empresa que llevaba por nombre, The Granada Railway Company Limited, una filial de la llamada The Great Southern of Spain Railway (El gran ferrocarril del sur de España).

El 31 de diciembre de 1984, el tren del altiplano hizo su último viaje y dejó atrás estructuras que tres décadas después son parte fundamental de la imagen y de un territorio en el que pueden volver a influir con nuevas formas de comunicar y observar el paisaje.

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